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LA SAREB

La Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria – SAREB, es una sociedad anónima creada en noviembre de 2012 para ayudar al saneamiento del sector financiero español, y en concreto de las entidades que arrastraban problemas debido a su excesiva exposición al sector inmobiliario. Su razón de ser fue comprar los activos inmobiliarios tóxicos (impagados) de la banca española para su saneamiento, de todas modalidades y actividades, constituyéndose por un periodo que no podía ser superior a 15 años, tiempo estimado suficiente para dar salida a todos los activos.

En teoría, los inmuebles deberían estar amortizados por las entidades bancarias recapitalizadas en: 80% en suelo, 65% en promociones sin terminar y 35% viviendas acabadas. Los bancos vendieron a la SAREB sus activos inmobiliarios más problemáticos, con un importante descuento, que en muchos casos coincidía con las amortizaciones parciales que ya habían realizado sobre cada inmueble o préstamo impagado. Limpiaron sus balances con pocas pérdidas adicionales, y traspasaron sus problemas a la SAREB.

Los importes traspasados a la SAREB al 31-12-2011 fueron los que se indican a continuación que, salvo el caso del Banco Popular, corresponden a Cajas de Ahorros, centenarias organizaciones de reputado hacer y solvencia, hasta que al amparo de la ley socialista de 1985 conocida como “Ley de Cajas”, fueron tomadas al asalto por caciques, autonomías, políticos y sindicatos, para uso propio, proyectos faraónicos, sueños volatilizados y esplendor de unos cuantos amigos, conocidos y postulantes a favor de la causa del momento, teniendo que ser rescatadas por las arcas públicas. Fuente de datos: Banco de España, elaboración propia.

Como el power point lo aguanta todo, el FROB hizo una Nota de prensa el 29-10-2012 en la que se decía que “la rentabilidad sobre el capital (ROE) prevista para el conjunto del proyecto en un escenario conservador se estima en torno del 14-15% …. De acuerdo con este plan de negocio, la Sareb se constituirá como una sociedad rentable gracias a una gestión eficiente y profesional de los activos que le serán transmitidos por las entidades financieras y que llevará a cabo el equipo directivo seleccionado a tal efecto entre profesionales y expertos de reconocido prestigio”.

Los socios iniciales fueron: Santander y Caixabank con el 17,8% y el 12,8%, respectivamente. Sabadell (7,2%), Popular (6,2%), Kutxabank (2,7%) e Ibercaja (1,5%). Tres inversores extranjeros (Deutsche Bank, Barclays y la aseguradora AXA); otros siete bancos españoles (Bankinter, Unicaja, Cajamar, Caja Laboral, Banca March, Cecabank y Banco Cooperativo Español); y cuatro aseguradoras (Mapfre, Mutua Madrileña, Catalana Occidente y Axa). El Estado, a través del FROB tiene el 43,1% del capital. Solo BBVA no entró en su capital, pese a las muchas presiones recibidas, porque estimaba no ser una inversión rentable y porque consideraba que «contamina a los bancos buenos». Fue una decisión acertadísima del entonces presidente de BBVA, Francisco González, posteriormente denostado por otros temas.

Un banquero, de los que sí saben de banca, Alfredo Sáenz, entonces CEO del Banco Santander, ya antes de acabar el año, reconocía que esperaba perder su inversión en el banco malo debido a los costes financieros del apalancamiento que lo acompañaba y a la falta de operaciones.

Desde el primer momento se montó una macro organización de reconocidas personas del mundo político y de las finanzas, como si se tratase de una multinacional, algunas de ellas fichajes de relumbrón que, por sus anteriores cometidos profesionales, debían cobrar un dinero muy importante, similar al que se pagaba en la empresa privada en estos sectores. Glamour, corbatas de colores, rostros televisivos, personas con una inexperiencia supina en el manejo de liquidación de activos financieros. Además, se olvidaron de lo fundamental: “Cuando el tabernero vende la bota, o sabe a pez o está rota”.

Activos problemáticos, inacabados, sin licencias, promotores inmobiliarios presionando por sí mismos y mediante terceros para que no les ejecutasen los créditos, concursos de acreedores, viviendas en barrios marginales, con problemas jurídicos, propiedad múltiple o mancomunada, sin inscribir, algunos de ellos no los conoce nadie, hay que localizarlos por GPS, ocupados, pendientes de lanzamiento, desmantelados en su interior, etc, etc. Y otro asunto al menos igual de importante: Mucho pensador en sillones de cuero, mucho manguitero haciendo formularios, y pocos vendedores profesionales a pie de calle, de los que saben todos los trucos de la venta inmobiliaria, que son muchos.

Varias ampliaciones de capital, planes de negocios encargados a consultores externos ¿para qué los fichajes en la dirección?, mala comercialización, sin márgenes de maniobra, establecidos por quienes no conocen el sector, mal incentivada la venta, no ha servido para reactivar el mercado inmobiliario, resultó un intento fallido.

En el año 2013 yo escribía: La SAREB es un pozo sin fondo que nunca dará beneficios …. Incluso se inventó una nueva norma contable ad hoc que permitía a la SAREB que las correcciones valorativas de las unidades de activos, netas de su efecto fiscal, se reconocieran en el balance con cargo a una cuenta del epígrafe ʺAjustes por cambio de valor”, dentro del Patrimonio Neto. El saldo deudor de esta cuenta se imputaría a la cuenta de pérdidas y ganancias cuando el resultado del ejercicio fuese positivo, sin considerarlo patrimonio neto negativo a efectos de disminución de capital o de disolución obligatoria por pérdidas, de acuerdo con lo dispuesto en la regulación legal de las sociedades de capital. ¿Quién fue el que dijo que en esta vida todo tiene solución, menos la muerte? Los menos optimistas dirían que es nadar en mar abierto para morir en la orilla. Técnicamente, la decisión de BBVA fue irreprochable.

Y efectivamente, ha muerto en la orilla; ahora tiene en su balance 140.000 activos tóxicos valorados en 30.000 millones de euros: ahórrenme calcular las pérdidas que vamos a soportar todos los ciudadanos españoles, porque ha llegado el momento de contabilizar la SAREB en las cuentas públicas, por lo que el Gobierno ha decidido nacionalizar esta compañía.

Otra vez que hay llamar la atención sobre lo qué y cómo se va a actuar:

  • Las entidades bancarias piden una indemnización por la pérdida de su capital. Mal empieza el tema, pues los negocios unas veces salen bien y otras salen mal; y en este caso no sabemos cómo ni en qué especie han cobrado quienes, además, limpiaron su balance y, por consiguiente, su solvencia.
  • La nacionalización de una entidad financiera, aunque en este caso sea inmobiliaria, es el sueño dorado de Podemos. A ver si vamos a salir de Málaga y entramos en Malagón, que es un pueblo manchego que produce unos extraordinarios garbanzos, pero hasta ahí. Ahora, además de legos en la materia, podría ser gestionada por políticos y sindicalistas, y en temas empresariales a los más tontos hay que situarlos en dónde menos daño hacen, en la cúspide, dejando el trabajo y las decisiones a los profesionales.
  • Sea la que sea la decisión que se tome, será censurada por unos o por otros. Por eso, hay que hacerlo de una forma profesional, en el Congreso, con luz y taquígrafos, y una oposición que realmente controle al Poder Ejecutivo, sabiendo que es una partida que se juega con los dineros de los contribuyentes.

Quien esto escribe fue la primera persona en España en montar una estructura de venta de este tipo de inmuebles en las crisis, que las hubo, en los años 80 y 90 del siglo pasado. Algo sé de esto. Y de que todo lo que huele a cemento, huele a sobreprecio y corrupción.

Antonio Campos

Publicado en EL DIESTRO el 01-02-2022

Publicado en PUERTA DE MADRID EL 04-02-2022

Mejor Erdogan que Sánchez

Por Jesús Cacho en Vozpopuli del 17-11-2021

“Créeme, es un tipo cojonudo”. Es la media verónica con la que Carlos Torres, presidente del BBVA, solía rematar su explicación cuando un colega se atrevía a preguntar por las razones del nombramiento de Onur Genç, un ejecutivo turco con escaso conocimiento del español, como consejero delegado de la entidad. En los últimos tiempos, el mercado se ha llenado de rumores en torno a eventuales desavenencias entre los dos máximos directivos del banco, un distanciamiento que se habría saldado con el creciente protagonismo del consejero delegado y un cierto eclipse de Torres, un hombre que proyecta una preocupante imagen de aislamiento en los últimos tiempos.

Crear riqueza o repartir miseria

El escepticismo con el que el nombramiento de Genç fue recibido entre la comunidad financiera española ha ido siendo sustituido paulatinamente por el elogio casi unánime: “El turco es un tío muy bueno”. Tan bueno, que nadie ha dudado en concederle todo el protagonismo en la decisión de BBVA de lanzar una OPA por el también turco Garanti, al objeto de elevar su actual participación del 49% hasta el 100%. Sorpresa y desconcierto en los madriles. Sí, es verdad que los manuales dicen que Turquía es un país de casi 85 millones de habitantes, con una población mayoritariamente joven, con alto potencial de crecimiento y un grado de bancarización escaso, ergo un territorio donde hay mucho margen para un banco cuya especialidad es la banca comercial que, además, compra a un precio muy atractivo.

Un argumentario que resultaría definitivo si el amo de Turquía no fuera un tal Recep Tayyip Erdogan, 67 años, un sátrapa en toda la extensión de la palabra, un neo sultán decidido a arrasar con la obra liberalizadora de Kemal Atatürk, padre de la moderna Turquía, para entronizar su poder personal sin límites legales que valgan. Un islamista conservador que lleva 20 años intentado moldear el país a su antojo y a quien en los últimos tiempos parece haber abandonado la diosa Fortuna.

El escepticismo con el que el nombramiento de Genç fue recibido entre la comunidad financiera española ha ido siendo sustituido paulatinamente por el elogio casi unánime: “El turco es un tío muy bueno”

Todo, en efecto, parece irle mal en los últimos tiempos. Desde la salud (se dice que ha superado un cáncer de próstata cuyos efectos son visibles en su aspecto desmejorado, sus ocasionales temblores y sus despistes) hasta la economía, pasando por la política. La lira turca ha perdido la mitad de su valor desde 2018, la inflación ronda el 20% y las cifras de paro oficiales rebasan ya el 15%. De la Turquía a la que hasta hace escasas fechas acudían alegres los inversores queda hoy poco. Aquel era un país en paz con sus vecinos, reñido con la corrupción, empeñado en la modernización de sus infraestructuras y serio candidato a entrar en la UE. Era la Turquía admirada y amable que Erdogan se ha llevado por delante.

Amo y señor, Erdogan mete su larga mano en la economía con resultados desastrosos para el país. Impide a su Banco Central subir tipos para controlar la inflación, nombra y despide a altos cargos de la entidad a su antojo, y acusa de las dificultades por las que atraviesa el país a “intereses extranjeros empeñados en desestabilizar Turquía”. Que en estas circunstancias el BBVA haya decidido poner más huevos en la cesta turca no deja, por eso, de causar perplejidad, sentimiento traducido en el castigo sufrido por la acción en Bolsa.

“Es curioso lo ocurrido”, relata un alto ejecutivo bancario extranjero. “Vendes tus intereses en Estados Unidos, un mercado muy maduro pero muy seguro, porque te lo compran a muy buen precio. Sacas una pasta (11.600 millones, con una plusvalía extraordinaria) y después no sabes qué hacer con ese dinero, no sabes dónde invertirlo, el Sabadell te parece una operación arriesgada, y resulta que al final acabas comprando en Turquía. Que me lo expliquen…”.

Problemas con la salud, problemas con la economía y problemas aún mayores con la política. Cuando quedan menos de dos años para las próximas elecciones, las encuestas atribuyen al partido de Erdogan, el AKP, alrededor de un 30% en intención de voto, muy lejos de los resultados de las últimas presidenciales que ganó en primera vuelta con el 53% de los emitidos. Los turcos, sobre todo la Turquía joven, empiezan a dar síntomas claros de cansancio con un autoritario inestable, provocador, capaz de insultar a políticos democráticos de primer nivel, capaz de llamar “nazi” a Angela Merkel, de calificar de “loco” a Macron, de promover un boicot a los productos franceses y de amagar recientemente con expulsar a una decena de embajadores occidentales. Lo peor: que ha iniciado una política exterior expansiva y muy agresiva con sus vecinos, mientras arma a su ejército hasta los dientes. Un riesgo claro para la paz en la zona.

Amo y señor, Erdogan mete su larga mano en la economía con resultados desastrosos para el país. Impide a su Banco Central subir tipos para controlar la inflación, nombra y despide a altos cargos de la entidad a su antojo. Aspectos todos que, muy grosso modo, dibujan un panorama preocupante para cualquier inversor que se plantee establecerse en Turquía a largo plazo. ¿Cómo encontrar seguridad jurídica en un país controlado por un tipo que acentúa sus perfiles de duro para consumo interno, mientras se disculpa sin recato ante las cancillerías importantes cuando mete la pata con sus exabruptos en política internacional? Su máxima es tan simple como brutal: todo lo que sea necesario para conservar el poder.

Les suena, ¿no? En realidad, Erdogan es un experto en supervivencia, un tipo al que solo importa el poder. “Es capaz de contradecirse, de cambiar de posición con respecto a Washington o Moscú, de querer entrar en Europa y despreciar a Europa, de mostrarse por la mañana islamista, por la tarde nacionalista y al día siguiente occidental puro… Todo según convenga a sus intereses”, escribía este lunes Delphine Minoui en Le Figaro. También les suena, ¿no?

Su estrella política está dando síntomas de agotamiento, pero eso no significa en absoluto que el control que ejerce sobre Turquía vaya a decaer. Rodeado de un pequeño círculo de su máxima confianza, temeroso de eventuales traiciones, Erdogan sigue siendo el único responsable a la hora de la toma de decisiones. Todo pasa por él. Nada se le discute. Nadie se atreve a sacarle de un error o advertirle de una equivocación, a pesar de que sus lapsus mentales son cada vez más notorios.

En ese círculo íntimo cobra cada día más fuerza su yerno, Berat Albayrak, y su propio hijo, Bilal, director de la Fundación de la Juventud Turca. La corrupción asoma por doquier. Peor aún: a pesar de que la oposición empieza a contar con serias posibilidades de derrotarlo en las urnas, son muchos los que creen que, llegado el caso, sería capaz mediante los cambios legislativos oportunos de convertirse de iure en lo que ya es de facto: en un dictador, estableciendo una auténtica dinastía familiar en el “trono” de Ankara.

En estas condiciones, invertir casi 10.000 millones por hacerse con el 100% de un banco en Turquía, “un régimen de un solo hombre”, supone asumir un riesgo político muy elevado. “Hace un año pudo comprar el Sabadell a precio de ocasión. Hubiera acrecentado el beneficio por acción, fortalecido su deficiente negocio en España y equilibrado su perfil de riesgo”, escribía ayer Carmelo Tajadura. Es verdad que la jugada podría salirles bien, Audentes fortuna iuvat, que el mundo no está hecho para los cobardes.

Onur Genç es un McKinsey, un hombre aferrado a su tabla de cálculo capaz, como todo Mckinsey, de venderte un frigorífico en el polo y justificártelo, pero aun así el riesgo se antoja demasiado grande. ¿Qué relación existe entre Onur Genç y Tayyip Erdogan, si hay alguna? ¿Hay algo al respecto que BBVA no haya contado a los inversores? En definitiva, Carlos Torres y el BBVA han preferido invertir en Turquía antes que en España.

Han demostrado tener más confianza en Turquía que en España. Mejor Erdogan que Sánchez, con todo su parecido. Supongo que el asunto dará que pensar en el Gobierno, si es que hay alguien que piense en este Gobierno, y probablemente también en Fráncfort y en la propia plaza de la Cibeles. Si la operación saliera mal, los costes serían muy altos para todos. Pero incluso si saliera bien, el caso daría para algunas consideraciones inquietantes: la que ofrecería un gran banco español -¿español?-, dirigido por un primer ejecutivo turco, con todo el poder en sus manos. Interesante conocer la opinión al respecto de Pedro Toledo y José Ángel Sánchez Asiaín.

Con Bildu no vamos a pactar

Pedro Sánchez ha sacado adelante los PGE con la ayuda de secesionistas catalanes y vascos. Libertad Digital escribe: «Los parlamentarios de Bildu han ayudado al Gobierno de Sanchez e Iglesias, con su rechazo a las enmiendas a la totalidad, a despejar la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado. De nuevo, se ha hecho evidente la alianza del PSOE con EH Bildu, cuyo portavoz, Óscar Matute, ha celebrado en la tribuna que estaban dando el «primer paso» en la reversión «del modelo neoliberal». Desde el País Vasco, el líder de Sortu y parlamentario de EH Bildu, Arkaitz Rodríguez, que ha pasado ocho años en la cárcel por pertenecer a ETA, ha sido más claro: en un pleno celebrado en el Parlamento Vasco, ha afirmado que su partido «va a Madrid a tumbar definitivamente ese régimen en beneficio de las mayorías y los pueblos”.

Durante su intervención en un debate sobre una iniciativa para reclamar una «profunda» reforma fiscal, el dirigente de EH Bildu ha criticado la postura del PNV en Madrid contrastándola con la suya: según Rodríguez, EH Bildu no tiene ninguna intención de «imitar» al PNV a la hora de intervenir en la política española. «No te equivoques; vosotros vais a Madrid a mendigar “vacaciones fiscales”; y nosotros, a arrancar derechos sociales y laborales», ha advertido».

No digo que sea el motivo, pero al menos es coincidencia que Sánchez ya ha acercado al País Vasco a 103 etarras: 25 de ellos con delitos de sangre y 111 asesinatos, entre ellos, socialistas que murieron defendiendo la unidad de España. ETA mató cuarenta y tantas personas durante el franquismo, y ochocientos y pico durante la democracia, lo que quiere decir que su lucha es contra la democracia, su objetivo es otra dictadura de izquierda en la República de Euskadi. Y ETA era una organización criminal asesina por mucho que ahora socialistas, podemos e independentistas quieran “blanquear” sus acciones, como si hubieran sido monjas hermanitas de la caridad. Que no te engañen, los etarras eran asesinos, con todos los agravantes que imaginarte puedas.

Algunos altos cargos socialistas se han manifestado públicamente en contra de este pacto con Bildu, pero ahí se queda la cosa, en buenas palabras, pero en ninguna acción para poner freno a una situación política parecida a la que llevó a España al golpe de Estado del General Franco, eso sí, contra una República que ganó unas elecciones municipales, y por tanto no generales, amañadas con actas falsificadas.

García-Page rechaza el pacto con Bildu: «Los que han atacado la vida han sido una línea no roja, sino muy negra», y afirma que no da validez al acuerdo con la formación abertzale porque no entiende los actos que se consiguen en base a la «extorsión política o la tortura política».

Paco Vázquez, exalcalde de La Coruña, socialista y católico, defiende que el pacto entre el PSOE y Bildu “ha abierto los ojos a mucha gente”. No lo sé, porque tengo un amigo al que conozco desde que teníamos seis años, desde la escuela, que tuvo que ponerse a trabajar a los doce años, de pinche de camarero, cargando las barras de hielo al hombro, sobre un saco de arpillera para que paliara algo el frio que penetraba hasta los huesos. Ha trabajado mucho para sacar adelante su familia. Socialista convencido desde su juventud, es una buena persona en el más amplio sentido de la palabra. Pero defiende el pacto con Bildu y con los independentistas catalanes porque “es la única forma de que la derecha no alcance el poder”, lo que es lo mismo, mejor la compañía del diablo, el desmembramiento de España como nación, el paro y la miseria de las subvenciones de esclavos europeos del siglo XXI, a que gobiernen ideas liberales.

En esta lucha por la independencia del País Vasco, hay en juego otro tema muy importante. El deseo del PNV, y del resto de partidos independentistas vascos, por hacerse con el poder del BBVA. Los bancos españoles, todos, por unas u otras razones, pasan en estos momentos por un periodo delicado.

Una vez producida la fusión de CaixaBank y Bankia, los bancos españoles más importantes son:

El Santander necesita más capital; al frente, la mujer más poderosa de España y una de las más notables del mundo; hizo un master en Banesto, hundiéndolo y teniendo que fusionarlo para partir de cero; a finales del pasado año, antes de la pandemia del coronavirus, sus acciones cotizaban a 3,73 euros cuando venían de más del doble cuando era presidente su padre. Por cierto, el mismo día que ha anunciado el cierre de 1.000 oficinas y un ERE para 4.000 empleados, ha autorizado la compra de un avión privado con un coste de 46 millones de euros para el trasporte de su alta dirección.

BBVA ha estado perdiendo dinero en España y sus dos joyas, Turquía y México, han tenido problemas con los correspondientes reguladores y las provisiones que han tenido que realizar; ha hecho caja con su franquicia en Estados Unidos y tiene liquidez para afrontar una fusión como comprador; tiene al frente a una persona de marcada formación informática, que sustituyó a Paco González, quien invirtió miles de millones en banca por internet que, hasta la fecha, no ha producido el retorno esperado; la cotización cerró el año pasado a 4,983 euros a donde la llevó su predecesor desde los 12,73 euros en el año 2009; los vascos consideran que es “su” banco, y quieren recuperarlo a toda costa, como futuro Banco Nacional de la República de Euskadi.

Banco Sabadell era el banco de la burguesía catalana, un magnífico banco en operaciones de extranjero, perjudicado por el riesgo comercial de crecimiento, riesgos en construcción y empresas en dificultades; cotizaba a 1,04 euros a final del año pasado, desde los 3,87 euros del año 2009.

Y, a distancia, está Kutxabank, con sede en Bilbao, creado en 2011 como un Sistema Institucional de Protección (SIP) de las tres cajas de ahorros vascas: Bilbao Bizkaia Kutxa (BBK), Kutxa y Caja Vital, presidida por Gregorio Villalabeitia, procedencia Banco de Vizcaya.

En el mercado se han barajado diversas opciones sobre estos bancos; pero parece que la siguiente fusión va a ser BBVA con el Sabadell, cuyo Consejero Delegado procede del antiguo Banco de Bilbao, aunque me temo que va a quedar fuera de la cadena de mando del banco resultante, con lo que uno se quita de en medio a Ana Botín y al PNV, que no sé cuál es más peligrosos financieramente hablando, y el otro a la Generalitat, acabando así con discusiones o pactos secretos entre el gobierno nacional y los autonómicos nacionalistas. Esto no va a gustar al Gobierno, que lo que verdaderamente quiere es que su banquera Ana P. Botín absorba al BBVA.

Lo hasta aquí reflejado es la realidad del momento, nada que ver con ese apelativo de “trileros” con que la VP Carmen Calvo ha calificado a quienes no estén de acuerdo con sus ideas.

Nadie puede decir que catalanes y vascos no han dicho claramente lo que quieren, sin esconderse, con repercusión en todos los medios de comunicación y el respaldo del Gobierno actual, sí, respaldo, porque en caso contrario no hubieran pactado con ellos, por lo que no podemos llamarnos a engaño cuando se produzca, o bien los hechos anunciados, o una nueva conflagración entre hermanos, como ambos separatismos han dicho en repetidas ocasiones.

Y como bien recogen las frases que se enmarcan en las presentes líneas, Pedro Sánchez miente más que parpadea. De ahí todos los conflictos.

España en recesión

El mes de julio nos ha dejado una noticia que, aunque esperada, ha impactado en toda España y en toda Europa. Batiendo los peores pronósticos de todos los organismos públicos y privados, la economía española entra en recesión tras un desplome histórico del PIB del 18,5%, coincidiendo con el Estado de Alarma y la paralización de numerosas actividades económicas. Es la tercera vez en el siglo XXI en que la economía española afronta una recesión. Durante la crisis de 2008 entró en ella en dos ocasiones, la primera vez en el cuarto trimestre de 2018 (saliendo de ella en el segundo trimestre de 2009) y la segunda en el segundo trimestre de 2011; esta segunda recesión duró más tiempo, hasta el cuarto trimestre de 2013.

En tasa interanual, el PIB del segundo trimestre se contrajo un 22,1%, frente al descenso del 4,1% del trimestre anterior. Se trata del mayor retroceso interanual de toda la serie. Hasta ahora, la mayor contracción anual del PIB era la del segundo trimestre de 2009, cuando la economía española bajó un 4,4% interanual.

Los datos trimestrales muestran un hundimiento del consumo de los hogares del 21,2%, sin precedentes en la serie histórica, y un recorte del 22,3% en la inversión, con caídas del entorno del 25% o superiores tanto en el caso de la inversión en vivienda como en maquinaria y bienes de equipo. Las exportaciones retrocedieron un 38,6% respecto al segundo trimestre de 2019, en contraste con el descenso interanual del 6,1% experimentado en el trimestre anterior, mientras que las importaciones se desplomaron un 33,1% y venían de decrecer un 5,5% en el primer trimestre. La traducción es que nadie invierte porque no hay confianza alguna en las medidas que toma el Gobierno.

 

 

 

 

El PIB de la eurozona también sufre un histórico desplome del 12,1% en el segundo trimestre; Estados Unidos el -9,5%; Alemania el -10,1%, Francia el -14,1%, y el que más se acerca a España es México con el -17,3%.

El déficit del Estado se quintuplica en el primer semestre hasta 48.767 millones, el 4,36% del PIB. Los parados han aumentado más de un millón. Menos ingresos en Hacienda por importe de veinte mil millones de euros con motivo de menos cotizantes y por menor importe. Se compran los votos de vascos y catalanes con cinco mil millones de euros para tratar de aprobar los PGE, expansivos y “sociales”, contrarios a las premisas impuestas por la Unión Europea para hacer efectivo el rescate que por importe de 140.000 millones de euros nos ha concedido, casi la mitad de ellos en forma de préstamo que, la verdad, no se cómo vamos a pagar si no es renovando la emisión de Deuda Pública por los siglos de los siglos.

Lo peor de todo es que no se ve solución al problema. Las ideas expansionistas del gasto, la derogación de la Reforma Laboral, el trasvase dinerario de los que producen a los inactivos, nacionales e internacionales, legales e ilegales, el aumento de impuestos, no son soluciones válidas en estos momentos, en los que ni está controlado el asunto del coronavirus, ni el mercado laboral, ni la economía nacional.

Parece que no nos queremos dar cuenta que estamos en la mayor recesión del siglo XX/XXI, solo superada por la del año 1936, inicio de la Guerra Civil. Y que para salir de dónde nos encontramos, sería necesario deflactar los sueldos, los servicios (dormir en un hotel de cualquier costa española cuesta más que hacerlo en Madrid, Sevilla, o La Coruña), reinventar las empresas y concederles incentivos fiscales, unificar compras a nivel estatal y no diecisiete comunidades autónomas gastando en lo mismo a diferentes precios, hacer como Alemania después de la II WW, trabajar una hora más al día sin contraprestación económica. Todo esto es contrario el marxismo, leninismo y comunismo imperante hoy en España, pero es la única solución si no queremos que la economía empeore aún más, cuando en el último trimestre del presente año y en el primero del próximo, se acaben los ERTES y se multipliquen los Concursos de Acreedores, el cierre de empresas y las quiebras.

Los empleados también tienen que ser conscientes que un puesto de trabajo ya no es para toda la vida, debiendo reinventarse una y otra vez para no quedarse por el camino, por lo que la formación continua será esencial para estar al día y no quedarse obsoletos, además de la flexibilidad y la capacidad de adaptación. Además, el número de asalariados disminuirá con el paso de los años, mientras aumentará el de ‘freelance’ o colaboradores externos como autónomos.

Han pasado desapercibidas dos noticias de enorme importancia para España y para los españoles. Las dos entidades bancarias más importantes, Santander y BBVA, han presentado sus cuentas con pérdidas, con provisiones de hasta doce mil millones de euros en el caso del Santander que, estoy seguro, además de los deterioros por el coronavirus, esconde errores de concesión de créditos, otra vez más seguimos sin aprender y se antepone el riesgo comercial a la buena administración del dinero de los clientes.

Hoy es muy difícil ganar dinero haciendo banca en España, y en el mundo. Con los intereses tendente a cero, cualquier error en la concesión de una operación de crédito, hecha por tierra el trabajo de cien operaciones buenas. Y no digamos por qué los bancos siguen dando préstamos hipotecarios, en cuya concesión hay que ser un verdadero especialista, porque hay que tener en cuenta si hay menores, si hay ancianos, si hay algún discapacitado, si …. multitud de condicionantes, y encima luego no se puede disponer del inmueble hasta pasado un tiempo en el que se deteriora o es okupado por vividores de lo ajeno, con el apoyo moral y judicial de los partidos gobernantes.

Bien, en estas circunstancias de pérdidas, de persistir, podría llevar a ambas entidades a ser rescatadas o intervenidas, o dictaminarse su disolución o venta a un tercero por “cero” euros, como pasó con el Banco Popular Español. En el mejor de los casos, tendrán que tirar de las Reservas para compensar esas pérdidas, con lo que deberían hacer una ampliación de capital para mantener las ratios de solvencia. Porque el Fondo de Garantía de Depósitos no tendría dinero para pagar a todos los depositantes, por no hablar de los millones de accionistas que suman entre ambos bancos, que perderían todo su dinero. Y no se trata solamente de ellos, ambos bancos son acreedores de muchos partidos políticos, de muchos organismos oficiales, de grandes empresas, mantienen un elevado importe de Deuda Pública, y su teórica caída sería un golpe de incalculables consecuencias económicas.

Mientras todo esto ocurre, una concejala de Podemos del Ayuntamiento de Alicante dice que el uso del aire acondicionado es “micromachismo”. ¡Dios!, en qué manos estamos.

 

 

Fusión BBVA-Bankia

Reinando Isabel II, tras la Desamortización de Mendizábal en 1836 y la de Pascual Madoz en 1855, acogiéndose a la ley sobre Bancos de Emisión de enero de 1856, la Junta de Comercio de Bilbao, liderada por la familia Ybarra, promueve y funda jurídicamente el 19 de mayo de 1857, el Banco de Bilbao, con un capital de 8 millones de reales, en acciones de 2.000 reales, que fue cubierto por un total de 106 accionistas, como banco de emisión y descuento. En 1878, con Canovas del Castillo, pierde la facultad de emitir billetes propios y se reorganiza como banco de préstamos y descuento. Fue el primer banco que abrió sucursales en el extranjero, París en 1902 y Londres en 1918.

El Banco de Vizcaya se funda en 1901, como consecuencia de una escisión en las fuerzas financieras vizcaínas (problemas entre familias) y de su alianza con nuevos empresarios, participando varios consejeros del Bilbao en su constitución. El 01 de octubre de 1988 se firma la fusión del Banco de Bilbao y el Banco de Vizcaya para crear BBV.

Corporación Bancaria de España (CBE) se constituye en 1991 como sociedad estatal y entidad de crédito con estatuto de banco. Argentaria inicia su historia con un modelo de banca federada, pero en 1998 se integran Corporación Bancaria de España (ya privatizada vía OPVs), BEX (fusionado con BCI), BHE y Caja Postal en un solo banco: Argentaria. Todo ello, bajo el auspicio del Partido Popular, gobernante en aquellos años.

BBV y Argentaria se fusionan, por absorción de la segunda a la primera, el 25 de enero del 2000, cambiando la denominación social a BBVA y que, a través de su historia, es fruto de la compra de redes, absorción y fusión de más de cien entidades financieras. La última, creo recordar, fue la quebrada CatalunyaCaixa, controlada por los socialistas, con más saldo hipotecario en Mora que riesgo vivo, aportando al SAREB 12.000 millones brutos de préstamos promotor, que pasaron a valer 6.300 millones netos, y 8.000 millones de inmuebles adjudicados, traspasados por 3.000 millones de euros.

En mis años en el Grupo BBVA he conocido a dos grandes líderes, diferentes en la forma de ser y actuar, pero líderes natos. José Ángel Sánchez Asiaín, profesor, muy culto, diplomático, paternal con los empleados, un adelantado a su tiempo; y Pedro Luis Uriarte, el más listo de la clase, el que nos multiplicó la soldada, el más motivador, capaz de formar un ejército de fieles en media hora, que lo seguirían al fin del mundo. Fijaos si es listo que fue el que le coló el Concierto Económico Vasco al Gobierno Español en 1981, cuando era Consejero de Hacienda del Gobierno vasco del PNV, antes de llegar a BBVA.

 

 

Bankia es el lavado de cara de Caja Madrid, una caja de ahorros centenaria, de reputado hacer y solvencia, hasta que al amparo de la ley socialista de 1985 conocida como “Ley de Cajas”, fue tomada al asalto por caciques, autonomía, políticos y sindicatos, para uso propio, proyectos faraónicos, sueños volatilizados y esplendor de unos cuantos amigos, conocidos y postulantes a favor de la causa del momento, tuvo que ser rescatada por las arcas públicas con un importe superior a los cuatro billones (con b) de pesetas, 24.000 millones de euros, el mayor importe absoluto empleado en este tema en la historia de España.

Transcurridos muchos años desde los hechos, demandas y litigios de todo tipo, solo existe una sentencia “menor” por la que el Supremo condena por el caso de las tarjetas “black” a un total de 63 personas, de los cuales 29 con condenas superior a dos años, consejeros en representación del Partido Popular, PSOE, IU, Podemos, CCOO y UGT. Todos ellos, “representantes del pueblo”, algunos teóricos de primer nivel, pero pasó lo mismo que cuando un chavalillo quiere ser torero. Tiene técnica aprendida, maneja muy bien los brazos, se adorna una y otra vez, todo ello en la escuela taurina y en el toreo de salón. Pero cuando sale un toro con dos buenos pitones a una plaza de primera, se apartan novilleros y sobresalientes, y tiene que ser un torero bregado, con experiencia en muchas plazas, el que salga a matar el toro. En este caso, el diestro elegido fue Goirilgolzarri, extraordinario profesional que fue en BBVA, en una época en la que se pagaba algo por el Pasivo y se cobraba mucho por el Activo, con márgenes muy elevados y Resultados que crecían exponencialmente de un año para otro.

Escogió para acompañarle una cuadrilla de primer nivel, se le prestó todo el dinero que pidió, porque más de la mitad de los activos traspasados a la SAREB eran suyos, 38.000 millones de euros brutos en crédito promotor, neto 20.000 millones; e inmuebles adjudicados por valor de 12.000 millones brutos, que supusieron 4.800 millones netos.

Goirigolzarri es una persona cercana al PNV, culta, amable, afable, educada, dominador de la banca comercial cuando se gastaban zapatos en la calle, lleva las cifras del banco en la cabeza y siempre tiene una sonrisa a flor de boca. Su frase favorita era “ayudadme a mí para que yo pueda ayudaros a vosotros”, que traducida quería decir que había que conseguir unos exagerados objetivos personales para que la suma de todos alcanzase a superar los suyos, y así poder recompensar a sus más directores colaboradores, manteniéndose la cascada correspondiente.

Pero con unos tipos de interés muy bajos y una nueva morosidad muy alta, en todo el sector, inversiones en construir campo de futbol en África dejan más rentabilidad y se brinda con champán cuando se firma la operación, pero muchas veces se acuerda uno de los muertos de quien gestionó esos préstamos cuando hay que contabilizarlos en impagados, que no digo que sea el caso porque lo desconozco, pero ejemplos hay a montones en todas las casas.

En resumen, no ha cumplido objetivos y no tiene músculo para devolver el dinero que el Estado les prestó. Si Bankia fuera una empresa industrial cualquiera, tendría que presentar Concurso, al no poder pagar puntual y dinerariamente sus compromisos de pago.

Acabo esta introducción para saber quién es quién en este juego, manifestando, una vez más, que a quienes verdaderamente se rescató en la crisis anterior, no fueron a los Bancos, sino a los clientes de las Cajas de Ahorro, que hubieran perdido su dinero si la institución hubiera realmente quebrado, porque el Fondo de Garantía de Depósitos no ha tenido dinero, ni tendrá nunca, para pagar todos los depósitos de las Cajas intervenidas. Y que esto lo diga un analfabeto funcional, vale; pero que lo pregone el VP del Gobierno, Pablo Iglesias, es mentir descaradamente, porque ese sabe un rato de eso. “Miente, miente, miente, que algo quedará, cuando más grande sea una mentira, más gente la creerá”, la frase es de Josep Goebbels, pero tratándose de dictadores lo mismo da que sean de derechas que de izquierdas.

Desde que tomó posesión el actual gobierno sanchista-comunista, quieren crear un Banco Público, aprovechando la infraestructura del ICO o de Bankia, en cuyo capital tiene mayoría el Estado. Como los votos de esa coalición no suman suficientes para mantenerse en el poder, necesitan el apoyo de independentistas, secesionistas, proetarras y resto de la ultraizquierda nacional, y del PNV, partido de derecha, fundado en 1885 por Sabino Arana, nacionalista, liberal y demócrata cristiano, personaje que por sí solo da para llenar muchas páginas de escritura.

El objetivo a muy corto plazo del PNV, aprovechando el Gobierno actual por si cae antes de terminar la Legislatura, es forzar una fusión endilgándole Bankia a BBVA a toda costa, para que lo controlen ellos y, a futuro, lo conviertan en el Banco de Euskadi. Es probable que sea en pago a las últimas declaraciones del lendakari Urkullu, textuales: «Yo no soy español, sólo me siento vasco», y de Pablo Iglesias defendiendo la independencia del País Vasco y de un referéndum independentista. Hay que recordar que en las elecciones autonómicas de ayer, entre el PNV y los proetarras de Bildu obtuvieron el 70,6% de los escaños, que sube al 78,6% si sumamos los de Podemos.

Cuando una empresa alcanza su nivel de incompetencia, la solución es una fusión; y a empezar de cero. En los antiguos Banco Bilbao y Banco Vizcaya, había, y sigue habiendo en BBVA con sangre renovada, distinguidos alumnos de La Comercial de Deusto, del PNV y del Opus, estos últimos en Recursos Humanos, principalmente. Gente muy preparada, y muy vasca.

Podemos apoyaría esta operación, primero porque solucionaría el problema de Bankia, que al ritmo que va, no va a poder devolver el préstamo del Estado en la vida; segundo, porque el Estado tendría un porcentaje importante en el capital del nuevo Banco, lo que le permitiría tener Consejeros adictos y pagar algún que otro favor a alguien; tercero, porque podrían copar la Comisión Delegada de Riesgos y convertirse en un pozo sin fondo de financiación del régimen imperante; cuarto, porque sería una basa en la que se apoyara la república de nación de naciones a la que aspiran; y quinto, porque tendría controlado al PNV con la zanahoria con la que se engaña al burro para que ande y no se le da hasta que en el momento oportuno quiere el dueño.

Como el power point lo aguanta todo, en el estudio previo aparecerían sinergias, ahorro de gastos y mil y una transparencias en la que todo es muy bonito y se va a ganar mucho más dinero. Ya han empezado las noticias interesadas en la prensa, incluso el BCE, que se quitaría otro problema de en medio, pregona que sería la fusión más barata gracias a ser la que menos provisiones adicionales necesitaría, la que menos tendría que aportar en activos fiscales diferidos, y la segunda que menos costes de reestructuración de oficinas y plantilla tendría, dentro de una posibilidad de fusiones de entidades españolas. Recuerden lo que iba a aportar el Banco Popular Español a la Cuenta de Resultados del Santander, y la realidad de lo que ha sido.

Porque no siempre las cosas salen como uno desearía y los problemas de una fusión, empezando por la integración de los sistemas informáticos, son más costosos y problemáticos de lo previsto. A título descriptivo y no limitativo, la duplicidad de los Servicios Centrales, Territoriales y de Zona o Provinciales, despido masivo de empleados y su repercusión social, cierre de miles de oficinas, teletrabajo incluso desde países del tercer mundo, recortes de todo tipo en los gastos generales, morosidad de los mismos clientes en ambos bancos, total de deuda soberana por encima de lo prudencial, derivados con pérdidas, falta de ritmo de venta de los inmuebles en propiedad, al haberse actualizado balances hace pocos años y estar en muchos casos el precio contable por encima del de mercado, misma situación en la enajenación de los inmuebles adjudicados por impagos, reclamaciones judiciales pendientes de hechos anteriores, se pierde mucha inversión pues al sumar los riesgos de los clientes en las dos entidades, el porcentaje en CIRBE es excesivo, en el momento que se acaben los ERTES va a subir el paro de una forma exagerada y, en consecuencia, la morosidad a partir del primer trimestre del próximo año; letreros, cartelería, merchandising e impresos nuevos, amortizando de golpe los antiguos, intereses muy bajos, incluso negativos y rentabilidad inferior al coste del capital, que perjudican al ahorrador e invitan al endeudamiento, el sector de la construcción empieza a mostrar claros síntomas de agotamiento influido por una coyuntura económica delicada, normativa jurídica que protege al mal pagador, al moroso y al malintencionado, Bankia está estancado y BBVA tampoco está para tirar cohetes, porque no es capaz de crecer rentablemente.

A todo eso hay que añadir las sabias palabras del que fue Director de Comunicación del Grupo BBVA durante muchos años, Antonio López, que sabe y guarda muchos secretos financieros y políticos de alto voltaje: “Las fusiones son una especie de guerra civil y, si sobrevives, te llevas en la mochila el peso muerto de los desengaños”. Sabe más el diablo por viejo que por diablo.

En las circunstancias actuales, la acción BBVA perdería mucha cotización sobre el precio de estos momentos, porque Bankia no aportaría nada sustancial que mejorara la eficiencia y la rentabilidad, al revés, sería un gran problema; y si todo estuviera “atado” ya en España, los únicos que pueden pararlo son los 308 accionistas de BBVA que tienen más de medio millón de acciones y que totalizan mayoría suficiente con el 61% del capital, de los que los diez mayores son grandes fondos de inversión que operan a nivel mundial, a los que se podría unir UNITER, la Asociación de exempleados, que alcanza una representación de unos tres millones de acciones.

Y, en mi opinión, dejarse de viejas glorias a los que, como a todos, les tiene que llegar algún día la bien ganada jubilación, y asentar la españolidad de BBVA en Madrid, fusionándolo con algún importante y saneado banco transfronterizo de implantación europea. Cualquier cosa que no sea eso, será un brindis al sol para que un psicópata siga gobernando España.

 

 

Alicia en el país de las maravillas

Pues parece ser que sí, que el partido sanchista tiene mucho que callar cuando la vicepresidenta Nadia Calviño insiste en la fusión BBVA con Bankia, y a Carlos Torres no se le pone al teléfono el presidente del Gobierno, nuestro Venerado Líder Supremo. Esta fusión es un antiguo deseo del PNV y de Podemos, el primero como futuro Banco Nacional Vasco de la republiqueta euskaldún, en contra de lo que piensan los dueños de ese banco, que son fondos de inversión extranjeros, y Podemos, una vez hecho con el control de ICO para, como ha dicho con ironía pero con la mala leche que caracteriza a todos aquellos que tienen defectos físicos, Echenique, el indigente de Podemos que peor ha salido económicamente hablando, “¡Buenos días! Marcho ilusionado al trabajo. Hoy toca preparar 50 referéndums de autodeterminación para romper España en 50 repúblicas socialistas soviéticas independientes. Lo llamamos «diálogo» para despistar. ¡Feliz lunes!”. Todavía rueda por Barajas el fantasma de las cuarenta maletas que Alí Balós vió pasar delante de sus ojos.

Como todos los días hay suficientes noticias para poder autoproclamarse tontos al menos durante veinticuatro horas, hoy sabemos que más de nueve mil familias no pagan los alquileres sociales a la Consejería de Vivienda de la Comunidad de Madrid, por ochenta millones de euros. De ellas, 5.550 familias no quieren asumir los compromisos firmados en su momento y pretenden que se les rebaje su importe; y otras 3.700 familias, por importe de 35 millones de euros, no quieren pagar de ninguna manera. Por lo que se ve, lo que hay en España es de los españoles, del que lo coja, pero no cojeando sino asiéndolo pese a quien pese y sea de quien sea. Me acuerdo de aquel empleado de banca mexicano que decía: “Al moroso, ni descanso ni reposo”, era del PRI y estaba, igual que en España, en una “democracia oligárquica”, aunque aquí, afortunadamente, no hemos llegado a las “balanceras” en la calle.

Y otra, esta vez de corbata. El Tribunal de Cuentas, para el periodo 2006 a 2017, ha concluido que las subvenciones al carbón se gestionaron de forma irregular y sin control interno, habiendo desaparecido 1.786 millones de euros en ese periodo. No quiero saber quién ha administrado este dinero, por mi experiencia profesional de muchos años sé que no va a aparecer, que quien lo roba, lo desvía o lo confunde de destino, no lo va a dejar en ningún sitio al alcance de cualquiera para que sus “esfuerzos” no tengan recompensa final, pero sí me gustaría que, una vez demostrado y juzgado, cumplieran unos lustros de prisión sin permisos carcelarios de ningún tipo, devolviendo a la sociedad, al menos moralmente, aquello que a la sociedad les han robado.

¡Qué tonto soy! Todavía me gusta leer Alicia en el país de las maravillas.

 

 

Crónica dulce en el Palacio Euskalduna

Mañana era el gran día. Una Junta General en la que la mesa de presidencia tiene mayoría absoluta de voto de los accionistas, como en todas las Juntas de las grandes empresas, solo es un trámite que únicamente puede verse alterado por alguna intervención de algún pequeño accionista que tiene pendiente una minúscula reclamación personal que pasa desapercibida en el total del acto.

En esta ocasión, iba a ser distinto. El riesgo reputacional estaba en juego, así como la inmovilidad del nuevo presidente, y del Consejo de Administración en su conjunto, sin entrar en detalles del trabajo de esos 150 profesionales que buscan, y no encuentran, justificante alguno de los hechos y facturas que aparecen en las grabaciones del excomisario Villarejo, que ya no se si existen, si no existen, si se han volatilizado en humo negro o si se han pagado por el botones de Zarza de Alange que, de siempre, ha sido el culpable de todo lo malo que pasaba en el banco.

A mis dos artículos anteriores:

https://ancamfer.wordpress.com/2019/01/17/etica-y-bbva/

https://ancamfer.wordpress.com/2019/03/06/la-vela-varada/

tengo que añadir la nueve ingeniería literaria de abandonar “temporalmente” los cargos que FG tiene en el banco y en la Fundación BBVA, y que “ayudará a entender con qué rigor, falta de interés personal y compromiso hemos trabajado durante tanto tiempo”, lo que presagia que los tan nombrados documentos nunca van a aparecer, para poder volver por la puerta grande, además de restregárselo por la cara a más de uno porque, es la ley, salvo con Hacienda y con la Ley de Violencia de Género, todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario.

La jugada es maestra, para aplacar los ánimos de la Junta General y para la ratificación en sus puestos del nuevo presidente y del nuevo CEO. Solo podría verse empañada si, a futuro, los demandantes que han acudido a los tribunales consiguen una sentencia favorable a sus intereses, y de esa pena solicitada de entre dos y cuatro años de cárcel, el juez considera que es justicia una condena a prisión.

 

 

Hoy jueves, todos los periodistas e invitados a la Junta de mañana, cenarán tranquilamente, sabiendo que, como decía un vasco, “nunca pasa nada” y que mañana tendrán que hacer una crónica dulce, en vez de la que se esperaban fuera discusión caliente en el Palacio Euskalduna.

 

Publicado en el Blog de Campos el 14-03-2019

 

La vela, varada

El próximo viernes día quince de marzo está prevista que se celebre la Junta de Accionistas de BBVA. Como directivo de ese grupo empresarial, he asistido a ese acto durante muchos años, y por tanto, se cómo funciona el asunto, quienes son los que están presentes y qué o quienes son los que delegan el voto en el presidente del banco. A continuación, dos reseñas periodísticas de estos días:

BBVA ha incumplido el requerimiento del magistrado de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón, de remitirle antes del día 18 de febrero todos los contratos que mantuvo con el excomisario José Manuel Villarejo. Concretamente, el juez remitió un escrito al banco el pasado día 14, en el que le solicitó toda la documentación sobre los contratos que estableció con grupo Cenyt, holding empresarial del excomisario, y toda la documentación que la red societaria comandada por el exespía remitió a la entidad durante los años que trabajó para ella. (El Economista).

 

 

Carlos Torres afronta su primera Junta de Accionistas como presidente del BBVA. La cita será el próximo viernes 15 de marzo en Bilbao, y ha provocado la histeria colectiva en la entidad. Por un lado, Torres ya no sabe cómo justificar que 150 profesionales -algunos desde julio- lleven investigando el escándalo FG-Villarejo y no hayan encontrado absolutamente nada. Ni siquiera las facturas que el banco pagó a Cenyt, la empresa del excomisario. Recuerden que los 150 investigadores tienen vía libre para analizar toda la documentación que estimen oportuna, tal y como declaró el propio Torres durante la presentación de resultados del banco, en febrero.

La plantilla, por su parte, no es ajena a lo que sucede y está recibiendo presiones para conseguir delegaciones de voto de los clientes que, además, son accionistas del banco. Torres quiere evitar que la asamblea se convierta en un voto de castigo a FG… y a él mismo. No olvidemos que entre los puntos del orden del día está la reelección de Torres y la ratificación del CEO, Onur Genç.

Para terminar, el hecho de que, si Torres continúa apoyando a FG, a las demandas ya interpuestas de Miguel Sebastián, Carlos Arenillas, José Domingo Ampuero y Luis del Rivero, podrían unirse otros damnificados. Y lo cierto es que el presidente del BBVA no ha dado ni un paso atrás y sigue confiando en Francisco González como el primer día. “Es mi guía y mi referencia”, aseguró el actual presidente hace algo más de un mes (El Confidencial).

No quiero volver sobre el tema de ÉTICA del que hablé el otro día. Si 150 profesionales, algunos desde julio, no han sido capaces de dar con los documentos y con las facturas correspondientes, o son muy malos profesionales, o no existen, lo que sería aún peor, si es verdad lo que aparece en las cintas y escuchas realizadas por el equipo del excomisario Villarejo. Y pondría en evidencia no ya al expresidente, sino al actual, a ciertos directivos sin cuya colaboración necesaria no habría podido llevarse a cabo, y al Consejo entero, estómagos agradecidos que pagan el puesto con su silencio, por acción u omisión de su deber para la buena administración de la empresa.

Siento, de corazón, escribir estas líneas, pero la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero, y la justicia ha de ser igual para todos, sin distinción de sexo, color, religión, pobres o ricos, de pertenencia a uno u otro partido. El metro mide cien centímetros para todos. FG debe abandonar todos los puestos, aunque sean honoríficos, que ahora disfruta; y en cuanto al nuevo presidente, dos sentencias populares llamadas refranes: “El que hace un cesto, hace cientos”; y “Una vez me jodiste debajo una oliva, no lo harás más veces mientras yo viva”.

 

Publicado en el Blog de Campos el 06-03-2019

 

 

 

 

Secretos negros de nuestra democracia

El periodo democrático español, iniciado a la muerte del General Franco, tiene grandes secretos, unos grises y otros negros, que solo conocen pocas personas y que callan, por diferentes razones. Esa es una de las causas por las que el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, campa a sus anchas y nadie se mete con él, pues se cuidó muy bien de ir documentando las cloacas del periodo de la Transición y posteriores, a través de lo que entonces se conoció como los “patas negras” de la policía catalana.

Secretos grises pueden considerarse la financiación de los partidos políticos desde el inicio de dicho periodo, y todos, de una u otra forma, han recibido ayudas externas e internacionales para su puesta en marcha y primer funcionamiento; hasta el último en aparecer en escena, VOX, que ha reconocido que es así, pero, dicen, es legal y ajustado a las normas vigentes.

Los préstamos perdonados por los bancos, perdón, contabilizados en suspenso y amortizados contra la cuenta de resultados, sin reclamación, como puede comprobarse analizando el CIR en secuencias anuales, quien tenga acceso a ello.

La corrupción, a todos los niveles y en todos lados, sí, lo sé, son excepciones, pero las hay, y han sido de igual o similar tamaño según el periodo en el que han estado en el poder unos y otros.

Personas que cuando llegaron a la política eran asalariados o profesionales liberales de nivel medio en sus ingresos, y que ahora tienen “posibles” en abundancia, como se dice en la Mancha toledana.

Y así podría seguir con otros muchos ejemplos generales que, aunque hayan ido a menos, algunos perduran en nuestros días.

En cuanto a grandes secretos negros, pecados capitales que podían haber dado un vuelco a la democracia española, yo creo que hay varios, de los que en esta ocasión voy a referirme a los atentados del 11 de marzo de 2004, el 11M, una serie de ataques terroristas en cuatro trenes de Cercanías de Madrid, en los que fallecieron 193 personas y resultaron heridas, algunas con secuelas de por vida, cerca de otros dos mil viajeros.

 

 

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Ética y BBVA

Nací en la España del queso amarillo y la leche en polvo de los americanos, entré a trabajar, casi con pantalón corto, como Auxiliar Administrativo en el Banco de Bilbao, al que estoy profundamente agradecido por haberme dado la oportunidad de desarrollarme profesional, académica, personal y humanamente. Me prejubilé como Técnico Nivel I como Directivo de BBVA y hace poco me he incorporado a la mayor empresa de España, los mantenidos por el Estado, en su versión jubilado.

He ocupado diversos puestos, tanto en Sucursales como en los Servicios Centrales. He dado la vuelta a España varias veces visitando oficinas, en mis inicios, como “pinche” de Inspección, que por aquellos años era algo así como la “policía interna” en cumplimiento de la legalidad bancaria y personal de los empleados. He visto, y alguna vez me ha tocado, expulsar a algún empleado por cosas mal hechas, pero que si las comparo con el FGWG (Francisco González Watergate), eran minucias de pobres diablos necesitados. 

Un botones que había dejado embarazada a su novia y no “mataba” los timbres para volverlos a utilizar cobrándolos como si fueran nuevos, para poder llevar a Londres a su novia a abortar; un empleado que “redondeaba” el abono de intereses en las cuentas de los clientes, y los “decimales” los derivaba a una cuenta de su esposa; un director que hacía unas pocas pólizas de seguros para el Banco y muchas para una aseguradora que le pagaba comisiones; un cajero que, cuando se legalizó el bingo, siempre tenía diferencias faltantes en el arqueo de caja, cada vez mayores; otro director que con las aportaciones de clientes para imposiciones a plazo fijo, a un tipo superior a mercado, lo que realmente hacía era dar la cartilla a los clientes pero no contabilizarlas en el banco, sino que financiaba a otros clientes a tipos abusivos, de los que se quedaba él una parte; obras en oficina con especificaciones de determinados productos sobre plano, que a la hora de llevarse a efecto realmente eran otras con valor muy inferior al presupuestado; otro director que denegaba el cincuenta por ciento de los préstamos hipotecarios y derivaba a esos clientes a una financiera de la que recibía comisiones; etc, etc … Durante tantos años en el negocio, he podido ver de todo … y de todos, incluyendo famosos empresarios y conocidos políticos. A esos empleados, con presencia sindical, se le hacía ver los hechos y se les planteaban dos alternativas: Firmaban la renuncia voluntaria al puesto de trabajo y no se enteraba nadie de los hechos (riesgo reputacional para el banco y para él) o se presentaba denuncia policial y correspondiente paso a vía judicial, con conocimiento público y escarnio de los compañeros. También hay que decir que, en más de una ocasión, personas de las que estábamos seguros no eran trigo limpio, no se pudo demostrar nada y siguieron con “ascensos planos” dentro de la empresa.

 

 

Pero que el presidente de BBVA – no me llaméis D. Francisco, llamarme presidente – esté involucrado directamente en escuchas ilegales a empresarios, políticos, Ministro (compañero nuestro hasta poco tiempo antes) y hasta el propio Rey de España, a través del excomisario Villarejo y su jefe de Seguridad, también excomisario de policía, Julio Corrochano, hace saltar por los aires todo el esfuerzo profesional y ético que muchos miles de empleados hemos tenido como norma durante nuestra presencia en el Grupo BBVA; y todas las palabras, eslóganes y paráfrasis autárquicas con que el Sr. González ha regado la apariencia de su vida, vulnerando año tras año el Reglamento del Consejo de Administración del banco que él presidió. 

También es muy preocupante que un partido político, en el poder en ese momento, procure y apoye un intento de descabalgar al presidente de uno de los mayores bancos de Europa en aquel momento. 

Lo peor de todo es que aquí no pasa nada. Ni dimite D. Francisco de la Presidencia de Honor de BBVA, ni el banco lo cesa, ni ninguno de los espiados acude a la justicia, ni la CNMV, ni el Banco de España dice nada (los pagos deben estar contabilizados porque en caso contrario sería aún más grave, y eso debería haberlo visto esa entidad en su momento), ni la Inspección de Hacienda (perenne en un banco como BBVA), ni la fiscalía. Nuestra democracia es imperfecta, a todos los efectos. 

Yo cumplí siempre con la labor que me encomendaban en cada momento, de forma ética y responsable, al igual que todos los de mi generación; primero fue “nuestro banco”; luego fue “el banco”; más tarde, “la empresa”; y después, “la compañía”. Y lo que más me duele es que la compañía, en la persona de su presidente, no ha sido fiel a todos aquellos que hicimos del banco nuestra vida. Algunos empleados actuales nos dicen que “estamos bien jubilados, que el banco ha cambiado mucho”. Yo les contesto que sí, que llevan razón, que ahora está la acción que no llega a cinco euros y que cuando a nosotros nos prejubilaron para que ellos pudieran acceder a sillones de cuero, la acción estaba a diecisiete euros.

 17 de enero de 2019

Antonio Campos Fernández