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El nuevo feminismo es llevar velo y respetar la sharía

Eduardo Inda en La Razón del 28-10-2023

Una de las cosas que más me ha llamado la atención en los últimos días es el énfasis que ponen presuntas feministas como Yolanda Díaz, Ione Belarra e Irene Montero en defender a Hamás tras asesinar a 1.400 civiles israelíes y secuestrar a otros 200 ese día para la infamia que fue el 7-O. Entre ellos, un sinfín de mujeres que o bien fueron violadas o asesinadas después de ser vilmente forzadas. Por muchos paños calientes que pongan para intentar justificar lo injustificable, constituyen imperdonables crímenes de lesa humanidad, atrocidades que no contemplábamos desde tiempos de los islamofascistas del Isis. Salvajadas que fueron grabadas por los terroristas en una suerte de orgía satánica que desde Podemos, Sumar y algún sector del PSOE se intentan banalizar. Lo peor de todo es que Hamás es una chusma que ha establecido la sharía en los 45 kilómetros cuadrados de extensión de Gaza. Una ley islámica que se compadece entre cero y nada con las libertades más elementales del ser humano, es la antítesis de la democracia y representa la más inmisericorde aniquilación de esos derechos de la mujer que tanto ha costado conseguir. En la franja es impensable cruzarte con una mujer sin hijab, niqab, chador o burka. Tirar a la basura el velo es sinónimo de agresión de un varón o de esos repugnantes policías de la moral que son moneda de uso corriente en el barbaresco universo musulmán. En los dominios de Hamás una fémina tampoco puede viajar sin permiso del padre o el marido, tiene prohibido montar en moto, bailar está igualmente proscrito y hacer deporte es un ejercicio de riesgo que le puede costar la vida. La dictadura terrorista gazatí ha fomentado la poligamia hasta tal punto que hoy día supone más la regla que la excepción. A los maridos, padres o hermanos de una mujer se les denomina «guardianes masculinos». Todo muy igualitario, como ven. Nuestras lideresas socialcomunistas respaldan con uñas y dientes este regreso al medievo. No se crean que es algo de aquí ni de ahora. La hemeroteca nos recuerda que Irene Montero montó una campaña, con cargo a nuestros impuestos, naturalmente, para promover la contratación en España de mujeres con velo. Personas que son compelidas a cubrirse por sus testosterónicos familiares. Una iniciativa que, paradójicamente, coincidió en el tiempo con la bendita rebeldía colectiva de las iraníes que dijeron «¡basta ya!» al repulsivo hijab. Movimiento que, dicho sea de paso, costó la vida a Mahsa Amini, esa heroína de 24 años que murió apalizada en las mazmorras de ese régimen de los ayatolás que financió a un Pablo Iglesias partidario de azotar mujeres «hasta que sangren». No sé si Irene Montero vive sometida al heteropatriarcado coletudo, tal vez es que ella misma es compulsivamente machistoide, el caso es que en 2021 equiparó España con ¡¡¡Afganistán!!! al manifestar que «ambas son sociedades patriarcales». Olvidó que aquí no se lapida a las mujeres, no se les obliga a ocultarse tras un burka que debería estar perseguido penalmente y desde hace décadas pueden estudiar, trabajar y hacer lo que les venga en gana. La todavía ministra de Igualdad es entusiasta del símbolo de la sumisión de la mujer al hombre por antonomasia: el velo. La ceutí Fátima Hamed, socia de Sumar y conocida por enardecer a sus seguidores al grito de «¡Allahú Akbar!» – «Alá es grande»–, sostiene una surrealista teoría: «El velo es un símbolo de libertad». En fin, que el feminismo 3.0 pasa por obligar a las mujeres a transigir con la poligamia, a llevar velo y a olvidarse de bailar, viajar, hacer deporte y conducir. Vivir para ver.

Al-Ándalus: siglos VIII al XV

Fuente: Francisco Javier Albert Gutiérrez Profesor de Historia de España – Valencia

La conquista (711)

Los musulmanes conquistaron toda España en seis años y ello fue posible por seis  razones fundamentales:

1ª. España era un Estado civilizado que estaba gobernado por una nobleza política y un Ejército profesional muy reducido. Vencido éste, se pactó con la élite política –como pasó después en el s. XIX con Napoleón– y se produjo rápidamente el cambio. La superioridad militar árabe se debía a que tenían un ejército mucho más numeroso que los españoles.

2ª. Las tropas árabes llegan a Hispania en el año 711 y gracias al capitán Tarik, los musulmanes vencieron al rey visigodo Don Rodrigo, en lucha los vitizanos, que pretendían el trono en rebelión soterrada contra su rey legítimo.

Los judíos, que se movían por todo el Mediterráneo, fueron los que sirvieron de intermediarios, los que informaron, financiaron y convencieron al Califa para que llevara a cabo la invasión.

3ª. El pueblo hispanogodo era ajeno a la política y a la milicia, hacía siete siglos (19 a. C.) que había abandonado la organización tribal guerrera durante la Pax Augustea y la romanización; estaba desarmado y se dedicaba al trabajo, dependiendo de sus señores que eran los que se  hacían responsables de los impuestos.

4ª. Todos los señores vitizanos y muchos otros godos, establecieron un tratado de paz, llamado ahd por el que se les respetaba patrimonio, religión y autonomía política, a cambio de vasallaje y pagar una contribución territorial – Jaray– y un IRPF – Yizia-.

 Las élites dominantes suelen colaborar con los invasores para conservar sus patrimonios. En el s. XIX harían lo mismo los afrancesados con Napoleón. Y en el s. XX  los fascistas de Petain con Hitler, y los comunistas de los países del Este europeo con Stalin.

5ª Los judíos, perseguidos por los godos y bizantinos por traidores, colaboraron en todo momento con los musulmanes, quedándose como guarnición armada en las ciudades conquistadas. Le convenía a sus grandes comerciantes. A cambio recibieron un trato privilegiado durante el tiempo que gobernaron en España (Al Ándalus). Más tarde en el siglo XII fueron expulsados de Al Ándalus por los almohades.

6ª La conquista de Hispania fue meticulosamente planificada como ‘Yihad’ por el Califa Al Walid. Aunque en teoría admiten a judíos y cristianos, en la práctica fueron aniquilados. El Islam se impuso por conquista militar y el terror. En la medida que cobraban fuerza aumentaban la represión de ‘infieles’ y borraban culturalmente a los pueblos dominados. Cuando se reconquistó Córdoba y Granada no quedaban ni cristianos ni judíos, ni sinagogas ni iglesias.

El Emirato dependiente (714-755)

Tariq había llegado a un pacto con los hijos de Witiza de reconocerles todas sus propiedades a cambio de ceder el trono al califa  omeya Al – Walid de Damasco.

Así es que Muza proclamó en 714, formalmente en Toledo, rey de España a Walid I. España pasó a ser una provincia del Imperio musulmán, gobernada por emires o valíes, y le pusieron un nuevo nombre: Al-Andalus. Este fue un periodo de cruentas guerras civiles entre árabes, sirios y beréberes, que terminó con la emigración de los berberiscos al Norte de África.

Los musulmanes que llegaron durante este periodo, según las cifras más optimistas (Claudio Sánchez-Albornoz) serían:

711. Tariq: 17.000 beréberes

712: Muza: 18.000 árabes

716: Al Hurr: 400 árabes notables para la administración

741: Balch: 7.000 sirios

Total 42.400 guerreros tribales: que es más de los legionarios que necesitaba el Imperio Romano para mantener controlada Hispania.

El Reino de España (mal llamado Reino de Asturias por la influencia decimonónica nacionalista) quedó reducido a las montañas cantábricas y asturianas con capital en Cangas de Onís donde se refugiaron los hispanogodos de D. Rodrigo que no se habían rendido al poder de los agarenos, y con el paso del tiempo lograrían recuperar el poder político que en esos momentos habían perdido.

El valle del Duero se convirtió en un desierto que sirvió de frontera natural entre  el reino cristiano y el poder musulmán. En Al Andalus nunca hubo una arabización sino una islamización (conversión de los hispanogodos al islamismo). Los musulmanes españoles nunca hablaron árabe, excepto para rezar y como lengua oficial o científica.

El Emirato independiente (756-929)

Abul Abbás se rebeló en Bagdad contra la familia de los omeyas y consiguió exterminar a todos excepto a Abderramán (nieto de Abdelmalik, decimo Califa, e hijo de una concubina berebere de la tribu nafza) que escapó  y logró llegar al norte de Marruecos donde contactó con sus parientes y con clientes sirios de Al-Andalus, y, con la ayuda de ellos, se declaró emir independiente, reconociendo sólo teóricamente la autoridad religiosa del califato de Damasco.

Abderramán I profesionalizó el ejército, orientalizó la corte y logró que los cargos cortesanos pasaran a manos de sus parientes omeyas, huidos como él de Damasco. Fue el fundador del estado islámico «español».  Con sus sucesores Hixam I y Alhaken I, en la misma medida que el estado se hace fuerte crece la intransigencia religiosa y empezaron las sublevaciones como, por ejemplo:

La «jornada del foso» de Toledo (797): un grupo de muladíes fue invitado al castillo del gobernador con el pretexto de que presentaran sus respetos al heredero del trono; una vez dentro, conforme iban llegando les pasaban a una sala donde les cortaba las cabeza y los arrojaban a un foso.

Y la rebelión del arrabal de Córdoba (818) Dice el cronista Ibn al Atir: «Al Hakam estableció el impuesto del diezmo sobre las mercaderías, lo que fue mal visto por el pueblo. El califa se apoderó de trescientos de los principales exaltados y les hizo crucificar, con lo que provocó la rebelión. Se crucificó cabeza abajo a treinta de los más notables de ellos. Y, durante tres días, los arrabales de Córdoba sufrieron muertes, incendios, pillajes y destrucciones. Miles fueron deportados a Fez y otros a la isla de Creta, donde formarían un gobierno autónomo hasta 961. En Fez donde fundaron una ciudad llamada de los Andalusíes. Cuando se disponía de la suficiente fuerza, las rebeliones fueron reprimidas de una forma sangrienta”.

Con Abderramán II la presión fiscal aumenta y el descontento de los muladíes también. En esta época aumenta la emigración de mozárabes hacia territorios cristianos del Norte. A partir de su muerte en el 852 el Emirato entra en crisis y Córdoba sólo controla su propia provincia.

El Califato de Córdoba (929-1035)

En el año 912 es proclamado emir Abderramán III, e inmediatamente emprendió la tarea de reducir los focos rebeldes de Al Ándalus. En 913 acabó con la rebelión de Andalucía Oriental. En 914 le tocó el turno a Sevilla. En 924 lo Banu Qasi (descendientes del duque godo Casio), muladíes que gobernaban la Marca Superior (Zaragoza), eran reducidos y transportados a Córdoba. En 917 murió el muladí Omar Ibn Hafsun (Hafsun=Alfonso) y sus hijos cometieron la torpeza de volver a la fe de sus mayores, por lo que muchos nobles le retiraron su apoyo y en 928 Abderramán tomó la fortaleza de Barbastro.

El mayor peligro venía por el Sur, donde el fatimí Ubayd Allah, rompiendo la unidad califal, se había proclamado Emir de los Creyentes y amenazaba en convertir Al Andalus en un estado satélite. Por otra parte, la relativa unificación del Magreb amenazaba muy seriamente las rutas del comercio andalusí, especialmente el aprovisionamiento de oro, vía Siyilmasa. El peligro, por el momento, fue conjurado con la toma de Ceuta y Melilla.

En 929, lograda la paz en todos los frentes se autoproclama califa y jefe de los creyentes (Amir al Muminin) Ello supuso la independencia respecto a toda autoridad musulmana superior, y la iniciación de una nueva etapa de gobierno en Al Andalus: El Califato de Córdoba.

En 939, en la Batalla de Simancas, el Califa Abderramán III fue derrotado por Ramiro II el Grande, y escapó de milagro. Para resarcirse del susto, construyó el palacio de Medina Azahara, en el que se solazaba con sus dos mil concubinas. Abderramán III no fue un jefe ilustrado y tolerante, como afirman los mitómanos, sino un tirano caprichoso, cruel, sanguinario, belicista y lastrado, A los jefes  de su ejército que se salvaron y a trescientos de sus caballeros musulmanes los crucificó por perder la batalla. También decapitó y crucificó a miles de cristianos y muladíes a lo largo de su vida. A su muerte, su palacio de Medina Azahara contaba con los servicios de tres mil setecientos cincuenta esclavos varones y seis mil trescientas mujeres, de las que la inmensa mayoría también estaban reducidas a la esclavitud. Sus sucesores llegaron  alcanzar la cifra de trece mil setecientos cincuenta esclavos. (Así lo recoge César Vidal en su libro “Mentiras de la Historia”).

Almanzor

Ibn Abi Amir, conocido como Almanzor el Victorioso, aprovechando la debilidad de Hisham II se hizo con el poder y de 981 a 1002 gobernó de manera absoluta, llevando a cabo una política de agresión a los reinos cristianos que  se basaba en el saqueo. Después de la muerte de Almanzor el califato entró en un período de guerras civiles (1009-1031) y quedó dividido en los llamados reinos de taifas.

Los reinos de taifas (1031 – 1090)

Las causas hay que buscarlas en:

·     El aumento de la presión fiscal para mantener un ejército tan numeroso.

·     Las grandes diferencias entre los diversos componentes de la comunidad islámica, y el general odio a los beréberes del que se hacen eco los textos cronísticos.

·     El centralismo del Califato ha sido más un mito romántico que una realidad histórica. Desde el Bajo Imperio Romano, los dominus o nobles eran autónomos en sus territorios y, dependiendo de la fortaleza del poder central, había épocas que pagaban impuestos y otras que no los pagaban.

Cuando se debilitó el ejército el espacio político del califato se disgregó en treinta reinos:

Los beréberes fueron  los que ocuparon un mayor territorio (taifas de Badajoz, Toledo y  Málaga).

Los muladíes estuvieron representados por los  abbadíes en Sevilla, los jahwarides en Córdoba, los tuyibíes en  Zaragoza y los razinides en Albarracín.

Los eslavos se agruparon en la zona de levante, formando los reinos de Tortosa,  Valencia, Denia y Baleares.

Estos reinos se mantuvieron comprando la paz a los reinos cristianos del Norte mediante el pago de parias.

El Imperio Almorávide (1090-1145)

Seguidores del movimiento político y religioso musulmán fundado por Abd Allah Yasin, que encarnó una de las reacciones ortodoxas dentro del Islam occidental, predicaba:

·     La yihad o guerra santa

·     La unidad política de la Umma

·     El cobro solamente de los impuestos prescritos en el Corán

·     Y el reparto del botín.

Tuvo su origen en tierras de Senegal, ya islamizadas por tribus nómadas saharianas, a partir de la aceptación por los hermanos Yahya y Abu Bakr de las doctrinas de Abd Allah Yasin. En una rápida expansión, y bajo la dirección de una notable personalidad, el rey Yusuf ibn Tashfin, conquistaron una parte del Magreb y Marruecos donde fundaron su capital Marrakech (1068).

Su fanatismo e intransigencia los llevo a expulsar de sus territorios a gran número de mozárabes. Otros muchos emigraron a los reinos cristianos por negarse a la conversión al Islam.

La anexión de Toledo por parte de Alfonso VI de Castilla (1085) asustó a los musulmanes andalusíes, y los reyes de las taifas de Sevilla y Badajoz pidieron ayuda a los almorávides, que entraron en la Península y derrotaron a Alfonso VI en Zalaca (Badajoz), en 1086. Más una vez aquí, decidieron quedarse y, tras un segundo desembarco en 1090, ocuparon los reinos de Granada (1090), Córdoba, Sevilla (1094), y Zaragoza (1110), y deportaron a sus reyes al Magreb.

Los almorávides enviaron tropas desde 1088 a Levante, pero fueron detenidos por la presencia del Cid, que obtenía cuantiosas parias de toda la zona, hasta Zaragoza. Rodrigo Díaz de Vivar tomó Valencia el 15 de junio de 1094. Allí moriría el 15 de junio de 1099, y su mujer, Doña Jimena, resistió en la ciudad durante tres años más, hasta que los almorávides acabaron entrando en Valencia el 5 de mayo de 1102. Vencido este obstáculo, conquistaron fácilmente el valle del Ebro.

La descomposición del Imperio almorávide (1150 – 1170)

Los almorávides siempre fueron vistos por los andalusíes como un mal menor, como una cultura extraña, y cuando su poder se debilitó, las familias nobles de los principales territorios se enfrentaron con éxito a las guarniciones almorávides y lograron independizarse. La única forma que tenían estos reinos de mantener a raya a los cristianos del Norte era mediante el pago de las parias, pero cuando los almohades corten las rutas del oro del Sudán y carezcan de numerario para pagar a los reinos cristianos, éstos prosiguen la reconquista, por lo que cayeron de nuevo en la tentación de pedir ayuda a una fuerza extranjera.

El Califato Almohade (1170-1231)

El beréber Muhammad ibn Tumart, erigido en reformador religioso, basó su doctrina en una interpretación rigorista y extremadamente legalista de las prescripciones del Corán, que ganó rápidamente adeptos en el Atlas marroquí. Su sucesor Abd al-Mumin (1130-1163) transformó la primitiva confederación de tribus beréberes que se habían adherido a la doctrina en un Estado y adoptó el título de califa. Su imperio llegó a extenderse desde el Atlántico hasta Argelia occidental y desde el río Tajo hasta el desierto del Sahara.

Los almohades intervinieron en la Península a partir de 1170, y obtuvieron notables éxitos contra los cristianos como la derrota de Alfonso VIII de Castilla en Alarcos (1195). Su fanatismo era superior al de los almorávides, lo que originó rebeliones armadas como la del «Rey Lobo» de Murcia. Los judíos y los mozárabes se vieron forzados a la conversión o al destierro. Tomaron como capital Sevilla. Su decadencia vino cuando un nuevo poder, surgido en el norte de África, los benimerines, les dispute el control del oro del Sudán.

La decadencia de los almohades comenzó con su derrota en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) ante los reinos cristianos españoles y acabó con la ocupación de Marrakech por los benimerines en 1269.

Terceros reinos de taifas(1220-1250)

Son los surgidos tras la caída del Califato almohade. Derrotados  los almohades en las Navas de Tolosa (1212), comenzó la  desintegración de su imperio. En 1224 Baeza se declaró  independiente. En 1228 Muhammad ibn Hud se proclamó rey de Murcia y  extendió sus dominios hasta Córdoba, Sevilla y Niebla; esta última  se sublevó luego formando una nueva taifa. En 1229, Zaiyan ibn Sa’d  se proclamó rey de Valencia. En 1231, Muhammad, señor de Arjona, conquistó Jaén y en 1238 organizó desde Granada el reino nazarí. La  mayoría de estas taifas fueron cayendo en poder de castellanos y  catalanes. En 1236 cayó Córdoba, en 1238 Valencia, en 1246 Jaén, en  1248 Sevilla, en 1261 Niebla. Murcia se rindió en 1243, mientras que  el reino nazarí de Granada, convertido en vasallo de Castilla, perduró hasta 1492.

El reino nazarí de Granada (1237-1492)

La dinastía musulmana de los nazaríes reinó en Granada de 1231 a  1492. Muhammad I (1231-1272), sobrino de Yusuf  ibn Nasr (de donde se deriva el nombre de la dinastía de origen sirio), fue el primer  soberano nazarí de Granada. Sometió bajo su autoridad a las comarcas de  Jaén, Guadix y Baza. Más tarde (1237-1238) logró conquistar Granada y estableció  allí su residencia, para cuyo embellecimiento mandó construir la  Alhambra. Para mantenerse en el poder tuvo que reconocerse vasallo de los  reyes de Castilla. Colaboró con Fernando III en la conquista de plazas  como Sevilla (1248) y Jerez (1261).

Este reino se mantuvo fundamentalmente por el interés económico que tenía para Castilla. Era una puerta abierta al comercio con Oriente y al oro del Sudán, mediante el pago de parias. Pero cuando los turcos cortaron al reino Nazarí el acceso a las rutas comerciales, y éste se vio incapaz de pagar sus impuestos a Castilla, los Reyes Católicos decidieron poner fin a dicho Reino, terminando con la presencia musulmana en España.

Fernando III el Santo

Fernando III de Castilla y León, llamado el Santo, nació en Zamora 1199/1201 y murió en Sevilla el 30 de mayo de 1252 de hidropesía, misma enfermedad de la que murieron Isabel la Católica o Cervantes. Con él volvieron a unirse las Coronas de Castilla y León al heredar el reino de Castilla por la muerte de su tío Enrique I (1217) y el de León por la muerte de su padre Alfonso IX (1230).

Fernando III dio un fuerte impulso a la Reconquista, aprovechando la superioridad militar obtenida sobre el islam desde la victoria de su abuelo Alfonso VIII de Castilla en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212). Dicha empresa habría de conducir a la reconquista del valle del Guadalquivir, que convirtió al reino castellano-leonés en un territorio mucho más extenso que cualquiera de sus vecinos, y en el único que conservaba frontera terrestre con el islam (por la supervivencia del reino de Granada hasta el siglo XV).

Fueron cayendo en manos cristianas ciudades musulmanas tan significativas como Baeza (1227), Córdoba (1236) o Jaén (1246). Sevilla, en cambio, resistió duramente, exigiendo añadir al esfuerzo militar en tierra la actuación de la flota castellana del Cantábrico bajo el mando de Ramón Bonifaz, que asedió la ciudad por el río y bloqueó el Atlántico para impedir que llegaran refuerzos. Finalmente, Sevilla se rindió al rey Fernando en 1248.

Se casó dos veces. De su primer matrimonio con Beatriz de Suabia, de la casa Hohenstaufen, nacieron tres niñas y siete niños, entre los cuales estaban Alfonso X El Sabio y Don Fadrique de Castilla. De sus segundas nupcias con Juana de Ponthieu, nacieron cinco hijos más (cuatro hijos y una hija). Entre ellos, Leonor de Castilla, que casó con Enrique I de Inglaterra y dio a luz a Enrique II de Inglaterra.

Emprendió la construcción de la bellísima catedral de Burgos y huellas de sus victorias fueron también las catedrales de Toledo, León, Osuna y Palencia. Fue el fundador de la Universidad de Salamanca.

Protegió las comunidades religiosas y se esforzó porque los soldados de su ejército recibieran educación en la fe católica.

Instauró el castellano como idioma oficial de la nación y sería su hijo Alfonso X El Sabio quien afianzaría el castellano en todos sus territorios.

Fue beatificado el 31 de mayo de 1655 por el Papa Alejandro VII y canonizado el 7 de febrero de 1671 por el Papa Clemente X.

Es el patrón de Sevilla, está enterrado en la Capilla Real de la Catedral junto a su esposa Beatriz de Suabia y su hijo Alfonso X, quien compuso un epitafio en cuatro lenguas: latín, castellano, árabe y hebreo.

A Fernando III se debió el auge -político, jurídico, militar, cultural, económico- de los territorios hispánicos en el siglo XIII. Su compromiso con su tiempo y con la institución real, alto ideal guerrero en aras de la Reconquista, capitán en vanguardia, promovió la unidad y la paz.

¿Dónde queda el ADN de este rey en la España actual? Feliz día de su onomástica a todos los que se llaman Fernando.

Corolario – Resumen

Publicado en octubre de 2014

ACTUALIZADO AL 31-08-2021

Hace unos días, cuando escribí este pequeño ciclo sobre la fe musulmana, dije que tenía miedo de tener miedo. Después de miles de visitas a estos artículos recibidas en mi blog, siento verdadero miedo.

Con los sistemas informáticos existentes, puedo asegurar que han tenido acceso a estos escritos: políticos, periodistas, escritores, directivos de empresas, empresarios, profesores de universidad y un variopinto resto de personas, de todas clases e ideas de pensamiento.

Salvo dos de ellos, un vasco recriado en tierras aragonesas y un extremeño rebautizado con acento sevillano, nadie, repito, nadie, ha sido capaz de decir ni hacer ningún comentario, ni a favor ni en contra. Solo encuentro una palabra: miedo.

Es más, en este mes de agosto 2021, un juez, un abogado, un coronel y un policía nacional con grado, todos amigos, me han recomendado: “Antonio, cuidado …”

Porque en un país en el que los estudiantes no estudian, los educadores no educan, los trabajadores no trabajan, se persigue a quien habla en español en ciertas regiones de España, se dice que el comunismo es democracia y un exvicepresidente del gobierno actúa como comentarista político de medios de comunicación proindependentistas vascos y catalanes, parece que es peligroso escribir que “El Islam es incompatible con la democracia mientras haya musulmanes empeñados en la guerra santa, con sus costumbres bárbaras, degollando cuellos y matando por Allah. Estas acciones son totalmente contrarias a la democracia y el Estado de Derecho. Mientras que lo divino rija la actuación diaria por encima de las leyes, lo que importe es lo que ponga el Corán, y sobre él se articule la vida y las leyes de la sociedad, el Islam es incompatible con la democracia”.

No es ningún secreto que parte del personal español en Afganistán eran agentes del CNI, de los de acción a pie de calle, y que desde hace mucho tiempo el llamado Estado Islámico tiene Al-Ándalus en su punto de mira. Este personal ha advertido seriamente a la cadena de mando correspondiente de la alta probabilidad que se produzcan atentados terroristas islamistas en España en cualquier momento, provocando víctimas civiles pues en su guerra no existe eso de daños colaterales.

Ahora que en España somos todos muy demócratas, durante el régimen del General Franco y hasta muy poco tiempo antes de su muerte, no se nos puede engañar a los que tenemos cierta edad, no se movía nadie, únicamente media docena, contados, del Partido Comunista, producían algaradas y panfletos de cuando en cuando. Había miedo, mucho miedo.

Y eso que entonces no se metían contigo nada más que la Policía Armada, la Guardia Civil y cuatro exaltados de Falange. Claro que por decir que “tranquilidad” viene de “tranca” te podían apretar cuatro vergajazos en las costillas que te dejaban doblado para un mes.

Actualmente puede meterse contigo cualquiera, con una laxitud legislativa que si no hay sangre de por medio, muy tonto ha de ser el abogado del transgresor para que vaya a la cárcel. Se puede decir y hacer cualquier cosa, pero atente a las consecuencias.

En cuanto a pensamiento religioso, como llevamos miles de años siendo cristianos y católicos, estamos tan familiarizados con la curia, que podemos meternos con ellos, insultarlos, repudiar a los Obispos que predican su evangelio, es de suponer que no van a catequizar con El Manifiesto Comunista, que no digo que esté bien ni mal, pero no amenazan, torturan ni matan a nadie, y en cambio nadie dice nada cuando es un Imán quien contemporiza con lo de lapidar a las mujeres. Eso se llama miedo, empezando por los políticos locales.

Como no se sabe lo que puede pasarle a uno, de dónde puede venir la puñalada, es mejor mirar para otro sitio. Eso se llama miedo, a nivel nacional.

Como creemos que nos pillan lejos los asesinatos que se están llevando a cabo por parte de los fundamentalistas musulmanes radicales, se les está dando tregua y tiempo para armarse. Eso se llama miedo, a nivel mundial.

Como nadie dice nada, porque todo el mundo tiene miedo, no ha aparecido ningún musulmán de buena fe pacífica, condenando la actuación de sus hermanos violentos.

Quiero vivir en libertad, sin condicionantes de ningún tipo, y mucho menos religiosos. Quiero vivir en un sitio en el que nadie repudie ni condene a nadie porque no piense como él. Quiero vivir en paz y libertad con todos, esa que cantaba Mari Trini “… la libertad no te la regalan, no es patrimonio ni hereditaria …”, y por la que hay que luchar todos los días. Y recordar a Quevedo:

No he de callar, por más que con el dedo,
Ya tocando la boca, ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo.

¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?

Antonio CAMPOS

Afganistán y el género de los ángeles

MARÍA ELVIRA ROCA BAREA

27 agosto 2021

Quizás algún lector sepa de dónde procede la expresión «discutir sobre el sexo de los ángeles», pero en este momento, precisamente en este, tras la caída de Kabul, conviene recordarlo. Era el gran asunto sobre el que debatía la intelligentsia de Bizancio en el momento en que los turcos pusieron cerco a Constantinopla. Llevaban en ello mucho tiempo. Dice la leyenda que, cuando tomaron la ciudad, se encontraron a estos cerebros privilegiados tan enfrascados en las sutilezas de la entrepierna angelical que no se percataron de que había caído. Esta parte última personalmente me la creo. Lo más probable es que se hicieran los locos… y que vaya otro a batirse el cobre, que los turcos son muy feos y dan miedito. Conociendo la invencible inclinación de los intelectuales, sean o no teológicos, a arrimarse al sol que más calienta, puede darse por seguro que, en cuanto vieron aparecer una cimitarra pegada a un turbante (¡qué imagen tan poco guay, tan políticamente incorrecta y tan estéticamente insoportable!), cambiaran radicalmente el tema de discusión, y en cuestión de 5 minutos encontraron 5.000 argumentos teológicos para exclamar, mientras caían de hinojos: ¡Dios es Alá!

De hecho, hubo pocos mártires entre los teólogos. La mayoría se convirtió sin descomponer el pliegue de la túnica. Atinó a morir con honor defendiendo una almena el emperador Constantino XI Paleólogo. Acababan así mil quinientos años de historia continuada de Imperio romano desde Augusto. El hegemón simbólico había viajado desde el Lacio hasta el Asia Menor cuando Constantino fundó la ciudad a la que dio su nombre. El emperador de Bizancio siempre se consideró emperador de los romanos y por eso los cristianos se llaman romi o rumí en árabe. Los historiadores, que desde Homero han envidiado a los poetas, consideraron que había una bella metáfora en el hecho de que el emperador que la fundó y el que la perdió frente a los turcos tuvieran el mismo nombre, Constantino, como había sucedido con la Roma del Lacio, que fue fundada por un Rómulo y perdida frente a los hérulos de Odoacro por otro Rómulo en 476.

Jugando a las casitas de género andan nuestros teólogos y teólogas buscándole la pilila al teorema de Pitágoras. A fin de cuentas, son dos catetos y una hipotenusa y no respeta la paridad. La cosa es ardua y exigirá muchas reuniones de la nueva clerecía y mucho presupuesto. Sobre todo, mucho presupuesto. No digamos nada si hay que averiguar los misterios genitales de la conjetura de Goldbach o de la siempre esquiva demostración del teorema de Fermat, no apta para teólogos. Mientras tanto se andan firmando manifiestos para salvar a las mujeres. La mayor parte de los que van a morir son hombres, porque hombres son la inmensa mayoría de los que trabajaban para los occidentales. Antes, cuando mandaban los hombres, se decía aquello de «las mujeres y los niños primeros». Ahora, de los niños no se acuerda nadie y los hombres, pues si mueren, bien muertos están.

Es posible que en medio de la bruma erótico-teológica haya anidado la idea de que a las cimitarras o al AK-47, se los puede combatir con firmas. No se sabe si esto es frivolidad o un renacer glorioso del pensamiento mágico, pero hiela la sangre. En cualquier caso, lleva indefectiblemente a aquella frase que Dante escribió a las puertas del infierno: Lasciate ogni speranza. Los que hoy procuran huir de Kabul por todos los medios a su alcance saben que están en las puertas del infierno y en las puertas del infierno no se lucha con firmas de género. Se lucha con el AK-47 en la mano. La puñeta es que el AK-47 necesita alguien que lo empuñe. Y de eso no tenemos.

A cambio se le ofrecen al personal (y se auto ofrecen) emplastos ideológicos lenitivos a modo de soma para que vaya encajando su destino terminal sin mucho sufrir. Y sobre todo sin la mala conciencia que da ser responsable, sin remedio posible y hasta el final, de las consecuencias de nuestros actos y de nuestras ideas. Ah, ha sido tan divertido jugar a ser anti imperialista (yankee go home), ir a las manis y todo eso.

La comparecencia del presidente-emperador Biden diciendo que no había ningún peligro y que la retirada de Kabul en modo alguno (not at all) se parecía a la salida de Saigón es para que las campanas toquen a arrebato en el mundo de las realidades paralelas, ese en el que las palabras ya no tienen nada que ver con lo que de verdad pasa o ha pasado, y ese mundo es el nuestro. El presidente-emperador Biden no está haciendo más que continuar la política de su predecesor, el presidente-emperador Trump: America first. Como Trump no hizo otra cosa que continuar con el muro de Obama, que todo el mundo llama el de Trump, porque es feo y facha. Pero el muro en la frontera mexicana lo empezó ese Barak que a todas las enamoró. Sin embargo, sucede que abandonando territorios y levantando murallas no se sostiene un imperio. Estados Unidos se ha desentendido del proyecto universal que todo imperio representa y, por lo tanto, tiene los días contados. Los huecos que dejará en su decadencia los irá ocupando China. Ha empezado el repliegue oficialmente. Es que es muy duro, muy duro, estar ahí, recibiendo el viento de cara y peleando cada día por ser el campeón de Occidente. Ahora Occidente ya no tiene campeón. España ocupó esa posición en otro tiempo y no lo hizo mal. Los turcos se quedaron en Constantinopla.

Pasado este mal trago que tantas imágenes antiestéticas ha dejado, olvidaremos pronto, porque el occidental sobre todo lo que no soporta es que le pongan delante realidades que le estropeen el fin de semana. Y si esto es irremediable, rápidamente se fabrica un manifiesto que firmar para «pedir» a Otro (infantilismo y Reyes Magos a partes iguales) que vaya a resolver la papeleta, sin afrontar la cuestión fundamental, a saber: ¿quién va a empuñar en las puertas del infierno el AK-47 que se enfrente al AK-47 con turbante? Pues eso.

Los occidentales se baten en retirada en el limes. No ahora sino desde hace tiempo. El abandono de Armenia fue un aviso de que lo que hoy está pasando, iba a pasar. Simplemente nuestro buque insignia, nuestro imperio protector, se viene abajo a una velocidad vertiginosa. Es posiblemente el último imperio cristiano-occidental. Cuando su poder colapse por completo, pasaremos a ser protectorado o reino tributario de China en el mejor de los casos. A bote pronto, el imperio de Confucio parece más soportable que el de los servidores de la Sharía. Porque está claro que antes o después China y el Islam chocarán. De hecho, mientras cantan el pio-pio del entendimiento universal, los chinos están concentrando tropas en los 70 kilómetros de frontera que tienen con Afganistán, precisamente en el territorio de los uigures musulmanes que tantos problemas dan a China y de los que el gobierno chino no se fía en absoluto. Sus proyectos de futuro son incompatibles a medio plazo. Los occidentales estamos fuera del tablero porque ya solo somos incompatibles con la realidad.

Desafiados por la presencia real de la barbarie, los occidentales hemos huido. Algunos procuramos mirar de frente la bochornosa verdad y no ahorrarnos la vergüenza. Otros/as/es se refugian en las rogativas del género de los ángeles esgrimiendo manifiestos «solo para mujeres» como cirios encendidos. La resistencia frente al horror se reduce a buscarle un confort a la conciencia, convenientemente ideologizada. No ha habido, como Spengler quería creer, un grupo de soldados que salvara la civilización.

María Elvira Roca Barea es profesora, ensayista y autora de:

Edición crítica y estudio del arte predicatoria “Ad noticiam artis predicandi”. Universidad de Málaga. 1997.

El caballero de la piel de tigre, de Shota Rustaveli (Elvira Roca, trad.). Universidad de Málaga. 2003.

Tratado militar de Frontino. Humanismo y caballería en el cuatrocientos castellano. Traducción del siglo XV, de Sexto Julio Frontino. CSIC. 2010. p. 488.

Imperiofobia y leyenda negra: Roma, Rusia, Estados Unidos y el Imperio español. Ediciones Siruela. 2016. p. 363.

6 relatos ejemplares 6. Ediciones Siruela. 2018.

Fracasología. España y sus elites: de los afrancesados a nuestros días. Madrid: Espasa. 2019.

A IRENE MONTERO, MINISTRA DE ALGO

Por Juan Manuel Jimenez Muñoz.

Querida insignificancia:

Has turbado mi descanso vacacional con tus declaraciones de hoy. Dices en el Parlamento “que no hablemos tanto de Afganistán, pues en todos los países del mundo, incluyendo España, se dan casos de machismo, que es una cuestión de grados”.

Bien es verdad que donde Dios no puso, no puede haber; y no es menos cierto que lo que natura non da, Salamanca non presta. Pero Irenita: que intentes blanquear una religión intrínsecamente expansionista, impositiva, guerrillera, liberticida y antifeminista, entremezclando en la misma frase a asesinos talibanes con democracias occidentales, ya pasa de castaño oscuro.

Si por “grados de machismo” entiendes el que va desde lapidar a una adúltera hasta el albañil que piropea a una morena en la calle… entonces tu estulticia raya en lo criminal, pues nos pones en peligro a todos.

Has afirmado también “que de Afganistán hemos de aprender una lección: que jamás una intervención militar ha solucionado los derechos de las personas, y menos de las mujeres”. Posiblemente esa frase se deba a que pasaste de curso con suspensos; pero bueno: hay magníficos reportajes en Canal Historia o en Neflitx para subsanar en parte tu monumental ignorancia.

Irenita: hablar mal de los militares y del oficio de los militares es lo vuestro. Os pone. Os pone cachondos y cachondas. Por eso Pedro Sánchez afirmaba en 2014 “que el Ministerio de Defensa sobraba”. No dijo que, a cambio del de Defensa, faltaba el tuyo, el Ministerio de la Señorita Pepis, pero todos lo entendimos.

Podría empezar por Atapuerca para ilustrarte un poco sobre las bondades de la intervención militar en muchos casos, pero para que no te estalle la cabeza me ceñiré a lo conocido.

A ver, Irenita: ¿quién restauró los derechos humanos en Europa cuando todo el continente era de Hitler? ¿Te suena eso? ¿Te suena la Batalla de Inglaterra, el desembarco de Normandía, la toma de Berlín por el Ejército Rojo, el suicidio de Adolf Hitler y los juicios de Núremberg contra el nazismo?

A ver, Irenita: ¿quién restauró la democracia en Italia y capturó a Mussolini? ¿Te suenan los partisanos? ¿Te suenan los americanos tomando Grecia e Italia? ¿Te suena la ilegalización del Partido Fascista?

A ver, Irenita: ¿quién restauró la libertad en la Camboya de Pol-Pot, tras cinco años de terror rojo y tres millones y medios de civiles asesinados, un tercio de la población? ¿No recuerdas que el ejército comunista de Vietnam del Norte, tras echar a los americanos de Vietnam, tuvo que entrar a sangre y fuego en Camboya para eliminar a esa mala peste de Pol-Pot?

A ver, Irenita: cuando los franceses de Murat fusilaban en Madrid a los civiles, incendiaban los conventos y violaban a las manolas… ¿quién paró los pies al Emperador Napoleón Boina-Aparte? ¿No fueron militares españoles aliados con los ingleses quienes sacaron de España al invasor? ¿No fue la guerra de guerrillas la que hizo que (por suerte o por desgracia) no cantemos ahora La Marsellesa como Himno Nacional? ¿Y no fue Rusia, al otro lado de Europa, la que cortó las alas al Emperador, y no precisamente a base de mimos y carantoñas?

A ver, Irenita: ¿quién restauró la democracia en Japón tras el gobierno militar-fascista del general Tojo, que arrastró al país a la Segunda Guerra Mundial? ¿Fueron feministas de «todas y todes» con las tetas al aire, o militares estadounidenses con muy mala leche en el cuerpo?

En fin, Irenita. Llevas razón en una cosa: de Afganistán, todos hemos aprendido “algo”. Y ese “algo” es que gente como tú sois un peligro para todos.

Firmado:

Juan Manuel Jimenez Muñoz.

Médico y escritor malagueño.

Islam y democracia

Publicado el 04 de abril de 2015

¿Es el Islam incompatible con la democracia? El Islam es incompatible con la democracia mientras haya musulmanes empeñados en la guerra santa, con sus costumbres bárbaras, degollando cuellos y matando por Allah. Estas acciones son totalmente contrarias a la democracia y el Estado de Derecho. Mientras que lo divino rija la actuación diaria por encima de las leyes, lo que importe es lo que ponga el Corán, y sobre él se articule la vida y las leyes de la sociedad, el Islam es incompatible con la democracia.

Otra cosa son los musulmanes que, preservando sus creencias y su fe, respetan a quienes no coinciden con su religión y su vida, aceptan las leyes civiles y saben vivir en democracia.

El escritor Luis Antonio de Villena dijo que “debajo del problema musulmán subyace la cuestión del significado de la palabra libertad” en un “islam intolerante y atrasado en el tiempo”. Estoy con él, y con los que piensan que la Revolución Francesa fue el inicio de la Edad Contemporánea en Europa, anteponiendo la razón y la persona a cualquier otra circunstancia. Y que no estaría de más un sabio islamista que actualizara conceptos.

Mustafá Kemal Ataturk proclamó la República laica de Turquía en 1934, prohibió la “sharía”, dio voto a las mujeres, erradicó la poligamia, instauró nuevos códigos Civil, Penal y de Comercio, copiado de los países más adelantados de Europa. He estado varias veces en Turquía, en diferentes momentos. Lo que construyó este hombre, por desgracia, está empezando a desaparecer, y cada vez es más el sentimiento islamista que se percibe en la calle.

Los musulmanes no se sienten bien y emigran desde países como Egipto, Israel (dicen que no tienen igualdad), Libia, Argelia, Irán, Irak, Paquistán, Afganistán, Yemen, Siria, Líbano, Sudán, Jordania. Y ¿a dónde van? A Inglaterra, Francia, Italia, Suecia, Holanda, Bélgica, Noruega, Hungría, España. En definitiva, están bien solo en los países que no están bajo el rito musulmán. ¿Y a quién culpan de sus males? A las naciones en dónde ellos se sienten bien, que no son las dictaduras religiosas de su procedencia.

“Os conquistaremos con vuestra democracia”, tienen bien asimilado en su fuero interno. Y llevan razón, porque quien pretenda exigir reciprocidad de libertad religiosa y civil en sus países de origen, oirá multitud de voces que lo tildarán de retrógrado, incivil, antidemocrático y otras lindezas parecidas, todas ellas procedentes de sus mismos conciudadanos nativos radicales, como si a ellos no les fueran a cortar el cuello cuando llegue su momento.

Vemos en la televisión degollar a personas, cortarles la cabeza y exhibirlas como trofeos. Niños ejercitándose como soldados profesionales, que actúan como tales, que llevan la muerte como único objetivo en sus mentes, que al menos en dos ocasiones que hayamos visto en televisión, asesinan fríamente y sin compasión de ningún tipo a personas indefensas y con las manos atadas a la espalda, y sobre los que no creo que nadie se queje cuando lleguen los bombardeos y sean ellos las víctimas.

En la guerra hay que pensárselo antes de entrar; una vez dentro, el enemigo es invisible y corresponde a todo aquel de quien puedes esperar una agresión. Entonces, dicen los viejos que hablan con experiencia, es mi vida o la del otro; y siempre se acaba eligiendo mi vida.

El grupo yihadista del Estado Islámico ha arrasado la biblioteca de Mosul, incendiando, destruyendo o apropiándose para vender en el mercado negro, más de cien mil libros, muchos de ellos manuscritos cristianos de incalculable valor. Y dinamitaron una parte importante del edificio.

Igualmente, han destruido esculturas asirias del Museo Histórico de Mosul, y toros alados de las ruinas de Nínive, golpeándolas con martillos y taladros y dejándolas reducidas a escombros.

Días después, nueva oleada de destrucción en la ciudad de Nimrud, uno de los enclaves de arte asirio más importante de Irak, y del mundo, siglo XIII a.C., eliminando cualquier rastro cultural pre musulmán.

Según la policía religiosa, ¡qué mal suena eso!, “el profeta nos ordenó deshacernos de las estatuas y las reliquias tal como hicieron sus seguidores cuando conquistaron nuevas naciones”.

El peligro más inminente para Europa está ya en Libia (con lo bien que lo tenía controlado todo Gadafi), desde donde un misil es una verdadera amenaza para Italia o para España. La primavera árabe lo único que ha conseguido ha sido una serie de gobiernos islamistas de muy dudoso resultado democrático, tal como se entiende en Occidente.

Será casualidad, pero Nostradamus habla en el siglo XVI de la invasión de Europa por parte de los musulmanes desde Libia.

Los servicios secretos mundiales están en ello, han frustrado muchos atentados, y no descartan la invasión de Argelia y Túnez, el país islámico junto a Marruecos, más avanzado y cercano a la civilización occidental. De hecho, el atentando del pasado dieciocho de marzo en Túnez era, en principio, un intento de acabar con el parlamentarismo democrático tunecino, que se vio trastocado y acabó en un ataque a una de las principales fuentes de ingresos del país, la economía, secuestro y muerte de turistas de diferentes países democráticos del mundo, entre los que hay que lamentar el de unos españoles.

Por no hablar de los otros dos atentados terroristas en Yemen al día siguiente, en una mezquita de musulmanes moderados, con más de 140 muertos y otros tantos heridos. Intolerable desde cualquier punto de vista.

Y otros 45 muertos en las cuarenta y ocho horas siguientes, en Siria, cerca de la frontera con Turquía, de cuyo atentado los grandes medios de comunicación españoles dan solamente una pequeña reseña.

En España, el gran aumento de la población musulmana de todas nacionalidades (ver https://ancamfer.wordpress.com/2015/01/26/comunidad-islamica-de-espana/), ha hecho crecer las escuelas de pensamiento islámico, la última, recientemente, convirtiendo un edificio en el centro de Madrid en un gran núcleo cultural para la difusión del islam chií (ver https://ancamfer.wordpress.com/2014/10/17/musulmanes/).

Esto no lo para nadie, es más, ni siquiera hay valor a disentir. Hasta los activistas de FEMEN y esa señorita que de cuando en cuando nos enseña los pechos: “la jerarquía eclesiástica está en la diana. La religión es uno de nuestros principales puntos de ataque. No voy a dar nombres, pero no hay límites”, dijo. Pero, una vez más, faltan clituevos para decir eso mismo sobre el Islam que, de entrada, no le permitiría su opción sexual de lesbiana.

Todo el mundo se queja que Estados Unidos se mete en todos los lados, pero por parte europea nadie habla claro sobre el tema por miedo a atentados de “lobos solitarios”, cuando sería necesaria la puesta en marcha de una operación militar internacional que pusiera fin a la situación. Si el siguiente atentado islamista se produjera en Marruecos, sería a las mismas puertas de España, y habría que habilitar la defensa de Europa de una forma rápida, contundente y eficaz.

Acabo con una cita que ya he utilizado en otras ocasiones, pero que no me cansaré de repetir:

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté, porque yo no era judío. Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar”. La frase es de Martin Niemöller (1892-1984), pastor luterano alemán.

Antonio CAMPOS

Mujer musulmana

Publicado el 24 de octubre de 2014

En estos tiempos en los que se propone que las víctimas de la violencia de género tengan funerales de Estado, espero que no se les ocurra concederles una paga extraordinaria para todos (epiceno) incursos en la misma circunstancia, ni una escultura de Calatrava en la mitad del pueblo, y cuando parece que Podemos va a desalojar a más de uno de su bancada, es el momento de gritar: ¡Vuelve ZP! Al menos nos reíamos contigo.

También “… los que luchamos por la igualdad de las personas independientemente de su condición sexual o a los que, frente a posturas medievales defendidas por instituciones arcaicas, machistas y homófobas …”, eso sí, siempre refiriéndose a la religión católica.

Aquella otra que dice que lo mejor es contratar a mujeres de más de 45 años o de menos de 25, para evitar el problema del embarazo. El embarazo, ¿es un problema? Pues lo ha dicho una señora que tiene seis hijos.

Todos esos, y otros muchos, no dicen nada sobre los derechos de las mujeres inmigrantes y en especial de la situación a nivel mundial de la mujer musulmana, cuya sociedad mantiene unos principios de clara desigualdad de sexos, inaceptables en el mundo occidental.

El Derecho Islámico, que compete a todas las personas musulmanas del mundo, sea el que sea el lugar en que se encuentren, procede de fuente divina. Así el Corán en Azora IV dice:

3. Casaos con las mujeres que os gusten, dos, tres o cuatro …

12. Dejad al varón una parte igual a la de dos hembras …

38. Los hombres están por encima de las mujeres, porque Dios ha favorecido a unos respecto a otros … A aquellas de quienes temáis la desobediencia, amonestadlas, mantenedlas separadas en sus habitaciones, golpeadlas.

Las figuras más representativas de esta desigualdad es el matrimonio polígamo masculino pero no femenino, la disolución del matrimonio a través del repudio (disolución extrajudicial del matrimonio pronunciado por el marido a su arbitrio) y la prohibición de matrimonio entre una musulmana y un no musulmán.

La catedrática de Derecho Internacional Pilar Diago Diago apunta que “el Derecho sucesorio islámico presenta discriminaciones no solo por razón de sexo, sino por causa de religión e incluso por causa del origen legítimo o ilegítimo de los hijos e hijas. Así, el marido hereda de la mujer fallecida el doble de lo que ella heredaría de su marido en caso de fallecer, mientras que un musulmán no puede heredar de un no musulmán y al revés, o una hija o hijo ilegítimo no hereda de su padre biológico”.

Otro tema a considerar es la celebración de matrimonios mixtos que como hemos comentado en el párrafo anterior, solo puede presentarse entre un musulmán y mujer no musulmana, que cada vez es más frecuente en España, tanto por razones de amor como de conveniencia a efectos de residencia y obtención de ayudas y subvenciones.

Si el matrimonio lo forman hombre y mujer de la misma nacionalidad, prevalecerá la ley nacional de ambos.

Si la de uno de ellos corresponde a un país islámico, “se producirá un choque de ordenamientos jurídicos con incompatibilidad manifiesta”, textual de la citada Dra Diago.

Pero si por cualquier causa establecen su residencia en cualquier país islámico, y no existen pactos públicos previos, se aplicará la ley islámica, siendo musulmanes a todos los efectos sus descendientes, que tendrán que ser educados en la religión musulmana.

El último, por ahora, ejemplo de la discriminación existente en el pensamiento islamista, es la condena a morir en la horca de una cristiana paquistaní que ofreció agua para beber a unas mujeres musulmanas, las cuales se negaron por tratarse de acto “impuro” al proceder de una mujer no musulmana. A ello la cristiana dijo: “Jesucristo murió por mí en la cruz. ¿Qué hizo Mahoma por vosotras?”. Insultos al Profeta, blasfemia y no cuantas cosas más. Condenada a muerte. ¿Es normal esto en pleno siglo XXI?

De todos los países islámicos, es Túnez, donde está abolida expresamente la poligamia y el repudio, y Marruecos (repudio restrictivo), los más cercanos a la civilización occidental en estos aspectos. La colaboración hispano-marroquí es el primer lazo de unión para frenar la expansión del yihadismo en Europa, que viene utilizando las ciudades de Ceuta y Melilla, fuera del paraguas de la OTAN, como base de reclutamiento para la lucha armada.

Las presentes líneas no pretenden acercar al lector al derecho, solo poner de manifiesto una realidad mundial que está muy cerca de nosotros y que, espero, nunca alcance la relevancia suficiente para que nuestras mujeres se vean abocadas a ello.

Somos un país en el que los árboles no nos dejan ver el bosque. Nos entretenemos buscando la excelencia con animales, muchos de los cuales no existirían hoy en día si no fuera por el destino a los que se los dedica, plantas silvestres, que otrora eran el sustento de las personas, y otra serie de bilirrubina mal calmada en hipotética defensa de etéreos hados, favorable o adversa manera de ocurrir los sucesos.

He recordado algo casi olvidado: Libérate. Sé libre. No permitas ser juego de nadie. Cuando uno cae, se tiene que levantar con más fuerza. Hay que empezar de cero todos los días. Sentir con el corazón, pensar con la cabeza. Crecer. Ser feliz. Faltan clituevos, acróstico del lenguaje business con motivo de la incorporación generalizada de la mujer a los puestos de mando. Cerremos el medievo. Acabemos con la corrupción de una vez. La mujer al poder. Jóvenes, con experiencia y el cerebro bien amueblado. Hay que darles la oportunidad que no han sabido aprovechar los políticos varones. Conjugar el futuro pacífico, punto de encuentro de la casa común, manos blancas y guantes de seda. ¿Se puede soñar o es obligatorio tomar la calle mediante algaradas populistas?

Antonio CAMPOS  

El Profeta Mahoma

Artículo publicado el 16 de octubre de 2014

Mahoma fue el Profeta árabe fundador de la religión musulmana. Se conocen pocos datos seguros de su biografía, que nos han llegado envueltos en la leyenda. Los más antiguos datan de más de 100 años después de su muerte, ocurrida en el año 632. El relato más antiguo de su vida que ha sobrevivido es el compilado por Ibn Ishaq, que murió en el 768. Todas las versiones de su obra datan de cuando menos una generación después de Ibn Ishaq.

Se dice que Mahoma nació en la Meca, ciudad de Arabia occidental, en una familia pobre. Huérfano de padre al nacer y de madre con seis años, fue recogido por su tío Abú Talib.

Casó a los veinticinco años con la rica viuda Khadijah, que le dio una hija -Fátima- además de una posición social más desahogada, como comerciante respetado en la ciudad.

A los cuarenta años Mahoma se retiró a una cueva en el desierto, en donde creyó recibir la revelación de Dios –Alá– y, animado por Khadijah, comenzó a predicar en su ciudad natal, presentándose como continuador de los grandes profetas monoteístas anteriores, Abraham, Moisés y Jesucristo. Por entonces Mahoma se limitaba a predicar la vuelta a la religión de Abraham.

Siempre son los más pobres los primeros seguidores de algo que supone la novedad de una nueva esperanza, alcanzando numerosos adeptos que pronto fueron considerados una amenaza contra el orden establecido. Muerta su mujer y su protector tío, decidió huir a Yatrib el 16 de julio del año 622, considerándose este momento – La Hégira- como fecha fundacional de la era islámica. Poco después, Yatrib cambiaría su nombre por Medina.

En Medina, Mahoma tomó contacto con la comunidad judía, que le rechazó por su errónea interpretación de las Escrituras; comprendió entonces que su predicación no conducía a la religión de Abraham, sino que constituía una nueva fe: de entonces data el cambio de la orientación de la oración, de Jerusalén a La Meca.

Combinando la persuasión con la fuerza, Mahoma se fue rodeando de seguidores, que empezaron a practicar las razias contra caravanas y poblaciones del entorno como medio de vida. Estas escaramuzas, elevadas a la categoría de batallas por la historia oficial, fueron descubriendo a los musulmanes la «guerra santa», el uso de la fuerza para someter y convertir a los infieles.

En Medina, Mahoma se convirtió en un caudillo no sólo religioso, sino también político y militar. Los enfrentamientos entre Medina y La Meca culminaron con la conquista de esta última ciudad por los mahometanos en el 630, fruto de la presión militar, de la negociación política y de convenientes enlaces matrimoniales.

Después de la  muerte de su primera esposa Khadijah en 619 d.C., el profeta Mahoma se casó hasta con once mujeres, nueve de ellas al mismo tiempo. Su capacidad para la actividad  sexual parecía no tener fronteras. Sahih  Bukhari, uno de los más reverenciados textos  islámicos, dice: “El  Profeta solía visitar a sus esposas en forma  cíclica, durante el día y la noche, y ellas  sumaban once». “¿Tenía el Profeta la  fortaleza para ello?” “Solíamos  decir que el Profeta tenía la resistencia sexual  de treinta hombres”. Además, tenía varias concubinas, incluyendo a Reihana, su cautiva  ‘judía’. Sus esposas y amantes  estaban obligadas, por la ley musulmana, a  «satisfacer  sus necesidades sexuales en cualquier momento  del día o de la noche», y el  Profeta se reservaba el derecho de disfrutarlas  “desde la cima de sus cabezas hasta la planta de sus  pies«.

En los dos últimos años de la vida de Mahoma el Islam se extendió al resto de Arabia, unificando a las diversas tribus paganas que habitaban aquel territorio. Mahoma convirtió a las belicosas tribus árabes en un pueblo unido y las embarcó en una expansión sin precedentes. Al morir Mahoma sin heredero varón, estallaron las disputas por la sucesión, que recayó en el yerno del profeta, Abú Bakr, convertido así en el primer califa o sucesor.

El Islam es una religión monoteísta, pero el Dios semita es diferente del occidental. Es incognoscible e innombrable. Se encuentra fuera del mundo y no está sujeto a las leyes del espacio y del tiempo. El universo no tiene autonomía sino que es dirigido por Dios.

Islam significa sumisión o entrega incondicional a Dios. La revelación divina se recoge en el Corán, el libro sagrado de los musulmanes. Corán o Qur´an significa lectura de una palabra oída, escrita y dicha.  Mientras que en el Cristianismo  Dios se hace carne, en el Islam se hace palabra. Todo es palabra de Dios que al revelarse se hace mundo. Por eso, el lenguaje es protagonista en la vida del creyente, que debe cumplir cinco obligaciones (Ver Los fundamentos del Islám, del Qadi ‘Iyad, traducción de Abdel Ghani Melara, editorial Kutubia, 1999), los Cinco Pilares de la religión islámica, el llamado por algunos “el llamador” ó “aldaba” por la representación de una mano (cinco dedos):

  • SHAHADA. La profesión de fe, es decir, el reconocimiento de la autoridad y unicidad divina, monoteísmo.
  • SALAT. La oración, cinco veces al día, mirando a la Meca
  • SAUM. El ayuno, la práctica del Ramadán
  • ZAKAT. La limosna legal y obligatoria
  • HAYY. La peregrinación a la Meca al menos una vez en la vida

En Medina, la casa de Mahoma consistía en un recinto cuadrado de muros de adobe abierto a un patio, rematado por un soportal o cobertizo en el lado sur. En el muro oriental se levantaron las habitaciones de las mujeres del Profeta, volcadas hacia el patio, donde se reunían los fieles para orar bajo las directrices de Mahoma, que se subía en un estrado para dirigirles. En esta disposición se ha querido establecer el origen de las futuras mezquitas, que suelen presentar un patio interior (sahn) rodeado de pórticos (riwaqs) y un espacio cubierto (haram), articulado mediante naves de columnas y delimitado por la quibla, el muro que señala la dirección de La Meca.

Han pasado muchos siglos desde entonces. Las necesidades y tensiones de una sociedad cambiante en el nuevo conocimiento científico del siglo XVII, engendró en muchas partes del hemisferio occidental una nueva fe en la razón y en el progreso, que llevó al fermento de las ideas conocidas como la Ilustración, a un rechazo de la autoridad tal como se concebía hasta ese momento, a la defensa de la libertad del hombre frente a las instituciones sociales, al pensamiento democrático. Pero aún no ha aparecido un Rousseau musulmán.

Antonio CAMPOS    

8 M – Día internacional de la mujer

Mañana, día 8 de marzo – 8 M – es el Día Internacional de la Mujer.

Eres tú mujer, lo más importante y maravilloso de este mundo. La persona que más amor y respeto merece. Gracias por ser mujer.

A ti que no dejas que la adversidad te haga caer y ante lo imposible haces lo posible, porque eres madre y muchas veces padre, porque eres abuela, tía, hermana e hija.

A ti que haces con tus manos cosas maravillosas y con tu corazón cosas increíbles y, sobre todas las cosas, eres mujer.

Quisiera regalarte una flor que nunca se marchitara, porque tú, mujer, no mereces solo un día en el que honrarte, sino toda una vida para amarte.

A ti, mujer, amiga, compañera, amante, madre, que caminas junto a mí en las verdes praderas y en los caminos pedregosos.

 

 

A ti, mujer, que glosan los poetas:

 

Nada mejor para cantar la vida,

y aun para dar sonrisas a la muerte,

que la áurea copa donde Venus vierte

la esencia azul de su viña encendida.

Por respirar los perfumes de Armida

y por sorber el vino de su beso,

vino de ardor, de beso, de embeleso,

fuérase al cielo en la bestia de Orlando,

¡Voz de oro y miel para decir cantando:

la mejor musa es la de carne y hueso!

Rubén Darío.

 

 

Si el hombre pudiera decir lo que ama,

si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo

como una nube en la luz;

si como muros que se derrumban,

para saludar la verdad erguida en medio,

pudiera derrumbar su cuerpo,

dejando sólo la verdad de su amor,

la verdad de sí mismo,

que no se llama gloria, fortuna o ambición,

sino amor o deseo,

yo sería aquel que imaginaba;

aquel que, con su lengua, sus ojos y sus manos

proclama ante los hombres la verdad ignorada,

la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien

cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;

alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina

por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,

y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu

como leños perdidos que el mar anega o levanta

libremente, con la libertad del amor,

la única libertad que me exalta,

la única libertad por que muero.

Tú justificas mi existencia:

si no te conozco, no he vivido;

si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

Luis Cernuda

 

En el proceso de muerte lenta a la que se está sometiendo la democracia de la Transición, el feminismo supremacista, nueva lucha obrera del comunismo porque en un país desarrollado como España, por mucho que digan lenguas interesadas, nadie pasa hambre, nadie es capaz de comer en un restaurante los sábados o domingos si no ha reservado con antelación, nadie acude los “puentes de fiesta” ni fines de semana a los comedores de asistencia social que no sean los “indigentes profesionales”, pretende imponerse, sin esfuerzo, preparación ni conocimiento, solo por el hecho de haber nacido mujer, igualando las cuotas de poder por sexos y no por méritos.

La organización de este año en Madrid la ha acaparado “La Comisión 8-M” bajo el lema de “Revuelta Feminista” y un sospechoso color violeta, de cuya página en internet tomamos los puntos más interesantes de su “Manifiesto”:

Quieren cambiarlo todo; vidas dignas y derechos para todas (no se habla nunca de obligaciones); unidas contra el patriarcado; denunciamos la justicia patriarcal que no nos considera personas de pleno derecho; exigimos que el aborto esté fuera del Código Penal; exigimos alternativas para las trabajadoras migrantes en situación administrativa irregular; exigimos las pensiones que nos hemos ganado (sic), no más pensiones de miseria que nos obliga a sufrir pobreza en la vejez; nos oponemos con firmeza al neoliberalismo; apostamos decididamente por la soberanía alimentaria de los pueblos; somos antimilitaristas y estamos en contra de las guerras; estamos en contra de los estados autoritarios y represores que imponen leyes mordaza y criminalizan la protesta y la resistencia feminista, y nos posicionamos frente al discurso de la extrema derecha que nos ha situado a mujeres, migrantes, racializadas (sic) y LGTBI como objetivo prioritario de su ofensiva ultraliberal, racista y patriarcal; estamos; vamos a romper con las fronteras; exigimos la acogida de todas las personas migradas y refugiadas, sea por el motivo que sea; exigimos que la perspectiva feminista sea transversal a todas las disciplinas y todos los niveles; una sociedad libre de valores heteropatriarcales.

En resumen, un manifiesto ultraizquierdista de agraciadas por las subvenciones, de ese feminismo que ataca centros católicos pero ni una sola mezquita, del que está en contra, dice, del Islán, pero no se manifiesta ni clama justicia cuando hay algún caso de violencia de género de esa procedencia, ni cuando la mujer musulmana no tienen ningún derecho de las que ellas disfrutan; y eso sí, ni hablar de Arabia Saudí ni del Irán ¿se acuerdan cuando hace 40/50 años las mujeres iban con minifalda en Persia?, porque podría acabarse la materia prima con la que funciona el sistema.

 

 

Aquellos, aquellas y aquelles que se sientan representados en sus ideas por lo aquí expuesto, esta es su manifestación; pero aquellos otros acomplejados que quieran asistir por el qué dirán, que a quienes admiran son a las mujeres descritas en la primera parte de este artículo, mejor es que se queden en su casa antes de hacer el ridículo, que los descubran, los abucheen y los señalen para que estas nuevas Amazonas con imaginación de guitarra y envoltura indefinida, si pudieran, nos cortaran los huevos a todos los hombres para mostrar su prevalencia sobre nosotros. Como suena.

 

¿Qué es aquello que rebuzna en los altos corredores?

Apaga la luz, hijo mío, que acaban de dar las doce.