Archive | agosto 2023

José Luis Álvarez Álvarez – Un ejemplo de honradez

Emilio Contreras en El Debate el 24/08/2023

Formó parte de un grupo de profesionales que, tras una carrera de éxito, dieron el salto a la vida política para servir a su país. Dejaron a un lado por unos años su carrera y renunciaron a unos ingresos altos para asumir responsabilidades políticas con una remuneración muy inferior, en un momento crucial de nuestra historia

Nació en Madrid el 4 de abril de 1930 y ha muerto en Cabo de palos el 23 de agosto de 2023. Fue notario con 23 años y ganó plaza en Madrid con sólo 27. Sería alcalde de la capital de España con UCD y después ministro de Transporte y Comunicaciones nombrado por Adolfo Suárez y ratificado por Leopoldo Calvo Sotelo y más tarde ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación también con Calvo Sotelo.

Cuando en los albores de la Transición abandonó temporalmente su notaría de la calle Ortega y Gasset para ocupar la alcaldía de Madrid y luego los ministerios de Agricultura y Transportes, ésta era la octava en facturación del más del centenar que entonces había. Y cuando unos años más tarde dejó la política y se reincorporó a su responsabilidad de notario, fue la numero 87. Pidió además una inspección a la Agencia Tributaria de todo el tiempo que tuvo responsabilidades políticas, que duró tres años y medio, y no encontraron la menor irregularidad o incumplimiento de sus obligaciones fiscales. No viene mal recordarlo tras los escándalos de corrupción que hemos visto en los últimos decenios.

José Luis Álvarez Álvarez fue un brillante estudiante de Derecho con un expediente cuajado de matrículas y doctor «cum laude». Aprobó la oposición a Notarias con 23 años a los pocos meses de terminar la carrera. Su primer destino fue Lalín donde, con la ayuda de un buen oficial, pudo dedicar muchas horas al estudio y superar las oposiciones restringidas como notario de Valencia. Y siguió estudiando. Con 27 años, y tras ganar otras oposiciones restringidas, fue notario de Madrid.

Recuerdo su historial académico y funcionarial porque Jose Luis Álvarez formó parte de un amplio grupo de profesionales que, tras una carrera de éxito profesional y económico, dieron el salto a la vida política tras la muerte de Franco para servir a su país. Dejaron a un lado por unos años su carrera profesional y renunciaron a unos ingresos altos para asumir responsabilidades políticas con una remuneración muy inferior, en un momento crucial de nuestra historia, porque se trataba de recuperar las libertades por un procedimiento pacífico. Conviene recordarlo ahora cuando en los últimos decenios hemos sido testigos de escándalos de corrupción protagonizados por quienes buscaban en el medro y en la inmoralidad el modo de enriquecerse en cargos públicos porque en su vida profesional no eran nadie.

José Luis Álvarez fue un hombre clave en el grupo Tácito, integrado por personas de su nivel profesional, de ideología democristiana, que en 177 artículos publicados en los últimos años del franquismo expusieron sus ideas de cómo montar un régimen democrático a la muerte del general. Y fueron uno de los cimientos ideológicos de lo que hicieron los gobiernos de UCD con Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo Sotelo, de los que muchos de ellos formaron parte. José Luis Álvarez fue el primer presidente de UCD de Madrid.

Supo formar equipos y descubrir nuevos valores entre las nuevas generaciones. Solo recordaré uno que es bastante significativo. A las pocas semanas de asumir la alcaldía de Madrid, de fijó en un joven ingeniero de Caminos al que le dio una de las más importantes Delegaciones de Servicios del Ayuntamiento. Cuando fue ministro de Agricultura lo nombró presidente del IRYDA (Instituto para la Reforma y el Desarrollo Agrario) y en el ministerio de Transportes lo puso al frente de la dirección general de Infraestructura del Transporte. Aquel joven ingeniero que no había cumplido treinta años se llamaba Florentino Pérez. El paso del tiempo ha demostrado que Jose Luis Álvarez no andaba mal de olfato.

Cuando en 1982 UCD desapareció, se unió a Alianza Popular y jugó un papel clave en su renovación para convertirse en el Partido Popular e incorporar los valores del humanismo cristiano y de la función social de la propiedad que de él se deriva.

Fue académico de número de la Real Academia de Bellas Artes y un experto en Derecho para la defensa del Patrimonio Artístico y Monumental de nuestro país. Fue también vocal del Patronato del Museo del Prado y del Museo Arqueológico, y miembro de la Comisión General de Codificación

Su fallecimiento en la mañana del miércoles en su casa de Cabo de Palos se ha producido cuando estaba rodeado de sus cinco hijos, de sus cuñados y de su esposa, Mercedes Royo-Villanova. Dios habrá acogido su alma cerca de Él, que es el lugar que merece un hombre bueno y un español que sirvió con lealtad y honradez a su país.

Descanse en paz.

La ilegitimidad histórica del separatismo catalán

Conferencia de Jesús Laínz en el Parlamento Europeo (Bruselas) el 06-03-2019

Nota: De máxima actualidad porque es el «Beso de Judas» que está gestando “La Banda del Nerón Hispano” del siglo XXI.

Lo que a mí me corresponde es explicarles brevemente la falsedad de la legitimación histórica para la secesión de Cataluña. Dado el poco tiempo disponible, les plantearé brevemente ocho cuestiones para responder a la incesante falsificación histórica de los separatistas.

1- La primera, casi superflua, es la de que, evidentemente, Cataluña no tiene ningún derecho de autodeterminación, derecho muy claramente definido por la ONU y cuyos titulares son los antiguos territorios coloniales o los sometidos a dominio extranjero, lo que, obviamente, no es el caso de Cataluña.

2- La segunda consiste en la obsesión de los separatistas por extraer de la existencia en el pasado de un reino, un ducado, un condado, una república o cualquier forma de Estado, el derecho de secesión en el siglo XXI. ¿Se imaginan ustedes que de la existencia en el siglo VIII de los reinos de Essex, Wessex o Mercia alguien dedujese el derecho de sus habitantes a separarse de Inglaterra en el siglo XXI? En Italia existieron las repúblicas de Venecia y Génova, el reino de Cerdeña, el de Nápoles y el de las Dos Sicilias. ¿Tendrán por ello estas regiones italianas derecho a separarse de Italia en el siglo XXI? En Alemania existieron los reinos de Baviera, Prusia, Sajonia, Hannover o Würtemberg y otros treinta y nueve Estados de la Confederación Germánica. ¿Se imaginan las risas en Alemania si a alguien se le ocurriese sostener que los habitantes de los territorios donde existieron aquellos reinos tienen derecho a independizarse en el siglo XXI? Y no olviden el pequeño detalle de que todos estos reinos que acabo de mencionar al menos tuvieron la virtud de existir, mientras que lo que nunca existió fue un reino independiente de Cataluña. Por lo tanto, si los habitantes de ninguno de estos territorios tienen el derecho a separarse de sus naciones, ¿por qué los de Cataluña sí habrían de tenerlo?

3- Los separatistas sostienen que Cataluña es algo ajeno a España, que su vinculación con ella ha sido muy débil. Pero Cataluña siempre fue parte de España, nada menos desde que Roma comenzó a dar forma administrativa a los pueblos de la Península Ibérica, con la catalana Tarragona como primera capital de la Hispania romana. Y, posteriormente, la catalana Barcelona sería la primera capital de la Hispania visigoda. A partir de entonces, los catalanes han participado en todas las empresas históricas de España: la Reconquista de ocho siglos contra los invasores musulmanes, el descubrimiento y conquista de América, etc. Porque con Colón y con Hernán Cortés estuvieron muchos catalanes, y buena parte de los primeros evangelizadores de América fueron monjes catalanes. Y ya que estamos en Bruselas, no podemos dejar de recordar a los Tercios de Flandes, en los que muchos soldados catalanes lucharon a las órdenes del duque de Alba, aunque, evidentemente, los separatistas catalanes no lo mencionen nunca.

4- En cuarto lugar, los separatistas catalanes sostienen que España es una nación desarticulada, imperfecta, poco sólida, poco hecha. Pero si echamos un vistazo a Europa, veremos que naciones tan indudables y sólidas como Italia o Alemania se unificaron hace sólo ciento cincuenta años. En cuanto a Francia, otra nación evidentísima, Saboya y Niza se incorporaron a ella muy recientemente, en 1860. Y Alsacia y Lorena hace bastante menos: exactamente ciento un años, en 1918, al terminar la Primera Guerra Mundial. En cuanto a Polonia, dependiendo del siglo del que hablemos, la veremos cambiar de tamaño y de ubicación en el mapa. E incluso desapareció durante largo tiempo. España, por el contrario, lleva seis siglos siendo lo que es. Pues bien, si ninguna de estas regiones de estos países, a pesar de su reciente incorporación, tienen el derecho a la secesión, ¿por qué Cataluña, que lleva en España dos mil años, sí?

5- La quinta cuestión se refiere a Escocia, cuyo referéndum legal de 2014 es muy utilizado como ejemplo por los separatistas catalanes. Pero el ejemplo es inapropiado, puesto que la legislación constitucional británica no es la española, por lo que no se comprende por qué habría de extenderse a España o a ningún otro país del mundo. Porque la legislación británica es, obviamente, fruto de la historia de Gran Bretaña. Pues en 1707 dos parlamentos, el escocés y el inglés, de dos reinos, Escocia e Inglaterra, acordaron fundirse para conformar el Reino de Gran Bretaña mediante el Acta de Unión. Pero, en el caso español, jamás hubo ningún parlamento catalán de ningún reino de Cataluña que pactase de igual a igual con un parlamento español de un reino de España para conformar el Reino Unido de España mediante ninguna Acta de Unión. Por lo tanto, la explicación histórica y las consecuencias jurídicas son completamente distintas.

6- Otro elemento esencial en la falsaria propaganda separatista es que Cataluña fue invadida por España en 1714, elemento muy utilizado tanto en el exterior como en el interior. En el exterior, para ganarse simpatías entre aquellos desinformados que se creen lo de un país pequeño invadido por una potencia más grande. Y en el interior, para lavar el cerebro de los catalanes, especialmente de los niños. Un ejemplo: el dirigente separatista Artur Mas declaró a Le Monde en febrero de 2012 que “Cataluña pertenece al Estado español desde hace trescientos años por la fuerza, tras haber perdido batallas y guerras”. Pero esto es sencillamente mentira. Lo que hubo en España en 1714 no fue una guerra entre españoles y catalanes, sino entre los partidarios del candidato Habsburgo y los del Borbón. Y de unos y de otros los hubo en todas las regiones españolas, Cataluña incluida. Pero como Barcelona fue la última resistencia del finalmente derrotado candidato Habsburgo, con la debida tergiversación se presenta como una guerra entre españoles y catalanes. Y, dicho sea de paso, el motivo principal del apoyo probablemente mayoritario en Cataluña al candidato Habsburgo fue la tradicional francofobia de los catalanes, detalle que Artur Mas, por su puesto, no explicó a Le Monde.

7- Otra de las mentiras, de gran eficacia propagandística, con la que se suele intoxicar la opinión pública europea consiste en sostener que Cataluña merece la secesión por haber sufrido especialmente durante el régimen de Franco. No es éste, evidentemente, momento ni lugar para explicarlo. Sólo les daré tres breves datos: hubo más voluntarios catalanes luchando en el bando franquista que en el republicano; el régimen franquista estuvo plagado de ministros, parlamentarios, embajadores y otros altos cargos catalanes; y Cataluña fue la región más beneficiada por la política económica del franquismo. Podríamos extendernos hasta el infinito, pero les daré un solo dato: en 1975, cuando murió Franco, Cataluña, que representa el 6% del territorio español, contaba con el 45% de los kilómetros de autopista.

8- Por último, otro argumento de gran eficacia sentimental: la lengua catalana como justificación de la secesión, argumento absurdo donde los haya pero muy utilizado en la propaganda. Pues, ¿desde cuándo una lengua es igual a una nación? Se calcula que en el mundo se hablan unas 6.000 lenguas, y en la ONU hay representadas 193 naciones. ¿Qué sucede entonces? ¿Qué falla aquí? ¿En el mundo sobran 5.800 lenguas? ¿O en la ONU faltan 5.800 naciones? Pero vengámonos más cerca, a Europa. Pues el único país europeo donde se habla una sola lengua es Islandia. Todos los demás son multilingües. Aquí, en Bélgica, por ejemplo, se hablan tres: francés, flamenco y alemán. Y en Francia o Italia, países aparentemente monolingües, se hablan más lenguas que en España. ¿Estará dispuesta Francia, la République Une et Indivisible, a conceder la independencia a Alsacia porque allí se habla alemán, a Bretaña porque allí se habla bretón, a Provenza porque allí se habla provenzal, a Córcega porque allí se habla corso, a los Pirineos Atlánticos porque allí se habla vasco y al Rosellón porque allí se habla catalán?

Concluyamos: Cataluña no tiene ningún derecho histórico, ni jurídico, ni étnico, ni lingüístico, ni cultural, ni de ningún tipo, a la secesión. O como dicen los separatistas, ningún derecho a decidir, que es el eufemismo para no mencionar la inaplicable autodeterminación.

¿Por qué especial privilegio, por qué especial superioridad los catalanes tendrían derecho a decidir unilateralmente la destrucción de España mientras que los demás españoles tendrían que mantener la boca cerrada? Porque no olvidemos que la tan repetida construcción nacional catalana no es otra cosa que la destrucción nacional de España.

¿Ustedes, señores franceses, italianos, británicos, polacos, alemanes, aceptarían que los habitantes de una región decidiesen la destrucción de sus naciones sin que los demás habitantes de las demás regiones pudieran participar en la decisión?

Efectivamente, el derecho a decidir existe: es el derecho que, para decidir sobre la existencia o desaparición de España, tienen todos los ciudadanos españoles.

Al-Ándalus: siglos VIII al XV

Fuente: Francisco Javier Albert Gutiérrez Profesor de Historia de España – Valencia

La conquista (711)

Los musulmanes conquistaron toda España en seis años y ello fue posible por seis  razones fundamentales:

1ª. España era un Estado civilizado que estaba gobernado por una nobleza política y un Ejército profesional muy reducido. Vencido éste, se pactó con la élite política –como pasó después en el s. XIX con Napoleón– y se produjo rápidamente el cambio. La superioridad militar árabe se debía a que tenían un ejército mucho más numeroso que los españoles.

2ª. Las tropas árabes llegan a Hispania en el año 711 y gracias al capitán Tarik, los musulmanes vencieron al rey visigodo Don Rodrigo, en lucha los vitizanos, que pretendían el trono en rebelión soterrada contra su rey legítimo.

Los judíos, que se movían por todo el Mediterráneo, fueron los que sirvieron de intermediarios, los que informaron, financiaron y convencieron al Califa para que llevara a cabo la invasión.

3ª. El pueblo hispanogodo era ajeno a la política y a la milicia, hacía siete siglos (19 a. C.) que había abandonado la organización tribal guerrera durante la Pax Augustea y la romanización; estaba desarmado y se dedicaba al trabajo, dependiendo de sus señores que eran los que se  hacían responsables de los impuestos.

4ª. Todos los señores vitizanos y muchos otros godos, establecieron un tratado de paz, llamado ahd por el que se les respetaba patrimonio, religión y autonomía política, a cambio de vasallaje y pagar una contribución territorial – Jaray– y un IRPF – Yizia-.

 Las élites dominantes suelen colaborar con los invasores para conservar sus patrimonios. En el s. XIX harían lo mismo los afrancesados con Napoleón. Y en el s. XX  los fascistas de Petain con Hitler, y los comunistas de los países del Este europeo con Stalin.

5ª Los judíos, perseguidos por los godos y bizantinos por traidores, colaboraron en todo momento con los musulmanes, quedándose como guarnición armada en las ciudades conquistadas. Le convenía a sus grandes comerciantes. A cambio recibieron un trato privilegiado durante el tiempo que gobernaron en España (Al Ándalus). Más tarde en el siglo XII fueron expulsados de Al Ándalus por los almohades.

6ª La conquista de Hispania fue meticulosamente planificada como ‘Yihad’ por el Califa Al Walid. Aunque en teoría admiten a judíos y cristianos, en la práctica fueron aniquilados. El Islam se impuso por conquista militar y el terror. En la medida que cobraban fuerza aumentaban la represión de ‘infieles’ y borraban culturalmente a los pueblos dominados. Cuando se reconquistó Córdoba y Granada no quedaban ni cristianos ni judíos, ni sinagogas ni iglesias.

El Emirato dependiente (714-755)

Tariq había llegado a un pacto con los hijos de Witiza de reconocerles todas sus propiedades a cambio de ceder el trono al califa  omeya Al – Walid de Damasco.

Así es que Muza proclamó en 714, formalmente en Toledo, rey de España a Walid I. España pasó a ser una provincia del Imperio musulmán, gobernada por emires o valíes, y le pusieron un nuevo nombre: Al-Andalus. Este fue un periodo de cruentas guerras civiles entre árabes, sirios y beréberes, que terminó con la emigración de los berberiscos al Norte de África.

Los musulmanes que llegaron durante este periodo, según las cifras más optimistas (Claudio Sánchez-Albornoz) serían:

711. Tariq: 17.000 beréberes

712: Muza: 18.000 árabes

716: Al Hurr: 400 árabes notables para la administración

741: Balch: 7.000 sirios

Total 42.400 guerreros tribales: que es más de los legionarios que necesitaba el Imperio Romano para mantener controlada Hispania.

El Reino de España (mal llamado Reino de Asturias por la influencia decimonónica nacionalista) quedó reducido a las montañas cantábricas y asturianas con capital en Cangas de Onís donde se refugiaron los hispanogodos de D. Rodrigo que no se habían rendido al poder de los agarenos, y con el paso del tiempo lograrían recuperar el poder político que en esos momentos habían perdido.

El valle del Duero se convirtió en un desierto que sirvió de frontera natural entre  el reino cristiano y el poder musulmán. En Al Andalus nunca hubo una arabización sino una islamización (conversión de los hispanogodos al islamismo). Los musulmanes españoles nunca hablaron árabe, excepto para rezar y como lengua oficial o científica.

El Emirato independiente (756-929)

Abul Abbás se rebeló en Bagdad contra la familia de los omeyas y consiguió exterminar a todos excepto a Abderramán (nieto de Abdelmalik, decimo Califa, e hijo de una concubina berebere de la tribu nafza) que escapó  y logró llegar al norte de Marruecos donde contactó con sus parientes y con clientes sirios de Al-Andalus, y, con la ayuda de ellos, se declaró emir independiente, reconociendo sólo teóricamente la autoridad religiosa del califato de Damasco.

Abderramán I profesionalizó el ejército, orientalizó la corte y logró que los cargos cortesanos pasaran a manos de sus parientes omeyas, huidos como él de Damasco. Fue el fundador del estado islámico «español».  Con sus sucesores Hixam I y Alhaken I, en la misma medida que el estado se hace fuerte crece la intransigencia religiosa y empezaron las sublevaciones como, por ejemplo:

La «jornada del foso» de Toledo (797): un grupo de muladíes fue invitado al castillo del gobernador con el pretexto de que presentaran sus respetos al heredero del trono; una vez dentro, conforme iban llegando les pasaban a una sala donde les cortaba las cabeza y los arrojaban a un foso.

Y la rebelión del arrabal de Córdoba (818) Dice el cronista Ibn al Atir: «Al Hakam estableció el impuesto del diezmo sobre las mercaderías, lo que fue mal visto por el pueblo. El califa se apoderó de trescientos de los principales exaltados y les hizo crucificar, con lo que provocó la rebelión. Se crucificó cabeza abajo a treinta de los más notables de ellos. Y, durante tres días, los arrabales de Córdoba sufrieron muertes, incendios, pillajes y destrucciones. Miles fueron deportados a Fez y otros a la isla de Creta, donde formarían un gobierno autónomo hasta 961. En Fez donde fundaron una ciudad llamada de los Andalusíes. Cuando se disponía de la suficiente fuerza, las rebeliones fueron reprimidas de una forma sangrienta”.

Con Abderramán II la presión fiscal aumenta y el descontento de los muladíes también. En esta época aumenta la emigración de mozárabes hacia territorios cristianos del Norte. A partir de su muerte en el 852 el Emirato entra en crisis y Córdoba sólo controla su propia provincia.

El Califato de Córdoba (929-1035)

En el año 912 es proclamado emir Abderramán III, e inmediatamente emprendió la tarea de reducir los focos rebeldes de Al Ándalus. En 913 acabó con la rebelión de Andalucía Oriental. En 914 le tocó el turno a Sevilla. En 924 lo Banu Qasi (descendientes del duque godo Casio), muladíes que gobernaban la Marca Superior (Zaragoza), eran reducidos y transportados a Córdoba. En 917 murió el muladí Omar Ibn Hafsun (Hafsun=Alfonso) y sus hijos cometieron la torpeza de volver a la fe de sus mayores, por lo que muchos nobles le retiraron su apoyo y en 928 Abderramán tomó la fortaleza de Barbastro.

El mayor peligro venía por el Sur, donde el fatimí Ubayd Allah, rompiendo la unidad califal, se había proclamado Emir de los Creyentes y amenazaba en convertir Al Andalus en un estado satélite. Por otra parte, la relativa unificación del Magreb amenazaba muy seriamente las rutas del comercio andalusí, especialmente el aprovisionamiento de oro, vía Siyilmasa. El peligro, por el momento, fue conjurado con la toma de Ceuta y Melilla.

En 929, lograda la paz en todos los frentes se autoproclama califa y jefe de los creyentes (Amir al Muminin) Ello supuso la independencia respecto a toda autoridad musulmana superior, y la iniciación de una nueva etapa de gobierno en Al Andalus: El Califato de Córdoba.

En 939, en la Batalla de Simancas, el Califa Abderramán III fue derrotado por Ramiro II el Grande, y escapó de milagro. Para resarcirse del susto, construyó el palacio de Medina Azahara, en el que se solazaba con sus dos mil concubinas. Abderramán III no fue un jefe ilustrado y tolerante, como afirman los mitómanos, sino un tirano caprichoso, cruel, sanguinario, belicista y lastrado, A los jefes  de su ejército que se salvaron y a trescientos de sus caballeros musulmanes los crucificó por perder la batalla. También decapitó y crucificó a miles de cristianos y muladíes a lo largo de su vida. A su muerte, su palacio de Medina Azahara contaba con los servicios de tres mil setecientos cincuenta esclavos varones y seis mil trescientas mujeres, de las que la inmensa mayoría también estaban reducidas a la esclavitud. Sus sucesores llegaron  alcanzar la cifra de trece mil setecientos cincuenta esclavos. (Así lo recoge César Vidal en su libro “Mentiras de la Historia”).

Almanzor

Ibn Abi Amir, conocido como Almanzor el Victorioso, aprovechando la debilidad de Hisham II se hizo con el poder y de 981 a 1002 gobernó de manera absoluta, llevando a cabo una política de agresión a los reinos cristianos que  se basaba en el saqueo. Después de la muerte de Almanzor el califato entró en un período de guerras civiles (1009-1031) y quedó dividido en los llamados reinos de taifas.

Los reinos de taifas (1031 – 1090)

Las causas hay que buscarlas en:

·     El aumento de la presión fiscal para mantener un ejército tan numeroso.

·     Las grandes diferencias entre los diversos componentes de la comunidad islámica, y el general odio a los beréberes del que se hacen eco los textos cronísticos.

·     El centralismo del Califato ha sido más un mito romántico que una realidad histórica. Desde el Bajo Imperio Romano, los dominus o nobles eran autónomos en sus territorios y, dependiendo de la fortaleza del poder central, había épocas que pagaban impuestos y otras que no los pagaban.

Cuando se debilitó el ejército el espacio político del califato se disgregó en treinta reinos:

Los beréberes fueron  los que ocuparon un mayor territorio (taifas de Badajoz, Toledo y  Málaga).

Los muladíes estuvieron representados por los  abbadíes en Sevilla, los jahwarides en Córdoba, los tuyibíes en  Zaragoza y los razinides en Albarracín.

Los eslavos se agruparon en la zona de levante, formando los reinos de Tortosa,  Valencia, Denia y Baleares.

Estos reinos se mantuvieron comprando la paz a los reinos cristianos del Norte mediante el pago de parias.

El Imperio Almorávide (1090-1145)

Seguidores del movimiento político y religioso musulmán fundado por Abd Allah Yasin, que encarnó una de las reacciones ortodoxas dentro del Islam occidental, predicaba:

·     La yihad o guerra santa

·     La unidad política de la Umma

·     El cobro solamente de los impuestos prescritos en el Corán

·     Y el reparto del botín.

Tuvo su origen en tierras de Senegal, ya islamizadas por tribus nómadas saharianas, a partir de la aceptación por los hermanos Yahya y Abu Bakr de las doctrinas de Abd Allah Yasin. En una rápida expansión, y bajo la dirección de una notable personalidad, el rey Yusuf ibn Tashfin, conquistaron una parte del Magreb y Marruecos donde fundaron su capital Marrakech (1068).

Su fanatismo e intransigencia los llevo a expulsar de sus territorios a gran número de mozárabes. Otros muchos emigraron a los reinos cristianos por negarse a la conversión al Islam.

La anexión de Toledo por parte de Alfonso VI de Castilla (1085) asustó a los musulmanes andalusíes, y los reyes de las taifas de Sevilla y Badajoz pidieron ayuda a los almorávides, que entraron en la Península y derrotaron a Alfonso VI en Zalaca (Badajoz), en 1086. Más una vez aquí, decidieron quedarse y, tras un segundo desembarco en 1090, ocuparon los reinos de Granada (1090), Córdoba, Sevilla (1094), y Zaragoza (1110), y deportaron a sus reyes al Magreb.

Los almorávides enviaron tropas desde 1088 a Levante, pero fueron detenidos por la presencia del Cid, que obtenía cuantiosas parias de toda la zona, hasta Zaragoza. Rodrigo Díaz de Vivar tomó Valencia el 15 de junio de 1094. Allí moriría el 15 de junio de 1099, y su mujer, Doña Jimena, resistió en la ciudad durante tres años más, hasta que los almorávides acabaron entrando en Valencia el 5 de mayo de 1102. Vencido este obstáculo, conquistaron fácilmente el valle del Ebro.

La descomposición del Imperio almorávide (1150 – 1170)

Los almorávides siempre fueron vistos por los andalusíes como un mal menor, como una cultura extraña, y cuando su poder se debilitó, las familias nobles de los principales territorios se enfrentaron con éxito a las guarniciones almorávides y lograron independizarse. La única forma que tenían estos reinos de mantener a raya a los cristianos del Norte era mediante el pago de las parias, pero cuando los almohades corten las rutas del oro del Sudán y carezcan de numerario para pagar a los reinos cristianos, éstos prosiguen la reconquista, por lo que cayeron de nuevo en la tentación de pedir ayuda a una fuerza extranjera.

El Califato Almohade (1170-1231)

El beréber Muhammad ibn Tumart, erigido en reformador religioso, basó su doctrina en una interpretación rigorista y extremadamente legalista de las prescripciones del Corán, que ganó rápidamente adeptos en el Atlas marroquí. Su sucesor Abd al-Mumin (1130-1163) transformó la primitiva confederación de tribus beréberes que se habían adherido a la doctrina en un Estado y adoptó el título de califa. Su imperio llegó a extenderse desde el Atlántico hasta Argelia occidental y desde el río Tajo hasta el desierto del Sahara.

Los almohades intervinieron en la Península a partir de 1170, y obtuvieron notables éxitos contra los cristianos como la derrota de Alfonso VIII de Castilla en Alarcos (1195). Su fanatismo era superior al de los almorávides, lo que originó rebeliones armadas como la del «Rey Lobo» de Murcia. Los judíos y los mozárabes se vieron forzados a la conversión o al destierro. Tomaron como capital Sevilla. Su decadencia vino cuando un nuevo poder, surgido en el norte de África, los benimerines, les dispute el control del oro del Sudán.

La decadencia de los almohades comenzó con su derrota en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) ante los reinos cristianos españoles y acabó con la ocupación de Marrakech por los benimerines en 1269.

Terceros reinos de taifas(1220-1250)

Son los surgidos tras la caída del Califato almohade. Derrotados  los almohades en las Navas de Tolosa (1212), comenzó la  desintegración de su imperio. En 1224 Baeza se declaró  independiente. En 1228 Muhammad ibn Hud se proclamó rey de Murcia y  extendió sus dominios hasta Córdoba, Sevilla y Niebla; esta última  se sublevó luego formando una nueva taifa. En 1229, Zaiyan ibn Sa’d  se proclamó rey de Valencia. En 1231, Muhammad, señor de Arjona, conquistó Jaén y en 1238 organizó desde Granada el reino nazarí. La  mayoría de estas taifas fueron cayendo en poder de castellanos y  catalanes. En 1236 cayó Córdoba, en 1238 Valencia, en 1246 Jaén, en  1248 Sevilla, en 1261 Niebla. Murcia se rindió en 1243, mientras que  el reino nazarí de Granada, convertido en vasallo de Castilla, perduró hasta 1492.

El reino nazarí de Granada (1237-1492)

La dinastía musulmana de los nazaríes reinó en Granada de 1231 a  1492. Muhammad I (1231-1272), sobrino de Yusuf  ibn Nasr (de donde se deriva el nombre de la dinastía de origen sirio), fue el primer  soberano nazarí de Granada. Sometió bajo su autoridad a las comarcas de  Jaén, Guadix y Baza. Más tarde (1237-1238) logró conquistar Granada y estableció  allí su residencia, para cuyo embellecimiento mandó construir la  Alhambra. Para mantenerse en el poder tuvo que reconocerse vasallo de los  reyes de Castilla. Colaboró con Fernando III en la conquista de plazas  como Sevilla (1248) y Jerez (1261).

Este reino se mantuvo fundamentalmente por el interés económico que tenía para Castilla. Era una puerta abierta al comercio con Oriente y al oro del Sudán, mediante el pago de parias. Pero cuando los turcos cortaron al reino Nazarí el acceso a las rutas comerciales, y éste se vio incapaz de pagar sus impuestos a Castilla, los Reyes Católicos decidieron poner fin a dicho Reino, terminando con la presencia musulmana en España.

MAJESTAD, TIENE QUE MOJARSE

Fernando Savater, filósofo, intelectual lúcido y fiable, se expresa de forma polémica e iconoclasta; sus opiniones a menudo navegan contracorriente, con un estilo agudo, incisivo e irónico.

«Sánchez ha perdido las elecciones: por mucho que salte y vocifere, no está vivo sino mal enterrado». No es el único que lo piensa. Sánchez ha perdido las elecciones (Generales, Autonómicas y Municipales) es un cadáver político, aunque sea un cadáver engañoso, temerario, muy osado y falsamente alegre, que se resiste a estar muerto; el Rey no puede encargarle formar Gobierno. Sería un contrasentido.

Estamos ante una grave crisis política, en la que lo que ha caducado, QUIEN HA PERDIDO, no está dispuesto a hacerse a un lado y lo nuevo, QUIEN HA GANADO, carece del empuje necesario para abrirse paso. El bloqueo está servido, para más escarnio, en plena presidencia española de la Unión Europea. Y lo más escandaloso es que asistimos a una obscena búsqueda de votos, a cualquier precio, por parte del perdedor de las elecciones para evitar su propio funeral.

Esta extraña circunstancia pone a prueba el reinado de Felipe VI. Ha llegado el momento de la verdad. Tendrá que demostrar su capacidad de arbitraje, con el riesgo, haga lo que haga, de que media España sufra una fuerte decepción y se vuelva contra la Corona. La gran pregunta que muchos nos hacemos en estos momentos críticos es:

¿Puede encargar la formación de Gobierno a un político que ha perdido las elecciones y que se presenta en La Zarzuela con el aval de un fugado de la Justicia, que dio un golpe contra el orden constitucional, y con el voto de una serie de formaciones cuya razón de ser consiste estrictamente en acabar con la UNIDAD DE ESPAÑA y cargarse la Constitución, empezando por la Monarquía?

La prudencia del Rey no consiste, pues, en conformarse con cumplir un engorroso trámite, haciéndose fotos en palacio a la puerta de su despacho con cada uno de los representantes de los partidos. El arbitraje exige actuar con tacto, pero con determinación, pensando en el bien de la nación… y lo que está claro es que el “bien de la Nación” no es entregar el PODER a quien lo quiere para destruir esa Nación. ¡Majestad, hay que salvar la UNIDAD de España, tiene que mojarse!

Aumentan todos los delitos en España

Se han publicado los datos de los delitos cometidos en España -población superior a 20.000 habitantes- del primer trimestre del 2023, casualmente, pocos días después de haberse celebrado las elecciones generales y, en mi opinión, por un solo motivo: Suben todos los delitos.

Las estadísticas, fuente en todos los casos del Ministerio del Interior, de la última Legislatura liderada por Pedro Sánchez, es la siguiente:

Nota: En el apartado «españolas» se incluyen las nativas y las nacionalizadas con nacionalidad española.

Me consta que criminólogos que trabajan para el Estado, y no puedo dar más datos por la sensibilidad de sus informes, han concluido que cruzando los hasta aquí expuestos con la nacionalidad y porcentaje de nacionalizados, con una desviación mínima en sus previsiones, si no se ponen ya los medios necesarios para atajar el problema y no se dota de la autoridad y contundencia suficiente a la policía y judicatura, modificando las leyes, los próximos diez años serán los más violentos en nuestra historia reciente.

Y que nadie se acoja al comodín del “racismo”, en España es bienvenido todo aquel que llega a trabajar y vivir honestamente; no hablan de todo el que aquí llega, sino del que viene a delinquir, a vivir del esfuerzo del resto de ciudadanos, gente por lo normal joven, sana, preparada físicamente y sin aspecto alguno de haber pasado penalidades en su país de origen ni en su trayecto en naves mafiosas con el consentimiento y pasividad de nuestras autoridades y legisladores, con otras culturas muy diferentes que, además, quieren imponer a los nativos. Algunas veces me acuerdo de aquello que dijo el juez Bermúdez, el que sentenció el atentado del 11-M, aquello de que “España no está preparada para saber la verdad”.

La verdad son los datos y un análisis profundo de los mismos da la razón a esos funcionarios públicos, de carrera, por dura oposición, que se han ocupado de recogerlos, analizarlos y ponerlos encima de las mesas de quienes, con sillón de cuero repujado y escoltas hasta para ir al servicio, son los que tiene que decidir.

Antonio CAMPOS