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Un poquito de Navidad, por favor

La reflexión que sigue a continuación está escrita por un buen amigo mío, que pasea por una ciudad en concreto, pero que podría aplicarse a una gran mayoría de ciudades españolas. Él, como yo, está en su madurez vivencial y vital, y ha visto como, en pocos años, hemos arrinconado no ya el espíritu religioso, sino nuestros usos y costumbres, ayer fuente del Derecho desde los romanos y hoy postergados al olvido.

Por Joaquín Ramos López – 19 diciembre 2021

Acostumbro a caminar con frecuencia por mi ciudad. Suelo alternar mis recorridos por diferentes calles y sus barrios. Lo hago a distintas horas del día y en cualquier fecha. Observo movimientos, actitudes personales y circunstancias de la convivencia urbana.

De tal observación y desde la perspectiva del tiempo que tengo vivido, puedo tener una determinada comprensión de cómo cambian las costumbres y derivan las conductas en el modo de entender y practicar ocupaciones y eventos presentes en nuestra existencia.

Pues, mediado ya este ingrato, por frío y encarecido, diciembre, vengo regresando a diario a mi casa sintiendo desafección del paisaje urbano recorrido.

No ya de la impresión que produce el desaguisado urbanístico operado en los últimos meses, o la suciedad acumulada que, por demás, cubre todavía la hojarasca otoñal fruto del peleón viento habido, que también.

Llego con pena de no haber apreciado en el ambiente general muestras suficientes de encontrarnos en fechas muy próximas ya al más señalado momento anual, la efeméride del misterio de la Navidad. Ese importante acontecimiento, origen y razón de nuestra cultura y civilización.

Cierto es la existencia de colgaduras municipales luminosas que solo pueden asociarse al tradicional evento por las fechas de su tendido urbano, pues han sido orilladas las imágenes típicas recordatorias.

También lo es que las grandes superficies muestras adornos de argentes y dorados tonos que, sobre todo, publicitan la aspirada venta del regalo preferido para la ocasión. Y los populares bazares de barrio inundados de parafernalia invernal y festiva ad hoc.

He visto, por supuesto, algún pequeño comercio que ha incluido en su escaparate bolas, estrellas, algodón blanco y algún tímido pesebre. Y un par de accesos de vecindario con abetos y portales decorados.

Pero no he notado donde queda la manifestación popular de la Navidad. Aquellas ventanas con mensajes de paz y fraternidad; los luminosos animales del invierno en las terrazas y jardines; el muñeco de Noel escalando el balcón, o el disfrazado que  hace sonar su campana por la calle; las imágenes propias del momento en los accesos eclesiales. Todo parece olvidado en el desván o en el trastero.

Sí asoman muestras navideñas, claro está, en mercadillos apropiados, donde los paseantes se empujan viendo cabañas y tenderetes, pero que tras su paso siguen atiborrados de objetos sin vender todavía.

Lejos quedan ya aquellas manadas callejeras de pavos, los aguinaldos, las colaciones, la excursión a procurarse el musgo para el belén y el  abeto navideño y las largas mesas de comidas familiares. Y cerca están las vacaciones en la nieve y los viajes exóticos, acordes con el calendario estacional.

El panorama social tampoco parece mejor. Muchas son las noticias ingratas y las perspectivas oscuras. Hueca me parece la apuesta de esa anunciada malsonante “nueva normalidad” con la que vapulean nuestras neuronas al modo con que los aceituneros varean los olivos.

¿Adónde hemos llegado? ¿Qué se ha hecho de nuestras tradiciones tanto tiempo sostenidas? ¿Por qué asumimos tantos cambios, muchas veces sin sustancia ni proximidad? ¿Verdaderamente estamos cansados de lo de siempre y apostamos por lo nuevo “a ver qué pasa”?

Yo, estos días, enviaré algunos christmas postales; disfrutaré del muérdago regalado que rociaré para que siga fresco; cuidaré mi planta de Navidad para que me dure muchos meses; comeré guirlache; encenderé mi belén, cantaré unos villancicos y rogaré al Niño Dios nos renueve su protección.

Esperaré con ilusión el presente que me tenga reservado Papá Noel y pediré a mis exclusivos Reyes Magos, desde donde sé que están, sigan regalándome su cariño. Y al Rey Gaspar -mi elegido infantil- que inunde nuestros hogares con el incienso de la concordia.

Quizás Ud., estimado lector, desde sus prioridades y convicciones, todas confluentes hacia el bienestar más estimado, lo quiera encontrar y favorecerlo con “un poquito de Navidad, por favor”.

Cuando se cierra la casa de los abuelos

El texto que sigue a continuación está tomado de internet, de autor desconocido, al menos para mí, y lo publico aquí porque considero que es universal, que es ley de vida y que, antes o después, a todos nos llega, aún más este fatídico año 2020 en el que se han marchado muchos mayores golpeados por un virus mortal, que nadie sabe cómo ha venido y mucho menos cómo ni cuándo se marchará. Si este año falta alguien a la mesa la cena de Nochebuena por esta causa, recuérdenlo con verdadero cariño y brinden por su recuerdo, que él estará sonriéndoles allá donde se encuentre.

Pienso que uno de los momentos más tristes de nuestras vidas llega cuando se cierra para siempre la puerta de la casa de los abuelos, y es, que al cerrarse esa puerta, damos por finalizados los encuentros con todos los miembros de la familia, que en ocasiones especiales cuando se juntan, enaltecen los apellidos, como si de una familia real se tratase, y, llevados siempre por el amor a los abuelos, cual bandera, ellos (los abuelos) culpables y cómplices de todo.

Cuando cerramos la casa de los abuelos, damos por terminados, además, las tardes de alegría con tíos, primos, nietos, sobrinos, padres, hermanos e incluso novi@s pasajeros que se enamoran del ambiente que allí se respira.

Ni siquiera hace falta salir a la calle, estar en la casa de los abuelos es lo que toda la familia necesitaba para ser feliz.

Los reencuentros en navidad, regados con el olor a pintura fresca, cual incienso, con gaitas y brillo al fondo, las tertulias de enramada, que cada año que llegan piensas ¿y si es la última vez? Cuesta aceptar que esto tenga fecha límite, que algún día todo estará cubierto de polvo y las risas serán un recuerdo ido de tal vez tiempos mejores.

El año pasa mientras esperas estos momentos, y sin darnos cuenta, pasamos de ser niños abriendo regalos, a sentarnos junto a los adultos en la misma mesa, jugando desde el postre del almuerzo, hasta el aperitivo de la cena, porque cuando se está en familia el tiempo no pasa y el aperitivo es sagrado.

Las casas de los abuelos siempre están llenas de sillas, nunca se sabe si un primo traerá a la novia, a un amigo o al vecino, porque aquí todo el mundo es bienvenido. Siempre habrá un termo con café, o alguien dispuest@ a hacerlo.

Saludas a la gente que pasa por la puerta, aunque sean desconocidos, porque la gente de la calle de tus abuelos es tu gente, es tu pueblo.

Cerrar la casa de los abuelos es decir adiós a las canciones con la abuela y a los consejos del abuelo, al dinero que te dan a escondidas de tus padres como si de una ilegalidad se tratase, a llorar de risa por cualquier tontería, o a llorar por la pena de los que se fueron demasiado pronto. Es despedirse de la emoción de llegar a la cocina y destapar las ollas, y disfrutar el plato de «las animas».

Así que si tienes la oportunidad de llamar a la puerta de esa casa y que alguien te abra desde dentro debes aprovecharla cada vez que puedas, porque entrar ahí y ver a tus abuelos o a tus viejos, sentados esperando para darte un beso es la sensación más maravillosa que puedas sentir en la vida.

Si resulta que ahora nos toca ser abuelos, y ya nuestros padres no están, nunca perdamos la oportunidad de abrir las puertas a nuestros hijos y nuestros nietos y celebrar con ellos el don de la familia, porque solo en la familia es donde los hijos y los nietos encontrarán el espacio oportuno para vivir el misterio del amor a los más cercanos y a los que les rodean.

Disfruten y aprovechen la casa de los abuelos, pues llegará un momento en que, en la soledad de sus paredes y rincones, si cierras los ojos y te concentras, podrás escuchar tal vez, el eco de una sonrisa o un llanto, atrapado en el tiempo; del resto, puedo decirte que al abrirlos la nostalgia te atrapará y te preguntarás, ¿por qué se fue todo tan deprisa? Y será doloroso descubrir que no se fue… lo dejamos ir.

PD – Por primera vez en mi vida, este año no nos reunimos la familia en la cena de Nochebuena, presidida por el/la más anciano/a. Deseo, desde lo más profundo de mi corazón y sea cualesquiera las creencias religiosas de cada uno, incluida quien no tenga ninguna, que el próximo año podamos recuperar la normalidad que desde que éramos niños hemos disfrutado ese día.

El discurso del Rey

Como desde hace años, el mensaje navideño de SM El Rey de España, ha suscitado verdadero interés y opiniones encontradas entre los Partidos Políticos.

En mi opinión, con problemas de identidad desde el tálamo por si la bellísima, y preparada, Leonor es futura Reina de España, o solo la ciudadana Leonor, dentro de un discurso frío, demasiado moderado para los tiempos que corren y falto de la energía necesaria de quien es el Jefe del Estado, las frases más importantes fueron:

 

 

“Quiero destacar la voluntad de entendimiento y de integrar nuestras diferencias dentro del respeto a nuestra Constitución, que reconoce la diversidad territorial que nos define y preserva la unidad que nos da fuerza»

“Mantengámonos unidos en los valores democráticos que compartimos”.

“El deterioro de la confianza de muchos ciudadanos en las instituciones, y desde luego Cataluña, son otras serias preocupaciones que tenemos en España”.

Como antes escribíamos, las opiniones han sido encontradas, considerándolas prudentes y ajustadas siempre a la Constitución según el arco de la derecha, comentadas con pinzas por el socialismo sanchista, y con odio, rabia, contra la paz y convivencia nacional, la reacción de los secesionistas catalanes.

Puigdemont replica «Gracias a su ‘a por ellos’ miserable, y nunca rectificado, que entonó en el discurso del 3 de octubre de 2017, se puso al frente de la represión. No nos olvidaremos nunca de eso».

Quim Torra ha apostado por «seguir avanzando para culminar el proceso de independencia».

Rufián, haciendo honor a su nombre, compara el discurso con un mitin de VOX; supongo yo que porque, hasta ahora, ni VOX ni el Rey se han saltado la Constitución.

A ellos se han unidos los independentistas vascos y gallegos, envalentonados por los hechos consumados por los catalanes, las prebendas obtenidas y el avance de sus pretensiones ante la ineficacia del Gobierno de España.

 

 

¿Qué pasaría si la policía me pillara a mí con los planos del Banco de España, sus sistemas de blindaje, de su seguridad, y con una banda de delincuentes dispuestos a atracarlo? ¿Qué pasaría si se detectara media docena de yihadistas con explosivos y planos detallados del campo de fútbol del Sevilla? ¿Qué pasaría si se descubriera una organización militar dispuesta a hacer una acción con el Gobierno Español similar a la que han hecho los condenados por el procès en Cataluña con respecto al resto de España? ¿Qué pasaría si hubiera un grupo que repeliera los actos y la violencia terrorista de los CDR, con sus mismas armas y bagajes? Estoy seguro que, en ninguno de los casos detallados, pretenderían gobernar desde la cárcel, en donde permanecerían por muchísimo más tiempo que van a estar Junqueras y su séquito, y sin imponer, ni consentir, que desde la Moncloa se cambie el informe de la Abogacía del Estado, y ya veremos si la cosa no llega más arriba y se acaba con la credibilidad del poder judicial.

Desde hace años se postula por el diálogo, que no es sino un monólogo en el que los catalanes no se mueven de su posición más favorable, sin que ningún político del Estado haya conseguido nada que no fuera en su beneficio personal para resistir en su columna peridiana. Esto, más bien antes que después, tiene que explotar por algún sitio; en mi juventud, cuando Franco ya no era tan fuerte ni como militar ni como Jefe del Estado (antes no se atrevía nadie, por mucho que digan algunos ahora), gritábamos “Más vale morir de pie con honor, que vivir de rodillas en la dictadura”. Ahora hay muchos, millones de españoles, que lo piensan, pero nadie se atreve a decirlo, por aquello de las etiquetas y de que, sin que la mayoría de ciudadanos se de cuenta, nos están empujando a una dictadura comunista, sin Dios en sus diferentes acepciones, sin familia, sin patria, sin honor y, próximamente, tratando de ahogar la propiedad privada. Cuando se han puesto todos los diálogos sobre la mesa, y una y otra vez solo se llega a transgredir el Ordenamiento Jurídico Español, el poder represivo únicamente puede ejercerlo el Estado. La gran pregunta es: ¿Cuándo y quién será el que de la orden de utilizar ese poder represivo con contundencia y poner punto final a la actual situación, antes de llegar a una nueva guerra civil? “Con la gente vil obra más el rigor que la bizarría”, según Baltasar Gracián.

 

Navidad 2018

Hemos tenido un año políticamente muy movido a nivel mundial. El mundo ya no está controlado únicamente por Estados Unidos y Rusia. A ellos se les han unidos otras potencias mundiales como China, Corea del Norte, India e Israel, con armas de alta tecnología propia, ha vuelto “la guerra fría” y la prevalencia de intereses entre estos países y aquellos a los que cada uno protege o con los que disiente. Europa se hace vieja, no acaba de funcionar el invento de la Unión Europea, y está siendo invadida, todavía pacíficamente, por los musulmanes, los de los países ricos en jet privados y los de los países pobres disfrazados de náufragos abandonados en medio del mar, recogidos por barcos avisados por las mafias y supervisado todo por ignotos intereses mundiales.

En el panorama nacional, el cambio más importante ha sido la caída del gobierno del Partido Popular, sustituido por el PSOE, mediante una moción de censura parlamentaria ganada por muy estrecho margen, apoyada por todos los partidos marxistas, comunistas, independentistas y anti constitucionalistas. A ello contribuyó el orgullo de Mariano Rajoy, que prefirió que la oposición ganase la moción de censura antes de presentar su dimisión, aunque algunos dicen que fue el pago que hubo de hacer ante la basura que pudiera aparecer a la bajamar de la playa. Algún día los historiadores deberán profundizar en este asunto, que va a cambiar la historia de España para algunos años.

Los otros dos temas más importantes han sido la aparición de VOX en las elecciones autonómicas de Andalucía. Ahora son ya cinco los Partidos a nivel nacional a participar en el juego de pactos. Y la llamada a la guerra bélica del Presidente Torra de la Generalitat catalana, de forma clara y abierta, poniendo ejemplos de cómo hacerlo.

En siete meses, Pedro Sánchez ha enterrado la socialdemocracia de Felipe González y su Valido Pablo Iglesias, sin citarlo de frente, está dejando su impronta comunista-leninista, para establecer el ideario de los socialistas y comunistas de los años treinta del siglo pasado: República Ibérica compuesta de repúblicas independientes (Cataluña, Euskadi, Galicia, Andalucía, Canarias, Aragón, Castilla y León; y ojo a Portugal), anticlerical, de censura, y nueva Constitución de esas que tienen muchos artículos, entre los cuales existen algunos por los que no se les pueden descabalgar del poder.

Con estos hechos del presente año, el próximo se presenta movido en España, tanto política como económicamente, y me atrevo a pronosticar el inicio de una nueva crisis económica, empresarial y de particulares, contracción del crédito bancario, que sigue presentando unas tasas de Mora demasiado altas una vez amortizadas las “carteras malas” de la pasada crisis, y un aumento del paro. Ojalá me equivoque.

Pero estamos en Navidad, esa fiesta cristiana que molesta y disgusta a los musulmanes, a los comunistas y a todo el pijo-rojerío de muchos de nuestros líderes políticos a todos los niveles. Tengo que decirlo: En la ciudad en la que vivo, Alcalá de Henares, más de doscientos mil habitantes, el gobierno municipal es una coalición PSOE-Marca blanca de Podemos-Antigua afiliada de IU. Dejando al margen las ideas religiosas que puedan tener, no ha habido, ni hay, ninguna pega ni restricción para la celebración de esta fiesta católica, es más, promociona los belenes públicos y privados, el adorno de los comercios y un magnífico alumbrado navideño. A cada cual lo suyo, y estos munícipes alcalaínos consideran que el bien general de la costumbre navideña española está por encima de los intereses personales del partido político.

 

 

Una de las costumbres más respetadas entre la gente de mi generación, era la cena de Nochebuena. Presidía la mesa el abuelo, la abuela en el lado opuesto, y entre ellos, hijos, hijas, nueras y yernos, nietos y nietas, y bisnietos si los había. No fallaba nadie, aunque cada uno de ellos estuviera en diferentes sitios del planeta. Cuando empieza a marchar gente (este modismo se lo oí el otro día a un gitano de los que concursan en el programa La Báscula de Telemadrid), siempre hay algún mal momento recordándolos, que se supera brindando por los ausentes. En mi familia se sigue respetando esta costumbre, año tras año. Y no sé si será porque lo han visto desde el día que nacieron o porque así se han educado, pero sigue sin faltar nadie.

Quiero acabar este artículo con un precioso poema de Mario de Andrade (Sao Paulo 1893 – 1945), poeta, novelista, ensayista y musicólogo, uno de los fundadores del modernismo brasileño.

*MI ALMA TIENE PRISA*

Conté mis años y descubrí que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora.

Me siento como aquel niño que ganó un paquete de *dulces*; los primeros los comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente.

Ya no tengo tiempo para reuniones interminables donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.

Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.

Mi tiempo es escaso como para discutir títulos. Quiero la esencia, mi alma tiene prisa… Sin muchos dulces en el paquete…

Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana. Que sepa reír de sus errores. Que no se envanezca, con sus triunfos. Que no se considere electa antes de la hora. Que no huya de sus responsabilidades. Que defienda la dignidad humana. Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.

Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.

Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas.

Gente a quien los golpes duros de la vida le enseñaron a crecer con toques suaves en el alma.

Sí…, tengo prisa…, tengo prisa por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.

Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan. Estoy seguro que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido.

Mi meta es llegar al final, satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.

Tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una.

Mis más sinceras felicitaciones para todos, salud y paz, que el año próximo se cumplan todos sus objetivos, que la convivencia sea pacífica e igualitaria, y que no desaparezca la sonrisa de sus rostros todos los días de su vida. Yo tomo un descanso para encargarme de un nuevo proyecto literario. Pero volveré. Hasta la vista.

 

Antonio CAMPOS

http://www.es.ancamfer.wordpress.com

 

Publicado en PUERTA DE MADRID de Alcalá de Henares el 21-12-2018

Publicado en el Blog de Campos el 22-12-2018

 

Todo a Cien – 273 Navidad

Semana movida en sentimientos internos. Elecciones democráticas autonómicas, que en la mayoría de países las llaman regionales, con un previsto empate técnico entre españolistas y separatistas, ganadas en votos y escaños por Ciudadanos, que obtuvo mayoría en las diez principales ciudades, pero que será gobernada por los independentistas, que ganaron en los pueblos del interior, y que, espero, nadie se irrogue el hablar en nombre de toda Cataluña porque hay una mitad que, hable quién hable, no lo representa.

La lotería de Navidad, clásica entre las clásicas y de reconocido prestigio a nivel mundial, como cada año, ha roto sueños e ilusiones de millones de personas, y ha traído una feliz realidad para unos cuantos, entre los que he visto en televisión a emigrantes, gitanos, ancianos de una residencia y otra gente humilde para con los que se ha aliado la suerte, de lo que yo me alegro profundamente porque ese sí que ha sido un reparto socialista real y no el teórico de los políticos.

Nochebuena. Navidad. Se conmemora la teórica fecha del nacimiento de Jesucristo. Para los católicos es fecha de celebración, de manifestación pública de su alegría y regocijo de su fe y creencias religiosas.

Para quienes practican otra religión, incluida la atea, que no deja de ser una religión con fecha de caducidad de la muerte física, también se adhieren al muy español “Vuelve a casa por Navidad”, reunión de toda la familia y alguna lágrima que se desprende en recuerdo de los que ya se han ido.

Y a los lobeznos anti todo que hoy pululan por España, les recuerdo las palabras que el agnóstico alcalde socialista de Madrid, Tierno Galván, dijo a quienes querían quitar el crucifijo de su despacho: «La contemplación de un hombre justo que murió por los demás no molesta a nadie. Déjenlo donde está». Feliz Navidad.

 

 

Publicada en el Blog de Campos el 24-12-2017

 

Navidad

Cada año, el día uno de enero prendemos una vela, un cirio que permanece encendido hasta el treinta y uno de diciembre de ese mismo año, que acaba por consumirse y apagarse sin que nos demos cuenta, porque los efluvios de Nochevieja enmascaran el fin de la cera que ha ido gastándose con el paso del tiempo.

Estos son días navideños, todo el mundo parece bueno, que no ha roto un plato en su vida, que quiere al prójimo como así mismo, que es solidario, humanitario y comparte alegría con cualquiera que se cruce con él en la calle.

Pero la realidad es que ha muerto un año, con sus alegrías y sus tristezas, con sus problemas y sus soluciones, con aquellos que han nacido a la vida y aquellos otros que la han abandonado, con los que tiene mucho y con los que tienen poco, con las ilusiones de lo que está por venir y las desilusiones de lo que ya ha venido.

La naturaleza es sabia y enero es mes de podar las flores para que vuelvan a retoñar con más fuerza e inunden de colores y fragancias, renacer a la vida, un nuevo ciclo vital al que los humanos estamos vetados. Podar los árboles para que crezcan más sanos, fuertes y robustos, a la vez que nos dejen ver el bosque con cierta claridad.

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Cocer el marisco

Se acerca la Navidad. Muchas personas comen marisco en esas fechas. Para algunas de ellas, es una excepción justificada por la presencia de toda su saga familiar alrededor de una mesa. Para disfrutar de todo el sabor del marisco fresco, es fundamental llevarlo a la mesa bien cocinado. Y una de las claves es, sin duda, una buena cocción. Aunque existen algunas reglas básicas que se aplican a todos los mariscos (por ejemplo, que lo ideal sería utilizar agua marina o, en su defecto, salarla), existen otras variables que debemos conocer como la cantidad de sal necesaria por cada litro de agua o el tiempo de cocción, ya que varían dependiendo del tipo de género que vayamos a cocinar.

 

 

Es recomendable cocer los mariscos en agua con laurel y abundante sal, en la proporción indicada en el cuadro que se muestra debajo, teniendo en cuenta que una cuchara sopera de sal equivale a 15 gramos.

Es importante tener siempre presente que los mariscos vivos se introducirán en agua fría y se irán cociendo a medida que se vaya calentando el agua. El tiempo de cocción se contará desde el momento en que empiece a hervir.

Por contra, los mariscos muertos se introducirán cuando esté el agua hirviendo y se comenzará a contar el tiempo de cocción desde el momento en que empiece a hervir de nuevo.

Las excepciones son los camarones y los percebes, que se echarán siempre cuando el agua esté hirviendo y se sacarán una vez que hierva de nuevo.

 

Tipo de marisco

Gramos de sal por litro de agua

Minutos de cocción

Buey mediano

60

18

Buey grande

60

20

Camarón

70

medio minuto

Centolla mediana

60

15

Centolla grande

60

18

Cigala mediana

60

1,5

Cigala grande

60

3

Gamba

50

1

Langosta mediana

60

20

Langosta grande

60

30

Langostino mediano

60

1,5

Langostino grande

60

2

Bogavante mediano

60

20

Bogavante grande

60

30

Nécora pequeña

60

5

Nécora grande

60

7

Percebe 70 medio minuto

 

Publicado en el Blog de Campos el 18-12-2017

 

 

Todo a Cien – 184 Felicitaciones navideñas

Se ha acabado la Navidad, amor cristiano, familiar y excusa social por parte de empresas, familiares, amigos y hasta enemigos encubiertos en espera del error ajeno, con una cortés felicitación postal navideña antes, un correo electrónico después y un wasap más tarde.

Me dice un JUJO, jubilado joven, que antes de jubilarse recibía unas dos mil felicitaciones navideñas; unas mil el primer año de jubilado; el segundo, sobre ciento cincuenta; y este año, treinta y dos contadas. Es el juego de la vida, parecer y no ser, ser pero no estar, amigo mientras me puedas dar, árbol que no da sombra ni fruto, ¿para qué lo quiero? No cuentes nada más que con aquellos que más íntimamente te quieren. Feliz año nuevo 2017.

 

el-cartera

 

Publicado en el Blog de Campos el 02-01-2017

En Navidad, un libro

Hoy traigo a mi blog el texto de un amigo, del que omito su nombre por los servicios que presta a España. Doy fe de su existencia y de la realidad que a continuación se muestra.

 

 

Desde hace ya muchos años tengo la costumbre de regalar un libro el día de Navidad a las personas más cercanas, intento elegir cada libro guiado por la intuición en función de su destinatario, casi siempre acudo a la Casa del Libro en Madrid, en los días anteriores a la Navidad, muchas veces el mismo día 24 de diciembre, pocas horas antes que cierren la librería.

Esta vez llevaba en mi cabeza un libro, había escuchado a su autor en una entrevista radiofónica, me pareció muy interesante y era uno de los títulos que había decidido regalar este año, pero no recordaba bien ni el título exacto, ni el autor: ¿“Las dictaduras blandas”?, ¿”Los populismos blandos”?, después de la necesaria consulta, la destreza del empleado de la Casa del Libro me resolvió el dilema, el libro que yo buscaba era “Los totalitarismos blandos”: Podemos, nacionalistas y otros enemigos de la democracia. Autor:  Iñaki Ezkerra.

Pregunté por el Libro que buscaba en voz alta, con la tranquilidad del hombre libre, nos escucharon varias personas que estaban en la abarrotada librería; de forma inmediata, un hombre atento, amable y pacífico, que seguramente no cumplirá ya los 60 años y con aspecto entre profesor de instituto o funcionario a punto de la jubilación, se dirigió a mí con un libro en la mano:

El hombre atento, amable y pacífico: este es el libro que Vd. busca.

Yo: sí, gracias muy amable.

El hombre atento, amable y pacífico: ¿Cómo se cree Ud. estas cosas? ¿Cómo compra Ud. este libro?

Yo: Mire yo creo en pocas cosas, pero lo que sí creo es que hay sistemas que nos llevarán con certeza al desastre. Llevo ocho años trabajando en varios países de Sudamérica, entre ellos Venezuela, y veo los resultados de las políticas que denuncia precisamente el autor de este libro.

El hombre atento, amable y pacífico: “Podemos” no tiene nada que ver con Venezuela.

Yo: Pues a mí me consta de forma fehaciente todo lo contrario. Además, le voy a decir otra cosa, lo que yo quiero es poder tener la libertad de comprar el libro que me plazca sin que nadie me lo reproche, lo que yo pienso de Podemos es que si algún día llegan a gobernar ni el autor de este libro podría haberlo publicado, ni yo hubiera podido comprarlo libremente, los nazis empezaron dando sutiles recomendaciones como hace usted conmigo, y luego siguieron quemando libros, para terminar exterminando personas; no sé cuáles serán sus intenciones últimas, pero yo prefiero ser beligerante ahora, porque mañana tal vez sea demasiado tarde para mi libertad.

El hombre atento, amable y pacífico, simplemente se calló y continuó escudriñando los libros de espaldas a mí. Hay valientes ante cobardes, ante quienes no saben o no quieren defender su libertad.

 

Publicado en el Blog de Campos el 27-12-2016

 

 

Futuro imperfecto

Se acaba el otoño y los rayos de sol que calientan a jóvenes escolares y jubilados que se reúnen como cado en la Plaza Mayor. Cada grupo tiene su sitio, sin imponer por nadie, por el uso y la costumbre, que históricamente eran fuente del derecho.

Los jóvenes se concentran alrededor de la estatua de Cervantes, de forma instintiva, a ver si se le pega algo del genio alcalaíno; y los jubilados, tras hacer su ejercicio físico diario de pasear dando vueltas por el perímetro rectangular de la plaza, que es aproximadamente de un kilómetro, en los bancos de piedra que la delimitan por todos lados.

Los jubilados están gozosos porque si su mente retrocede cincuenta años, ya estarían muertos por edad o por enfermedades que hoy se tratan fácilmente y que entonces les hubiera llevado a la tumba. No tengo datos, pero supongo que salvo por el cáncer y el infarto, la muerte se dilata muchos años.

Saben que su futuro es hoy, que su avance civil y social, ha concluido; la familia es el refugio definitivo, quedan pocos amigos verdaderos; que hay nuevas formas sociales de convivencia en la que solo se acuerdan de ellos para aprovecharse de su voto, de su ocio bien ganado y de sus dineros. Incluso que alguien puede poner en peligro su pensión, sangre, sudor y lágrimas de muchos años cotizando. Se encuentran en la estación azul de su vida, azul de cielo y azul de mar, inmensidad inabarcable. Pero son el futuro imperfecto del país.

Los jóvenes entre catorce y dieciocho años que son los que por allí acuden, están llenos de vida, alegres, camaradería entre ellos, alguna pareja temprana, todos bien vestidos y alimentados, protección paterna y gran paterna, se van a encontrar con una sociedad globalizada en la que van a tener más dificultades para triunfar en ella que las que tuvieron sus padres y sus abuelos, estando más preparados que ellos, competencia mundial con personas a las que se le exige más que a ellos y que están, y van a estar en el futuro, más formados culturalmente y como personas, porque asumen su formación como una obligatoriedad para consigo mismo y para con la sociedad, y no como un derecho perdurable en el tiempo.

Eso, para los que sean aplicados y alcancen nivel competitivo, porque el que no lo haga o no sea capaz de conseguirlo, pasará penurias en una sociedad en la que la mano de obra sin cualificar no encontrará lugar alguno para sobrevivir por sus propios medios. También tienen un futuro imperfecto.

Con la poda de los plátanos del espolón cervantino y la llegada del frío, la lluvia y la nieve, nos acercamos a uno de los tres grandes periodos de holganza sobre los que está concebida la vida en España: Semana Santa, vacaciones estivales y Navidad.

De ellas, parece ser la Navidad la más entrañable. Los intentos por desvirtuar el sentido cristiano de la Navidad no han podido, todavía, con ella. Al ataque de otras religiones, “decir Feliz Navidad es peor que la fornicación y el consumo de alcohol y asesinar a alguien”, se han unido determinadas fuerzas políticas que quieren ser protagonistas en todo, hasta el muerto en los entierros, “el Holocausto es un mero problema burocrático”.

Pero aquí está muy arraigada la celebración navideña. Nunca podré olvidar la forma en la que un Sargento de Complemento, era de los entonces considerados contrarios al régimen imperante y por eso no fue Oficial Alférez, se las ingenió para vender la guardia de principal que le tocaba el día de Nochebuena en el cuartel en el que yo hice el Servicio Militar; sí, se vendían las guardias por quinientas pesetas (tres euros actuales), que entonces era mucho dinero, para poder pasar esa noche en su casa con su familia.

Aquel anuncio de “Vuelve a casa por Navidad” sigue vigente. Y en muchísimos hogares se respeta la costumbre de reunirse toda la familia, que acude desde cualquier sitio en el que se encuentre cada uno de sus componentes, en torno al fuego del hogar paterno o del abuelo, respetados por ese día al menos como sabios que lo eran en culturas hoy desaparecidas.

 

 

Todo es mudable. Durante el mandato de Nerón y tras el incendio de Roma en el año 64, se produjo la primera devaluación documentada de la moneda: Se introdujo una aleación del 10% en el denario, de plata pura hasta entonces. Desde el año 90 a. C. se venía engendrando una generalizada crisis económica por toda Europa y Asia que, agravada por el descenso de la natalidad, alcanzó su cenit de pobreza en el siglo III. Se deprecio el valor de las tierras y se produjo la bancarrota del Estado y la quiebra de los negocios privados.

Diocleciano intento restablecer el valor de las monedas de plata y de oro, lo que propicio que la moneda fraccionaria fuera despreciada y muchos comerciantes se negaran a aceptarla como pago. La reacción fue un encarecimiento de los productos y un deterioro de las condiciones de vida de las clases inferiores puesto que, lógicamente, el folles de bronce era la moneda más accesible para los pobres. Probablemente fue el último intento de salvar la economía de la cultura romana, que sucumbió políticamente a la invasión de los barbaros y económicamente a la supremacía del besante, moneda de Oriente que fue aceptada universalmente.

Han transcurrido dieciocho siglos desde estos hechos y al igual que desaparecieron la cultura mesopotámica, griega o romana, no quiero pensar que pudiera ocurrir lo mismo con la europea.

Pero mientras tanto, mis mejores deseos en esta Navidad, de paz, salud, amor y felicidad para usted y todos los suyos, querido lector, con el que cuento en mi futuro como emborronador de cuartillas vírgenes en su concepción inicial.

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Publicado en PUERTA DE MADRID de Alcalá de Henares, núm. 2.451 del 24-12-2016

Publicado en el Blog de Campos el 24-12-2016