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Judíos y masones en la historia de España – III de III

MASONERIA Y DEMOCRACIA

Son dos conceptos aparentemente antagónicos. Se podría afirmar que la masonería es el mayor enemigo de la democracia y sus principios, desde el momento que la democracia es, teóricamente, abierta y pública, y la masonería, secreta; aquella reconoce derechos y esta los niega y avasalla; la democracia se puede basar en el libre albedrío, mientras que la masonería se aferra y sujeta a terribles juramentos, con penas e irradiaciones y sometimiento obediente e inexcusable a los dictados de sus grados y jerarquías superiores.

La masonería utiliza la democracia y se aprovecha de ella para conculcar todos sus postulados.

Básicamente, la masonería es capitalista y burguesa. Ha estado constituida en España por una exigua minoría de algunos miles de afiliados, según las épocas, de carácter eminentemente político, que pertenecían a las capas, socialmente hablando, elevadas de la población, a la aristocracia de salón y a algunos destacados elementos de la nobleza, sobre todo de apellido Borbón. Varios Reyes, algunos infantes, duques y condes, han ejercido altas responsabilidades masónicas en España durante los siglos XIX y XX.

Baste recordar la sombra del todopoderoso masón, conde de Aranda, durante el reinado de Carlos III, o del masón Duque de Alba, durante aquel mismo reinado, con sus maniobras y odio contra los jesuitas a los que, cínicamente, imputó el motín de Esquilache, quien, ante la eminencia de su propio óbito, se retractó, y se auto inculpó de los preparativos de dicho motín; el conde de Campomanes, etc.

Los objetivos predilectos de la masonería en la democracia liberal son la política, la educación, los medios, las universidades y la justicia.

Los jefes de los partidos tradicionalmente liberales han sido masones, habiendo constituido la secta el vehículo y la escala para alcanzar los puestos claves por medio de la “cadena de unión”, así como también los editores y directores de los principales periódicos y medios de comunicación, que ponen al servicio de la masonería. Muchos catedráticos han alcanzado sus puestos académicos por el apoyo que la masonería les ha prestado y que ellos les retribuyen. Los masones se encuentran con frecuencia en las instituciones laicas y en las denominadas de enseñanza libre.

En Europa y América principalmente, bajo el signo aparente de la democracia, muchos pueblos viven bajo la dictadura real de la masonería, de la misma forma que la inmensa mayoría de los Organismos Internacionales doblegan los intereses de sus representados a los designios de la secta.

Lo que se presenta como un movimiento filosófico de libertad es, en realidad, un instrumento al servicio de la revolución y una dictadura secreta y maquinadora que pone en solfa todos los principios democráticos que, ficticiamente, dice representar. La obediencia canina y ortopédica de sus miembros a la orden masónica hace que prevalezca la consigna de la Logia sobre la voluntad de los pueblos o la conveniencia de las naciones. Las palabras son elocuentes. La secta se denomina “Orden” y sus altos mandatarios “príncipes” y “soberanos”. Las palabras y su terminología ni pueden ser más ampulosas, ni más explícitas.

Hoy, cada vez más, la palabra “democracia” es un término hueco, relleno de dirigismo masónico, al servicio del mundialismo judaico.


Autor: JOSÉ LUIS JEREZ RIESCO

05 marzo 2019

http://www.alertadigital.com/2017/02/10/judios-y-masones-en-la-historia-de-espana/

El autor es Doctor en Derecho, Licenciado en Ciencias Políticas y Económicas, en Sociología, especialidad de Antropología Social y en Ciencias de la Información en la rama de Periodismo. Ha colaborado en numerosas revistas y publicaciones nacionales y extranjeras, entre las que se encuentran Razón Española, AportesLa Nación, y otras. Colaborador, en su tiempo, de la formación política de ultraderecha Fuerza Nueva.

La publicación de este trabajo en el Blog de Campos no significa estar de acuerdo con lo expresado por el Dr. Jerez Riesco ni con su posicionamiento político. Es una opinión más sobre la masonería española, complemento del artículo publicado en este mismo Blog en marzo de 2018 en https://ancamfer.wordpress.com/2018/03/29/sociedades-secretas-09-masoneria/ que se inserta a continuación.

 

Masonería

La masonería o francmasonería, del francés francmaçonnerie, es una organización de carácter secreto que reúne a individuos agrupados en entidades conocidas como logias bajo un precepto de fraternidad. La institución se define como filantrópica, filosófica, simbólica y no religiosa, de propiedad iniciática y con la finalidad de impulsar el progreso moral e intelectual de las personas.

Por lo general, se distinguen dos corrientes de la masonería: La masonería regular y la masonería liberal o adogmática.

La primera de las citadas corrientes masónicas, la regular, es aquella que parte de las siguientes creencias: hay un solo Dios o Ser Supremo, no se admite la inclusión de las mujeres en este tipo de logias, los juramentos se tienen que llevar a cabo sobre una Biblia o libro sagrado, y están prohibidas las discusiones que giran en torno a la religión o a la política.

La segunda corriente, la masonería liberal o adogmática, se sustenta en el hecho de que reconoce y acepta el papel y la presencia de las mujeres en sus logias, existe el principio de libertad absoluta de conciencia de cada uno de sus miembros, y está totalmente permitida la participación social y el debate de todo tipo de cuestiones, incluidas la política y la religión.

Los masones se dividen en tres grados diferentes: aprendices (el grado elemental, formado por quienes se inician), compañeros (el segundo grado, con el masón dedicado al aprendizaje) y maestros (el grado que implica una mayor participación en todas las dimensiones de la masonería).

Fuente: Definición de masonería.

La masonería surge en el siglo XVIII en 1717 cuando se funda la Logia de Londres que es considerada como la logia madre de todas las logias del mundo.

La masonería es heredera de la filosofía humanista de los siglos XVI y XVII y de la Ilustración del siglo XVIII; Diderot, Hobbes, Locke, Voltaire, Rosseau, Montesquieau y D’lambert hicieron parte la masonería y fueron miembros de la logia Les Neuve Soeurs en la que se fraguaron muchos de los ideales de la Revolución Francesa.

En el siglo XVIII se establece la masonería en América y en 1733 en Boston se crea la primera logia. Benjamín Franklin, George Washington y Tomás Jefferson fueron sus miembros, contribuyendo las logias a la Independencia Americana, a la implantación de gobiernos democráticos y republicanos y a la abolición de la esclavitud, por eso en los dólares americanos figuran impresos el triángulo y el ojo que representa la mirada de Dios que observa los actos de los hombres.

La masonería tuvo vínculos con el liberalismo ideológico de la burguesía, el krausismo y la fusión de tres corrientes; una corriente racionalista, una corriente esotérica y una corriente practicista.

El principio de racionalidad significa que la masonería debe luchar contra la ignorancia y los prejuicios, en basar el conocimiento en el libre examen que se basa en la razón critica, a la que debe someterse las tradiciones, los utopismos y las demagogias, el principio esotérico significa que debe ser una sociedad secreta para la generalidad de las personas y sólo transmitida a sus miembros o afiliados y la corriente practicista que se basa en el pragmatismo de los anglosajones y la filantropía; como Orden establecida tiene un compromiso existencial, un vinculo que une entre sí a sus miembros de manera permanente.

La burguesía ascendente consideró a la masonería como un medio para obtener el éxito social y se cree que hoy en el mundo hay más de seis millones de miembros.

Fuente: Las logias masónicas, de Antonio Acevedo Linares

Una de las leyendas más importantes de la francmasonería atribuye a Hiram Abif, arquitecto del Templo de Salomón en Jerusalén, el origen mítico de la orden masónica. Algunos textos retrotraen el origen de la masonería a épocas de aún mayor antigüedad, y llegan a considerar como fundadores a distintas figuras bíblicas, como Moisés, Noé o el mismísimo Adán. De la antigüedad de la sociedad hablaría el que las citas del Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento sobre: ‘Los arquitectos’, pudiesen referirse a algunas personas relacionadas con este grupo iniciático. Más realistas, pero todavía en el ámbito de lo mítico o de lo pseudohistórico, diversos autores han atribuido este origen a los constructores de las pirámides en el antiguo Egipto, a los Collegia Fabrorum romanos, a la orden de los Templarios, la de los Rosacruces o a los humanistas del Renacimiento.

Se habla de un texto que el príncipe Edwin de Northumberland, sobrino del rey Athelstan, habría dado a estas corporaciones en Inglaterra en el año 926, denominado Constituciones de York. Este manuscrito se habría perdido en el siglo XV y habría sido reescrito de memoria por los que lo conocían. Por este motivo, su origen más plausible lo encontramos en la Carta o Estatutos de Bolonia, redactado en 1248, son el documento masónico original más antiguo que se conoce.

La francmasonería o masonería es una institución de carácter iniciático, filantrópico, simbólico, filosófico, discreto, selectivo, jerárquico, internacional, humanista y con una estructura federal, fundada en un sentimiento de fraternidad. Afirma tener como objetivo la búsqueda de la verdad, el estudio filosófico de la conducta humana, de las ciencias y de las artes y el fomento del desarrollo social y moral del ser humano, orientándolo hacia su evolución personal, además del progreso social, y ejemplifica sus enseñanzas con símbolos y alegorías tradicionales tomadas de la albañilería o, más específicamente, del Arte Real de la Construcción, es decir, de los constructores de las catedrales medievales.

La masonería no es una sociedad secreta, sino discreta y con algunos secretos que son revelados a sus miembros a medida que estos progresan. En lo que se refiere a las actividades de las logias, estas son discretas. Con respecto al secreto, existen dos tipos de secretos prioritarios, uno de ellos asociado con el reconocimiento, las palabras de pase, los toques al saludarse y las respuestas a preguntas específicas para poder ingresar a la orden.

Estos elementos forman parte del conocimiento esotérico, que sólo se transmite en el interior de la institución y a quienes han alcanzado el conocimiento y el reconocimiento de sus iguales para llegar ahí. El otro tipo de secreto es ritual y es personal: es el conocimiento que cada miembro de la logia va adquiriendo de sí mismo conforme aprende. Es una experiencia personal que, por definición, no puede transmitirse a nadie más.

Los símbolos masónicos más conocidos es el “compás ha sido considerado entre nosotros como el emblema de las ciencias exactas. La noción de regla, de rectitud o, está también por otra parte en la base del kuei chino. Los grados de la abertura del compás simbolizan, en la tradición masónica, las posibilidades y los grados del conocimiento, 45° se refiere al octavo, 60° al sexto, y 90° al cuarto. La masonería, al limitar la abertura del compás a 90° máximo, indica con ello los límites que el hombre no sabría traspasar. El ángulo de 90° reproduce la escuadra. Ya que la escuadra es como sabemos el símbolo de la materia, el compás es el símbolo del espíritu y de su poder sobre la materia. El compás abierto en 45° indica que la materia no está completamente dominada, mientras que la abertura de 90° realiza íntegramente el equilibrio entre las dos fuerzas; el compás se convierte en escuadra justa”.

Fuente: Wikipedia.org

Masones de la historia:

Abraham Lincoln, Alejandro Dumas, Alexander Fleming, Amadeus Mozart, Antonio Machado, Argüelles, Arthur Conan Doyle, Bach, Beethoven, Benjamín Franklin, Benito Juárez, Blasco Ibáñez, Cantinflas, Cea Bermúdez, Cecil B. de Mille, Clark Gable, Dickens, Diderot, Douglas Fairbanks, Duke Ellington, Dumas, Echegaray, Emilio Castelar, Ernest Shackleton, Espartero, Espronceda, Fichte, Franklin D. Roosevelt, Gabriel y Galán, Galileo, George Washington, Gershwing, Giacomo Casanovo, Glenn Ford, Goethe, Gómez de la Serna, Goya, Gregorio Marañón, Haydn, Herder, Hugo Pratt, Isaac Newton, Isaac Peral, Jean Cocteau, John Wayne, José Martí, Josephine Baker, Jovellanos, Juan Gris, Juan Domingo Peron, Krause, Lessing, Locke, Louis Armgstrong, Manuel Becerra, Marqués de La Fallette, Mark Twain, Martin Luther King, Meléndez Valdés, Mesoneros Romanos, Mijail Gorvachov, Montesquieau, Napoleón Bonaparte, Narcís Monturiol, Nat King Cole, Neil Armstrong, Nelson Mandela, O’Higgins, Oliver Hardy, Ortega y Gasset, Oscar Wilde, Paganini, Peter Sellers, Porfirio Díaz, Prim, Pushkin, Ramón Franco Bahamonde, Ramón y Cajal, Ronald Reagan, Rousseau, Rubén Dario, Rudyard Kipling, Sagasta, Salvador Allende, Samaniego, Samuel Colt, San Martin, Schubert, Simón Bolívar, Sigmond Freud, Raul Leoni, Sugar Ray Leonard,  Theodore Roosevelt, Thomas Moro, Tomás Bretón, Tomás Jefferson, Victor Hugo, Voltaire, Walt Disney, Zurbano, Winston Churchill. “Se unió cuando lo consideró apropiado, renunció cuando lo vio apropiado y estuvo dispuesto a prestar su nombre a los proyectos masónicos que se encontraban en su área de influencia. Probablemente, se trataba más bien de una adscripción propiciada por amigos y familiares que un compromiso serio”.

 

 

En cuanto a las personas que históricamente se han señalado independentistas catalanes, según ha dejado escrito y publicado Juan Robles, en actual.com, ““Masones fueron Maciá, Companys y Carod-Rovira (ERC), y algunos autores aseguran que lo es Oriol Junqueras, el “cerebro gris” de la desconexión.

Durante la II República, catorce consejeros de los distintos gobiernos de la llamada Cataluña autónoma eran masones, y singularmente los que proclaman el Estat catalá, primero Francesc Maciá (1859-1933); y después Lluis Companys (1882-1940).

Entre esos hermanos, la Generalitat ha tenido a destacados dirigentes como el socialista Pasquall Maragall (presidente), o el republicano (de ERC) Josep Bargalló, que primero tuvo la estratégica e ideológica cartera de Enseñanza y luego fue vicepresidente de la Generalitat (2004-2006). Algunos autores como Vicente Guillamón (autor de Los masones en el Gobierno de España) sostiene que también es masón Oriol Junqueras, actual líder de ERC y personaje clave en el procés.

Y al revés, un destacado independentista ha tratado de llegar a ser Gran Maestro de la Logia de España. Se trata de Ramón Viñals, masón catalán que en los años 80 fue diputado por ERC. Viñals, candidato a Gran Maestro de la Gran Logia de España, era uno de los firmantes del ‘Manifiesto por el Estado propio’ para Cataluña, auspiciado por Artur Mas.

También apuestan por el secesionismo, los agrupados bajo el nombre de Ágora Masónica, encabezado por Jaime Salinas, un masón de grado 33 y que llegó a ocupar el cargo de Venerable Maestro de la Gran Logia de España. El propio Salinas dijo en una entrevista que objetivo de esta asociación es “ayudar, desde el diálogo y la reflexión, a lograr una Cataluña independiente”.

Y otro grupo, el Gran Oriente de Cataluña, ha tomado partido claramente por Puigdemont y los golpistas al condenar al Gobierno central tildando sus actuaciones de “fascistas” y de practicar con Cataluña “un despotismo tiránico”.

En un comunicado reciente, el Gran Maestro del Gran Oriente de Cataluña, Ernest Ruiz, junto con su Consejo de Gobierno, criticaba la operación de la Guardia Civil del pasado mes de septiembre contra quienes organizaron el referéndum, que se saldó con 14 detenciones.

Llamaba a la Guardia Civil “policía militarizada del Gobierno español”; aseguraba que la Generalitat es “una institución de gobierno independiente”, y que la catalana era “una nación con lengua, tradiciones y leyes propias existente mucho antes de que se creara el Estado Español”, frase disparatada, falaz y carente del más mínimo rigor histórico.””

La última noticia importante sobre la masonería en España es:

Los masones españoles conceden al Rey Felipe VI su más alta distinción (marzo 2019), «en votación blanca y sin mácula», la medalla de la Orden Masónica del Fundador con distintivo rojo, cuyo título que le corresponde a esta distinción es el de «Caballero de la Orden Masónica del Fundador de los Francmasones Antiguos, Libres y Aceptados de la Única y Reconocida Gran Logia de España».

El masón Manuel Valls, candidato a alcalde de Barcelona por Ciudadanos (marzo 2019), llama a la Unidad del PSOE, Partido Popular y Ciudadanos contra los populismos de izquierda y de derechas (Podemos y VOX), con el apoyo financiero de George Soros, que califica Eulogio López en Hispanidad como una apuesta del jacobismo del siglo XXI, anticlerical antiliberal y centralista.

 

 

César Vidal (marzo 2019). El lunes 18 de febrero del corriente año, como todos los lunes, fue la reunión de la ejecutiva nacional de Ciudadanos compuesta por 37 personas, de las cuales, solo 14 son los que tienen derecho a voto. 13 de las 14 personas con derecho a voto, aprobaron «No pactar con el PSOE» tras las elecciones. El único que se opuso a dicha medida, fue el economista Luis Garicano. Tras la ejecutiva, Rivera anuncia ante la prensa que Ciudadanos no pactara con el PSOE de Pedro Sánchez.

Tras la reunión, Luis Garicano coge un vuelo dirección a Suiza y se presenta ante George Soros para comentarle el resultado de la ejecutiva y le pide que se presente en Madrid inmediatamente para poner orden dentro del partido. Tras esta visita, George Soros, coge su avión y se planta en Madrid para cantarle las 40 a Rivera en un chalet de un conocido empresario en la localidad serrana de Somosierra.

 

Luis Garicano (al fondo), mantiene una estrecha relación de amistad con George Soros.

 

A esa cena-reunión asistieron también los esbirros de Soros, el masón Manuel Valls, la presidente del Banco de Santander, Ana Patricia Botín, la socialista Cristina Narbona y Karima Benyaich, embajadora de Marruecos en España, acompañada de Nadia Jalfi, esposa del diplomático y exdirigente del PP, Gonzalo de Arístegui. Nadia Jalfi trabaja para el servicio secreto de Marruecos, DGST, y está involucrada en la intermediación de diversas operaciones “muy turbias” entre el gobierno socialista, la Casa Real y el Reino de Marruecos. Total, 13 personas. (Marcos Larrazabal, 04-03-2019)

En dicha cena, Soros y Valls llevan la voz cantante y le dicen a Rivera que se olvide de un gobierno que sea apoyado por VOX, que va en contra de sus planes globalistas y que la derecha no puede gobernar en España. Las condiciones, siempre que sumaran las cifras de PSOE, Ciudadanos y PNV, con la mayoría necesaria de 176 escaños, sería fundamental que hubiera un bloqueo, es decir, que las mayorías de izquierdas o derechas, no sumaran. Y ante esta situación, Albert Rivera desbloquea la situación, y acepta formar un gobierno conjunto con PSOE-PNV-C’s. Pero esto se tendría que hacer de una forma disimulada, es decir, llegando Rivera en plan salvador de todos los españoles para evitar otro nuevo pacto de Sánchez con golpistas, comunistas y proetarras.

El resultado final sería que Pedro Sánchez volvería a ser presidente del Gobierno, con Albert Rivera como vicepresidente, y siguiendo las directrices marcadas por Soros que, recordemos, es, además, uno de los grandes valedores del independentismo catalán, de la ideología de género y de la dictadura del colectivo LGTBI.

El secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, declara que “prefiere pactar con Ciudadanos” a depender de los independentistas del PDeCAT y ERC en una entrevista a El Español, lo que parece confirmar lo anteriormente expuesto.

Para acabar, la gran pregunta: ¿Quiénes, de los políticos a nivel nacional de los últimos 15/20 años, son masones? ¿Quiénes, de los cinco partidos estatales y de los nacionalistas actuales, son masones? ¿Quiénes, de los militares en la reserva y en activo, son masones? No conteste ahora, como decía aquel periodista, hágalo después de la publicidad.

 

Publicado en el Blog de Campos el 27-06-2019

 

 

Judíos y masones en la historia de España – II de III

LA MASONERIA CONSPIRA Y PREPARA EL ADVENIMIENTO DE LA I REPUBLICA

En 1868 triunfó la revolución, a la que los masones tildaron como la “gloriosa” y comenzó, con el gobierno provisional, una época de esplendor para la masonería española. Los trabajos masónicos pasaron de la clandestinidad a la publicidad más absoluta.

A mediados de octubre de 1868, el Supremo Consejo de la Masonería dirigió al Gobierno 14 proposiciones para incorporarlas a la Constitución, entre las que se encuentran:

1) Libertad de Cultos.

2) Supresión de las Órdenes religiosas y de las Asociaciones de caridad anejas a ellas.

3) Secularización de los cementerios.

4) Incautación de todas las alhajas, ornamentos sagrados y preciosidades artísticas, quedando sólo en las iglesias los objetos necesarios al culto, bajo inventario y la más estrecha responsabilidad de los Cabildos catedralicios y clero parroquial, constituidos en meros depositarios de los mismos.

5) Matrimonio y Registro Civil.

6) Sujeción al servicio de las armas para los seminaristas y ordenados “in sacris”.

7) Reducción de las Iglesias de España a un número determinado de catedrales y parroquias, pasando las demás a la categoría de edificios enajenables del Estado en clase de bienes nacionales.

8) Abolición del celibato eclesiástico.

Etc.

Estas propuestas se incorporaron íntegras al programa de Gobierno revolucionario.

La masonería dominaba en la vida nacional por medio de sus afiliados, entre los que se encontraban los Presidentes del Consejo de Ministros Prim, Malcampo, Ruiz Zorrilla (Presidente del Supremo Consejo Masónico Español) y Sagasta. Entre los Senadores y Diputados del periodo revolucionario, 105 eran los miembros a la obediencia masónica.

Durante el periodo de la I República Española (1873-1874), la euforia republicana llevó a tomar un acuerdo de una Junta revolucionaria, instalada en un pueblo de Andalucía, que “en atención a la República” derogaba el Concilio de Trento. Castelar, el Presidente de la República, disolvió las órdenes nobiliarias y suprimió los títulos de nobleza de Castilla. La primera República afianzó en España la masonería y el anarquismo.

 

RESTAURACION BORBONICA Y AFIANZAMIENTO MASÓNICO

Tras el experimento negativo de la I República, que llevó a España al borde del abismo y del caos, donde incluso las logias vivieron la euforia de la anarquía y de luchas “fraternales” e intestinas, vino la restauración del Rey Alfonso XII, que depositó su confianza en el Partido Liberal Republicano, bajo la jefatura del masón Práxedes Mateo Sagasta, cuyo nombre simbólico era “hermano Paz”, que entonces ostentaba el cargo de Gran Comendador de la masonería española. El criptojudío Sagasta, al ser nombrado Presidente del Consejo de Ministros, presentó las renuncias de sus cargos de Gran Comendador y de Gran Maestre del Gran Oriente de España.

Durante su reinado, la masonería tuvo una vida próspera; sus leyes fundamentales se ajustaron a los preceptos internacionales de 1721, implantando el Rito Escocés antiguo en todo el territorio nacional.

En abril de 1876 llegó a Madrid el Príncipe de Gales, que acudiría, además de los actos oficiales, a las logias en su condición de grado 33 y Gran Maestre de la Gran Logia de Inglaterra y protector del Supremo Consejo del grado 33. Intercedió ante el rey español para la legalización plena de la masonería.

Las logias que trabajaban, en 1883, en España y posesiones eran 399.

En el año 1885 funcionaban, tan sólo en Madrid, 22 logias. Ese año, el 25 de noviembre, fallecía el Rey Alfonso XII. Se abrió un periodo transitorio con la Regencia de la Reina doña María Cristina (1885-1902) hasta que alcanzara su descendiente, el futuro Rey Alfonso XIII, la mayoría de edad, circunstancia que aconteció en el año 1902.

En un documento masónico de 1887, durante la Regencia, se solicitaba combatir sin tregua ni descanso toda manifestación clerical y jesuítica, como los actos de culto externo, las escuelas llamadas católicas, las Asociaciones religiosas literarias, políticas y científicas sostenidas, formadas o subvencionadas por los enemigos de nuestra Orden.

En 1889 existían en España las siguientes obediencias:

* Gran Oriente Nacional de España (Gran Maestre, José María Pantoja).

* Gran Oriente de España, legalidad electiva (Gran Comendador, Pío Vinardel).

* Gran Oriente de España, legalidad positiva escocesa (Gran Comendador, Juan Antonio Pérez).

* Gran Logia Simbólica (Gran Maestre, José López Padilla).

* Confederación Masónica Ibero-Americana (Gran Maestre, Jaime Martí).

* Gran Oriente Español (Gran Maestre, Miguel Morayta).

* Soberano Gran Consejo del Rito Menphis Misraim (Gran Maestre, Ricardo López Salaberry).

La campaña masónica arreció en 1900, y a principios de 1901 se dio el célebre Decreto de González; preparó por aquel entonces el Sr. Canalejas su proyecto de Ley de Asociaciones, dirigido contra las órdenes religiosas.

En el año 1902 subía al trono el joven Rey Alfonso XIII, al cumplir su mayoría de edad. Se mantendría coronado hasta 1931, en un reinado de graves incidentes y acontecimientos históricos diversos.

 

EL ANARQUISMO IBERICO Y LA MASONERIA

La vinculación de la masonería española con las organizaciones carbonarias, extremistas, anarquistas o de pistoleros, ha sido una constante durante dos siglos.

En el año 1909 tuvieron lugar los sangrientos sucesos de la que se conoce como “semana sangrienta” de Barcelona, protagonizados por los elementos anarquistas e inducidos por la masonería. La “semana sangrienta” de Barcelona no tuvo ningún atisbo de social, como se quiso presentar, y sí de raíz política por las manifestaciones, tanto religiosas como ácratas, que se sucedieron, con cortes de comunicaciones, voladuras de puentes, quema de templos, ataque y asesinato de religiosos y agentes de la autoridad. Se destruyeron cuarenta iglesias y conventos, pero ninguna fábrica ni establecimiento privado o público corrió esta suerte.

La masonería, en aquel año de 1909, había acordado realizar una activa campaña anticlerical en España.

Se dictaron tres penas capitales contra los autores destacados de los violentos desmanes. Entre ellas, la del cabecilla anarquista y principal responsable de los sucesos, Francisco Ferrer Guardia, masón, miembro de la Logia “La Verdad”, de Barcelona, desde el año 1902, y afiliado también, durante su exilio en París, en el centro masónico de la Rue Cadet. Ferrer Guardia llegó al grado 31 de la masonería, conferido por el Gran Oriente de Francia. Servía de intermediario a Morayta y Viguier, máximos responsables de la potencia española y gala.

Ferrer Guardia se había divorciado en el año 1883, amancebándose con la acaudalada señora Meunier, de quien heredó su enorme fortuna patrimonial.

Ferrer empezó siendo inspector de ferrocarriles. Fue expulsado de su trabajo tras un suceso extraño y sin aclarar, el asesinato con robo de un sacerdote cuando él estaba de servicio en el tren, y fue acusado por los indicios racionales de haber cometido el macabro delito. Se fue a París, donde comenzó a colaborar con el Gran Maestre Ruiz Zorrilla, y allí fundó la “Asociación Militar Republicana”. Al no ser Ferrer militar, adoptó el nombre simbólico de “hermano Cero”. Fue acusado de preparar el atentado contra Cánovas del Castillo y de haber intervenido en la preparación del atentado contra el Rey de España, Alfonso XIII, en la calle Mayor de Madrid, el día de la boda regia, cuando le fue lanzado un artefacto por Mateo del Moral, discípulo de Ferrer.

Con el dinero que sacó a la Sra. Meunié fundó el anarquista Ferrer en España la “Escuela Moderna”. Se da la circunstancia que, cuando la Sra. Meunié hizo testamento a favor de Ferrer, dejándole como heredero universal de sus bienes, murió “oportunamente”, para que éste pudiera heredar una pingüe fortuna.

El programa anarquista, elaborado por el masón Ferrer, establecía, entre otras cosas y de forma lapidaria:

  • Expulsión y exterminio de las comunidades religiosas.
  • Derribo de las iglesias.

Cuando se dictó la sentencia de muerte contra Ferrer, que se ejecutó el día 13 de octubre de 1909, por ser el causante principal de los crímenes y daños acaecidos en la “semana sangrienta” de Barcelona, la masonería europea inició una campaña contra su ejecución, mientras que el ajusticiamiento de los otros dos encausados no levantó las iras masónicas. Una intensa y activa campaña de presión, por medio de la prensa y de los políticos de la época, que llegó a provocar la dimisión del Gobierno Español, al coaligarse los masones liberales con los republicanos, fue lo que hizo manifestar a Maura: “Queda rota la normalidad constitucional”.

El 31 de octubre de 1909 el Ayuntamiento de Bruselas aprobaba, por 31 votos a favor contra 8 en contra, la propuesta presentada por el masón Dr. Depage, de la Universidad Libre de Bruselas, para condenar la muerte de Ferrer como un atentado grave a las leyes de la civilización moderna y patrocinar la erección, por suscripción pública, de un monumento en su memoria. Posteriormente se colocaría una placa, en la Gran Place de Bruselas, con la siguiente inscripción: “A la memoria de los condes d’Egmond y de Hornes, decapitados en este lugar por orden de Felipe II en 1568 por haber defendido la libertad de conciencia. Este mármol les fue dedicado por el comité internacional instituido para conmemorar la muerte heroica de Francisco Ferrer, fusilado en Montjuich por la misma causa en 1909”. En la inauguración de la placa estaban presentes el Dr. Simarro, quien ofreció en su día al Rey Alfonso XIII el apoyo internacional de la masonería si aceptaba su filiación, así como Soledad Villafranca, la amante del difunto.

El Consejo de la Orden del Gran Oriente de París envió a todas las organizaciones masónicas del mundo un manifiesto de protesta contra la ejecución del director de la “Escuela Moderna”. Se arrojó del poder a D. Antonio Maura y subió al podium José Canalejas, ayudado por la Gran Logia catalana.

En 1910 la masonería, como represalia, tramó un complot contra la monarquía española. José Canalejas sería asesinado, por indicación de la secta, en 1911, por el sicario anarquista Manuel Pardiñas.

El líder de los grupos anarquistas, Anselmo de Lorenzo, grado 18 de la masonería, fue uno de los fundadores de la sección española de la Primera Internacional. Nombrado albacea testamentario de Ferrer Guardia, fundó en España una entidad sindical susceptible de ser controlada por el anarquismo, la C.N.T. (Confederación Nacional del Trabajo). Hombre de ideas ácratas y ateo ejerciente.

 

CRIMENES EN LOS QUE SE HA VISTO INVOLUCRADA LA MASONERIA

Son demasiadas muertes misteriosas y crímenes impunes los que hacen sospechar la influencia de las Sociedades Secretas.

* 1834.- Matanza de los frailes en Madrid, que posteriormente, Francisco Martínez de la Rosa, que presidió el Gobierno que promulgó el Estatuto Real de 1834, confesó por escrito de su puño y letra que la masacre perpetrada contra los religiosos fue obra de la masonería, a cuya secta había pertenecido.

* 1870.- El asesinato del General Juan Prim y Prats, marqués de los Castillejos y Conde de Reus (h.: Whasinton), fue decidido por las logias españolas y se ejecutó el día 27 de diciembre de 1870. Su muerte fue decidida por la masonería en la sesión celebrada el día 16 de noviembre tras conocerse oficialmente la elección del Duque de Aosta, que pertenecía también a la masonería, donde alcanzó el grado 33, para ocupar el trono de España y terminar con la I República, cuya candidatura defendía personalmente Prim.

* 1911.- El asesinato de José Canalejas, Presidente del Consejo de Ministros entre 1910-1912, quien a pesar de estar afiliado a la masonería y de haber realizado una tenaz campaña anticlerical y de restricción de las actividades de las órdenes religiosas con su famosa Ley del Candado, fue asesinado, por designio expreso de la masonería y en venganza, en la Puerta del Sol, de Madrid, por el anarquista Manuel Pardiñas.

* 1921.- Eduardo Dato, Jefe del Partido Conservador y Jefe del Gobierno (1913-15,1917,1920-21), fue otra víctima de la incógnita, asesinado el día 8 de marzo por los anarquistas catalanes Casanellas, Mateu y Nicolau, autores materiales del magnicidio. La estatua que se le erigió en Vitoria fue hecha pedazos el mismo día de la proclamación de la II República, el 14 de abril de 1931, mientras se sacaba en triunfo a Pedro Mateu, su asesino y brazo ejecutor, que recibía aplausos y ovaciones desde el balcón del Ayuntamiento de Valencia. Entre los que conspiraron en su atentado se hallaba involucrado Mauro Bajatierra, anarquista con ficha masónica.

* 1923.- El día 4 de junio caía vilmente asesinado por dos anarquistas -Ascaso y Torres Escartín- el Cardenal Arzobispo de Zaragoza, doctor Juan Soldevilla y Romero, quien había reafirmado la primacía de la Religión Católica en la configuración del Estado Español. La defensa de los asesinos fue costeada y asumida por el Grande Oriente de Francia.

* 1930.- La muerte del General Primo de Rivera en su exilio de París está rodeada de misterio masónico. Fue una muerte extraña. Cuando murió no estaba enfermo. Su diabetes estaba controlada. Su fallecimiento fue repentino y para las logias “oportuno”. Su estancia en la capital francesa fue seguida desde su llegada, paso a paso, por el Embajador de España, Quiñones de León, conocido masón. Se sabe que la víspera de su muerte el General estuvo cenando con un judío sefardita afiliado a la secta. No se permitió por el médico de la Embajada, Bandelac de Pariente, que se le practicara la autopsia al cadáver.

* 1936.- El asesinato de Melquiades Alvarez, Jefe del Partido Republicano Liberal Demócrata, que un día ocupara el puesto más elevado de la masonería en España, fue decidido por la condena pública que hizo de la revolución de Asturias de octubre de 1934, en la que participó la secta. Asesinado en la cárcel oficial bajo la custodia del gobierno masónico.

* 1936.- Salazar Alonso, militante del Partido Republicano Radical, y Ministro de la Gobernación durante la II República, condenado por un Tribunal Popular, sin cargo ni pruebas, por haber considerado que su labor en el Ministerio del Interior fue moderada y no beligerante, pues había permitido la celebración de las procesiones de Semana Santa en Sevilla y había acudido a presenciar los cortejos religiosos; se había dado de baja en el taller masónico al que pertenecía, siendo irradiado. Fue fusilado en Madrid al iniciarse la guerra, crimen cometido por sus antiguos “hermanos”.

* 1936.- Abad Conde, Subsecretario de Comunicaciones durante el régimen republicano, Presidente del Consejo de Estado y vocal del Tribunal de Garantías y Presidente del Patronato para la incautación de los bienes de los Jesuitas, que abandonó la masonería y fue asesinado durante la persecución inicua decretada por las logias contra los partidarios de Lerroux.

* 1936.- El General masón López Ochoa, irradiado y sentenciado por haber reprimido la sublevación de Asturias en 1934, a quien asesinaron en el hospital de Carabanchel (Madrid) y posteriormente decapitaron, siendo su cabeza puesta en una pica primero y colocada entre las piernas abiertas en compás, con ensañamiento, en un macabro ritual masónico.

1936.- Rico Avello, Ministro de Gobernación en la II República, asesinado en la cárcel bajo control masónico, por no haberse querido someter al dictado de las logias.

Al estallar en julio de 1936 el Movimiento Nacional, en la zona roja, que estaba bajo la Presidencia y los gobiernos masónicos, se desencadenaron ejecuciones masivas y significativas de masones que habían sido irradiados de la masonería, porque, en relación a la revolución iniciada en Asturias en octubre de 1934, no habían sido consecuentes con los dictados de la secta, aunque entre las actividades mafiosas de la masonería la más importante a poner en práctica sea la de tratar de ocultar y encubrir los crímenes masónicos.

1936.- La muerte en accidente aéreo, en Estoril (Portugal) del General José Sanjurjo fue un triunfo de la masonería

 

LA DICTADURA DEL GENERAL PRIMO DE RIVERA (1923-1930) Y LA MASONERIA.

Al producirse en el año 1923 el golpe de estado del General Primo de Rivera, coexistían en España dos potencias masónicas, afincada una en Barcelona, la Gran Logia Española, y el Grande Oriente Español, radicado en Madrid.

Instalado el Directorio Militar en Madrid, Primo de Rivera, Marqués de Estella, no dio gran importancia a las gentes de la “escuadra y el compás”. Era entonces Gran Maestre del Oriente Español Augusto Barcia, que al siguiente año cedió el mando a José María Rodríguez, con el nombre simbólico “Argentino”, hasta el traslado de la sede principal desde Madrid a Sevilla, donde recayó el gran mallete en manos de Demófilo de Buen Lozano, conocido en los talleres por “Manuel Kant”, que ingresó en la masonería en 1913 y que abandonó su puesto, bien entrada la República, para cedérselo a Diego Martínez Barrio.

El General Primo de Rivera, hombre de bien, no captó el trasfondo de la masonería. Fue Benito Mussolini quien le abrió los ojos durante la visita de los Reyes de España a la Italia Fascista.

Don Miguel Primo de Rivera llegó a tener redactado un Decreto para poner fuera de la ley el peligro masónico, que no vio su publicación por la influencia, en sentido contrario, del Capitán General de Cataluña, que consideraba inocua a la masonería.

La tolerancia del Régimen era contrapunto con las conspiraciones masónicas en las tenidas en las que se debatía la eliminación de la monarquía o la descuartización de la Patria. A la benevolencia de los gobernantes se oponía la intrínseca inquina de los masones.

Ya sabemos la sentencia masónica. Con las democracias la Orden se desparrama, floreciente y frondosa. Con las dictaduras, pacta.

La masonería acabó con la Dictadura del General Primo de Rivera y con su vida en 1930

Durante la dictadura, Diego Martínez Barrio refugió el Grande Oriente Español en Sevilla. A la masonería le convenía, entonces, sigilo, quietud, olvido.

Antes de la Dictadura, el Gran Oriente Español (G.O.E.) no tenía en toda la Península más que 33 logias, y la Gran Logia de España, con influencia en Cataluña, diez, de las cuales nueve eran catalanas. Es decir, 43 logias, con cuadros reducidos y personas de poco relieve político, económico e intelectual.

A finales de 1927, el G.O.E. tenía ya 85 logias, es decir, 52 más que en 1922, y la Gran Logia 39, más tres en la zona del Protectorado de Marruecos, o sea 42.

La “Revue Internationale des Societées”, de París, en 1931 daba una estadística mundial de cuatro millones y medio de masones, entre los cuales figuraban siete mil españoles. En esta misma revista, Monseñor Jouin anunció a don Alfonso XIII que en abril de 1930 las potencias masónicas habían fijado el derrumbamiento de la monarquía española para principios de enero de 1931, como sucedió “proféticamente”.

 

LA II REPUBLICA ESPAÑOLA (1931-36) UNA REPUBLICA MASONICA.

Tras la marcha del General Primo de Rivera, la masonería preparó la llegada del 14 de abril, instauración de la II República. Una fuerza invisible y arrolladora removía los cimientos básicos de la vida nacional.

El 17 de agosto de 1930, se reunía en San Sebastián un representativo grupo de masones, entre los que se encontraban Lerroux, Azaña, Marcelino Domingo, Alvaro de Albornoz, Angel Galarza, Niceto Alcalá Zamora, Miguel Maura Maciá, Mallol, etc., y mediante un pacto sectario, conocido como “Pacto de San Sebastián”, se acordó la secesión interna de España, conviniendo que el futuro e inminente triunfo revolucionario supondría el reconocimiento de la personalidad jurídica soberana de Cataluña y otras regiones españolas.

El diario Le Figaro, de París, de fecha 2 de marzo de 1931, adelantándose a la proclamación de la II República, escribía en sus páginas: La más grave falta de la Dictadura fue sin duda el haber declarado la guerra a la francmasonería española…;las logias españolas invocaron la solidaridad masónica internacional…;la Dictadura vio que, en un abrir y cerrar de ojos, se desencadenaban contra ella las fuerzas coaligadas de la prensa e influencias masónicas de todo el mundo…Las fuerzas político financieras acometieron contra el crédito en España…La francmasonería redobló sus intrigas en la Administración, en el Ejército y en el medio sindicalista…Los cómplices internacionales alzaron su voz contra Alfonso XIII… M. Jean Longuet, técnico en materia de conspiraciones, llegó a Madrid en abril de 1930 para dar sus últimos consejos a los conjurados.

El día 12 de abril de 1931 la masonería se instaló oficialmente en España y procedió al reparto de carteras ministeriales entre sus miembros.

Toda la campaña electoral para el 12 de abril de 1931 se llevó a cabo con abundancia de medios económicos. Llegó, incluso, por aquel entonces a Madrid un personaje importante de la judeo-masonería: Víctor Basch, Presidente de la Liga de los Derechos del Hombre, que ocupó la tribuna del Ateneo madrileño.

El nuevo régimen republicano, tras la caída de la monarquía y el abandono y exilio del Rey Alfonso XIII, fue inmediatamente reconocido merced a la acción de la masonería, evidenciando cómo, a la sombra de la vida oficial de las naciones, funciona el super Estado de las logias.

Del Gobierno provisional que se preparó para el caso de éxito, formaban parte, de los once miembros que lo constituían, ocho masones.

La República triunfó y el Boletin Oficial de la Gran Logia Española del primer semestre de 1931, número 8, se complació en rendirle homenaje publicando un artículo de fondo que titulaba “Saludo a la República”, el cual, tras ensalzar la llegada del nuevo régimen masónico, concluía con las siguientes palabras: A los francmasones que integran el Gobierno provisional, al alto personal, compuesto así mismo, y en su mayoría, de hermanos, nuestro aliento les acompaña. Sean leales custodios de esos caudales que se les confían y que por la República hagan la ventura de España.

En el Boletín del Supremo Consejo del grado 33 se insertó un artículo diciendo:

“La República es nuestro patrimonio. Acaba de inaugurarse en España una República fundada en los tres grandes e inalterables principios, sillares básicos y exclusivos de toda organización política humana: libertad, igualdad, fraternidad. El movimiento revolucionario español que ha triunfado con el advenimiento del régimen republicano ha producido admiración en todo el mundo. Nunca, en pueblo alguno, un cambio tan radical se llevó a cabo por procedimientos parecidos a los que hemos empleado los españoles.

La nueva República nace libre de todo pecado y con la enorme fuerza de todas las virtudes civiles. Podemos decir que es la imagen perfecta, modelada por dulces manos, de nuestras doctrinas y principios. No es posible realizar una revolución política más perfectamente masónica que la revolución española.

El mismo día 15 de abril de 1931, a las 24 horas de la proclamación de la República en España, el flamante Ministro de Estado, el masón Lerroux, declaraba a la prensa que se habían recibido felicitaciones del Gobierno de Uruguay. En Francia, el Sr. Briand envió al Sr. Rolland, encargado de negocios de la Embajada de España, su reconocimiento. Se recibieron telegramas de Bolivia, Panamá, etc.

La masonería había preparado el terreno con bastante anterioridad con una eficaz intervención cerca de gobiernos extranjeros. Se recibieron cablegramas del Gran Maestre de Paraguay, de la Gran Logia de Chile, del Gran Maestre de Santo Domingo, de la Gran Logia Valle de Méjico, de la Gran Logia de Panamá, de Luxemburgo, de Austria, de la Gran Logia de Cuba, etc.

Con el advenimiento de la República pudieron quitarse la careta y el Gran Oriente trasladó su residencia desde Sevilla a Madrid, fijando su sede en la calle del Príncipe nº 12. El 11 de septiembre de 1931, el Gran Consejo General Simbólico quedó constituido. La Gran Logia, cuya sede radicaba en Barcelona, tenía su “templo” en la calle de Zurbano 1.

 

ODIO INCONDICIONAL. LA QUEMA DE CONVENTOS

La quema de las iglesias y conventos comenzó el día 10 de mayo de 1931, un mes después de proclamada la República masónica, siendo esto el prólogo de la disolución de la Compañía de Jesús y de las persecuciones martiriales que han dado origen a la mayor catarsis y hecatombe, al holocausto más cruel contra los religiosos en Europa de todo el siglo XX.

La quema de iglesias y conventos, al mes de la implantación del nuevo régimen, fue vandálica, destrozándose impunemente religión y arte. El día que las llamas devoraban los mejores conventos de Madrid, se intentó asaltar e incendiar, a las dos de la madrugada, en Toledo, el Palacio del Cardenal Segura. Su Eminencia se fue a Francia. Y el Boletín Oficial de la Gran Logia Española (2ª época, núm. 8, pág.2) escribiría después: … no nos extrañaría que el propio clérigo, como alma que lleva el diablo, caminase al destierro. Pero ¿y el Obispo de Vitoria? ¿Y el cardenal de Sevilla? Posteriormente el Obispo de Vitoria tuvo también que abandonar España.

Comenzaron a arder la Iglesia de San Francisco de Borja y la residencia de los jesuitas, en la Gran Vía de Madrid, pasando a continuación al convento de las religiosas Bernardas y al de las Maravillas. La Universidad Católica y el Instituto Católico de Artes e Industrias, el convento de los Salesianos, de la calle de Villamil, la iglesia de Bellas Vistas, el convento nuevo de los Carmelitas, de la Plaza de España, el convento de monjas del Sagrado Corazón de Chamartín, el colegio de Nuestra Señora del Pilar, el convento de clausura de la calle Bravo Murillo 120…etc., etc.

La masonería fue la responsable directa o indirecta de las terribles persecuciones religiosas de la que fue objeto la Iglesia católica, con la quema de conventos, la disolución de los jesuitas, las leyes laicas, así como del asesinato de más de siete mil religiosos, entre obispos, profesos y sacerdotes.

La proclamación de la República fue una explosión de entusiasmo para la secta, que con ella iba a llevar a cabo su plan de laicismo y persecución religiosa.

 

 

La revista masónica de Buenos Aires, “La Cadena de Unión”, decía en los números de mayo y junio de 1931, al mes de la venida de la República: A medida que la joven República de España afiance su solidez política, tanto interna como externa, se puede observar claramente que… está en vías de desaparecer para siempre en España el poder pernicioso del clericalismo católico romano.

Pronto convocará la Asamblea Constituyente … y se implantará la separación de la Iglesia y del Estado … El Gobierno Republicano español piensa también implantar la instrucción laica en las escuelas y la completa libertad de conciencia … el confesionario y los bienes celestiales son ya cosas absurdas en la mente de los niños; el catecismo y la Historia sagrada son relegados al olvido.

 

LA CONSTITUCION MASONICA DE LA II REPUBLICA

En el Diccionario Enciclopédico de la Masonería, redactado por los masones del grado 33, del rito escocés antiguo y aceptado, Lorenzo Frau Abrines (criptojudío) y Rosendo Arus Arderíu, en la página 467, del tomo III, se puede leer que “149 masones conocidos figuraron en las Cortes Constituyentes de la República, aparte de los ministros, subsecretarios, gobernadores civiles de las distintas provincias y directores generales”.

La Constitución fue calcada de un patrón masónico. El texto del proyecto de la Constitución se repartió en las logias. Cada “taller” nombró su ponencia. En las logias se organizó un mecanismo de discusión constitucional antes de producirse los debates “oficiales” en el Parlamento. En la calle del Príncipe nº 12, sede del G.O.E., funcionaba regularmente una logia de diputados. Se incorporó a la Constitución la declaración de principios masónicos.

En la Asamblea Masónica, celebrada del 23 al 25 de mayo de 1931, entre otras cuestiones se acordaba: a) El derecho de la libre emisión y difusión de pensamiento (que sería adoptado en el artículo 34 de la nueva Constitución masónica republicana); b) El Derecho a la libre expresión de la conciencia y al libre ejercicio de los cultos (Artículo 27 de la Constitución); c) La escuela neutra y obligatoria (Artículo 48 de la Constitución); d) El matrimonio civil, con la ley de divorcio y legitimación de los hijos naturales (Artículo 43 de la Constitución); e) La separación de la Iglesia y del Estado. Expulsión de las Órdenes Religiosas extranjeras (Artículos 3 y 26 de la Constitución).

Todos sus acuerdos fueron incorporados al nuevo texto constitucional que se estaba debatiendo.

La Gran Logia Española remitió, el 20 de julio de 1931, la siguiente carta a los ministros masones de la República:

“Ciudadano: la Gran Logia Española aprobó en su Gran Asamblea última, que se celebró en Madrid los días 23, 24 y 25 de mayo próximo pasado, la adjunta declaración de principios.

Hemos visto con satisfacción que algunos de los puntos acordados en dicha Gran Asamblea han sido ya recogidos en el proyecto de Constitución, pendiente de aprobación, y celebraríamos que Vd. se interesase para que fuesen incorporados a las nuevas leyes que ha de dictar el primer Parlamento de la República los demás extremos de nuestra declaración de Principios, que aún no han sido aceptados.

Viva Vd. muchos años”

En las Cortes Constituyentes de la República había más de ciento veinte diputados masones. El h.: Mateo Hernández Barroso, gran canciller, Gran Secretario del Supremo Consejo del Grado 33, en la Asamblea General de la Logia de Francia, celebrada en París en septiembre de 1931, pudo decir: Os traigo el saludo cordial y fraternal del Supremo Consejo de España. Se ha dicho que la masonería española era débil. Sin embargo, habéis podido comprobar que ya tenemos la República. Tenemos (no sé si conocéis este detalle) seis ministros masones, una veintena de altos funcionarios masones y más de ciento veinte diputados masones en la Cámara Constituyente. Veréis por esos datos que esta masonería tan débil ha trabajado y que ha llegado a crear una conciencia democrática y republicana”.

Manuel Azaña, en su discurso del 13 de octubre de 1931 ante el Parlamento, que le valió la Jefatura del Gobierno, pronunció su frase apocalíptica: “España ha dejado de ser católica”.

 

 

Entre los primeros actos legislativos de la República, una vez constituidas las Cortes masónicas que aprobaron la Constitución del mismo signo, fue el ataque a las Órdenes religiosas, y entre éstas a la Compañía de Jesús. Un diario madrileño, dirigido por un francmasón, escribía: “La Ley de Congregaciones religiosas es la obra maestra de la República”. Se disolvió la Orden de los jesuitas y se creó un Comité de incautación de sus bienes, dirigido por el masón y antiguo Gran Maestre Demófilo de Buen Lozano. La misma suerte siguieron la Congregación de Nuestra Señora del Buen Consejo y la de San Luis Gonzaga.

En el año 1932 todas las logias, cumpliendo las órdenes del Gran Consejo Federal Simbólico, exigieron de sus afiliados la renovación del juramento masónico, estableciéndose penas severísimas para quienes faltaran a sus deberes.

Como parte integrante de su programa masónico comienza la secesión en España. Cataluña consigue libertades sin límites razonables. Las provincias Vascongadas también intentan la desmembración de la Patria.

La enseñanza cayó bajo la garra masónica, formándose una escuela única, racionalista y laica, privándose a los padres de su derecho a educar a sus hijos; con principios tales como que el niño no se pertenecía a sí mismo ni a sus progenitores, sino que era del Estado, estaría formado en el espíritu de las logias, donde se encargarían de modelar a los niños y de fabricar sus conciencias.

Se impartió oficialmente la orden de la supresión del Crucifijo en las escuelas. La orden circular del 12 de enero de 1932 de Rodolfo Llopis, masón conspicuo y Director General de Primera Enseñanza, dirigida a todos los maestros con motivo de la promulgación de la nueva Constitución, dice: La Escuela, por imperativo del artículo 48 de la Constitución, ha de ser laica. Por tanto, no ostentará signo alguno de confesionalidad, quedando igualmente suprimidas del horario y del programa escolares la enseñanza y las prácticas confesionales. La escuela, en lo sucesivo, se inhibirá en los problemas religiosos.

La Ley del divorcio republicana fue también una ley dictada por la masonería, como lo fueron, así mismo, la secularización de los cementerios o el Estatuto de Autonomía de Cataluña.

El masón Azaña, desde el Ministerio del Ejército, dedicó su actividad a triturar a las fuerzas armadas. El Jefe de Gobierno de la República, Manuel Azaña ingresó en la masonería, en la calle del Príncipe 12, el 5 marzo de 1932.

Otro ejemplar del masonismo era Alvaro de Albornoz, conocido en las logias como “Juan Probayses”. Funcionó como Secretario General del Socorro Rojo Internacional y de Presidente del Tribunal de Garantías Constitucionales.

El Dr. Albiñana, Jefe del Partido Nacionalista Español, que fue asesinado en 1936 por órdenes de la secta, escribía en su libro “Prisionero de la República” (pág. 72), publicado en 1932, desde su confinamiento: “El judaísmo actúa en nuestro país por medio de la masonería, que transmite a sus agentes españoles las órdenes perturbadoras, dictadas desde la Rue Cadet, de París, por el Gran Oriente francés”.

 

MASONERIA Y COMUNISMO DURANTE LA II REPUBLICA

Masonería y Comunismo, ambos internacionales, luchan por el dominio universal, aunque sus métodos son bien diferentes: la masonería, por medio de la clandestinidad y el sectarismo, y el comunismo, a través de la agitación de masas.

Las puertas al comunismo libertario fueron abiertas en España por la masonería. El complot fue urdido en los conciliábulos internacionales. Si el comunismo dio la cara, la masonería le respaldaba y secundaba en sus criminales iniciativas.

La circular número 6.471 de la Gran Logia Española dice así:

“El Soberano Consejo de Gobierno, en su sesión plenaria del día 12 del actual y a propuesta de la respetable Logia Adelante, tomó el acuerdo de felicitar a la II Internacional, por mediación de la entidad española adherida a la misma (Partido Socialista Obrero Español), y adherirse a la campaña que para formar un frente único contra la guerra ha iniciado con el manifiesto que ha lanzado a la opinión pública y especialmente a las agrupaciones de carácter liberal y progresivo de todo el mundo.

Al comunicaros este acuerdo, este Soberano Consejo de Gobierno os encarece la necesidad, ya manifestada en otras ocasiones, de intensificar en las localidades donde residen nuestros organismos y todas aquellas donde tengan influencia los hh.: la campaña pro paz y la “agitación de la opinión pública” en este sentido, para lograr que la labor de la II Internacional cuente en nuestro país con el calor necesario, al objeto mencionado.

Recibid V.M. y qq. hh. nuestro más afectuoso abrazo. Oriente de Barcelona, 13 de marzo de 1932. El Gran Maestre, F. Esteve.-el Gran Secretario, Alvaro Salvat”.

En España, durante la II República, se fundó la Logia Carlos Marx, número 92. En la plancha de su fundación se decía: Hemos querido dar el nombre de Karl Marx a esta respetable logia; hacer que sus trabajos se efectuasen al compás del tiempo, saturándolos de ese humanismo tan imposible de separar tanto de la Francmasonería como del marxismo”.

También Julio Alvarez del Vayo, dirigente comunista, desde su ingreso, en julio de 1918, en la logia “Ibérica”, hizo compatible esta ideología con la francmasónica.

Marxista recalcitrante era Angel Galarza Gago, Fiscal General de la República, quien sostuvo la acusación pública contra el Rey destronado, Alfonso XIII, y Director General de Seguridad, iniciado en la logia “Luis Simarro” en 1928, o Luis Jiménez de Asúa, simbólico “Carranza”, Presidente de la Comisión encargada de redactar la Constitución de la República, nombrado en 1935 Gran Orador de la Gran Logia Regional del Centro, por no citar más que algunos ejemplos elocuentes de concomitancia entre marxismo y masonería.

La Revolución de Octubre de 1934, en Asturias, fue preparada por la masonería, habiendo repartido las logias armas a los marxistas y sindicalistas. Cuando fue detenido el cabecilla de la sublevación, González Peña, la masonería inició una campaña en su favor y lanzó la consigna de que había que salvar a González Peña. El masón Pérez Farrás, al ser detenido, aseguró: “Mis “hermanos” me sacarán”.

Entre las mujeres que destacaron en la masonería española citaremos a Victoria Kent, Directora General de Prisiones, y a la joven Hildegart, simbólico “Iris-Egle”, a quien asesinó por celos su propia madre.

 

EL FRENTE POPULAR MASONICO

Masones eran los principales cabecillas rojos, los gobernadores, muchos jefes de policía y presidentes de comités. En las elecciones celebradas en febrero de 1936 se da una connivencia entre la masonería, en el poder por el Gobierno de Portela Valladares, y el Frente Popular, dada la pertenencia del Presidente del Gobierno y de gran parte de los dirigentes del Frente Popular, encabezados por Martínez Barrios, a la masonería. La masonería militante y combatiente se empleó a fondo al lado de los destructores de España.

La masonería intervino de manera muy destacada para que triunfase el frentepopulismo.

El número de masones, entre los diputados del Frente Popular, queda expuesto en el siguiente cuadro:

 

Partido Total Diputados Masones
Socialista Obrero Español

99

34

Izquierda Republicana

87

53

Unión Republicana

39

27

Ezquerra Catalana

36

14

Partido Comunista

17

3

Independientes de Izquierda

10

2

Partido Sindicalista

1

1

T O T A L

289

134

 

Diputados masones: El 46,37% del total.

El Jefe de Acción Popular, coalición católica de derechas, José María Gil Robles, según consta en el Diario de Sesiones del Parlamento Español, del 17 de junio de 1936, hacía una estadística resumen de los sucesos graves acaecidos entre el 16 de febrero y el 15 de junio, es decir, durante el Gobierno del Frente Popular, en el que figuraban:

* Iglesias totalmente destruidas: 160.

* Asaltos de templos, incendios sofocados, destrozos, intentos de asalto: 251.

Y desde el 13 de mayo al 15 de junio:

* Iglesias totalmente destruidas: 36.

* Asaltos de Iglesias, incendios sofocados, destrozos e intentos de asalto: 34.

El Estado Español había caído bajo el poder de la masonería. Los grandes “gurús” masónicos estaban encarnados, entre otros miles, por los siguientes responsables:

Manuel Azaña Díaz, masón, Ministro de la Guerra (1931), Presidente del Consejo de Ministros (1931-33) y Presidente de la República (1936), iniciado en Madrid en la Logia “Matritense” de la calle del Príncipe número 12 -local del Grande Oriente Español- en la noche del sábado 5 de marzo de 1932, cuando ya era Jefe de Gobierno.

Alejandro Lerroux y García, masón, Ministro de Estado (1931) y Presidente del Consejo de Ministros (1933-36), adoptó el nombre simbólico de “Giordano Bruno” y predicaba la violencia contra los centros religiosos.

Diego Martínez Barrio, Gran Maestre del Gran Oriente de España, grado 33, adoptó el nombre simbólico de “Vergniaud”; Ministro de Comunicaciones, Guerra y Gobernación y Presidente del Consejo de Ministros durante diferentes gobiernos de la II República; posteriormente fue nombrado Presidente de la República en el exilio.

Fernando de los Ríos Urruti, judío y masón, Ministro de Justicia, Instrucción Pública, Bellas Artes y Estado en sendos Gobiernos republicanos.

Manuel Portela Valladares, masón, tres veces Ministro de la Gobernación y Jefe del Gobierno (1935).

Niceto Alcalá Zamora, criptojudío, fue Presidente del Gobierno (1931) y Primer Presidente de la II República (1931-36).

La lista sería interminable.

En febrero de 1935 el diputado de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), Dionisio Cano López, presenta un proyecto prohibitivo de la masonería en el Ejército. La ley es aprobada, pero nunca entrará en vigor.

En el mes de julio la Komintern inicia su VII Congreso Mundial, que aprueba la consigna de los “Frentes Populares” para lograr la bolchevización de Europa. En ese momento figuraban en el Comité Central del Partido Comunista, Margarita Nelken y Neumann, ambos judíos.

Gil Robles, en enero de 1936, pronuncia en Córdoba un discurso en el que levanta la voz de alarma diciendo: Si la francmasonería se hace dueña de nuestro Ejército, no quedará nada que hacer para contener la revolución”.

El Jefe de la oposición al gobierno masónico del Frente Popular, José Calvo Sotelo, ferviente católico y gran patriota, que había sido Ministro de Hacienda durante la Dictadura del General Primo de Rivera, es asesinado en julio de 1936 mediante una maniobra conjunta de la masonería con el comunismo. Fue este crimen de Estado la chispa que desencadenó la reacción de las fuerzas nacionales y el inicio de la llamada Cruzada de Liberación y la Guerra Civil.

 

LA CRUZADA DE LIBERACION NACIONAL (1936-39)

La Cruzada Nacional de Liberación, el pueblo en armas, vendría a redimir a España de la masonería y a restituir los valores y la moral cristiana, y esos fueron los principales argumentos para que en Europa se desatase una indigna campaña de difamación contra la Nueva España y su Régimen, acaudillado por el General Francisco Franco.

Con fecha 6 de agosto de 1936, recién iniciada la Guerra, la masonería confeccionó una relación secreta de los hermanos masones que luchaban a favor del Frente Popular en Madrid, que estaba encabezada por el General de División José Riquelme, a quien seguía una interminable lista de jefes y oficiales. Se hacía la advertencia de que aquellos que no se encontrasen en la detallada relación confeccionada deberían comunicar la actividad en que se ocupaban a sus venerables maestros o secretarios, pues, según el escrito, “No es hora de desinteresarse de los acontecimientos ni de la disciplina. Cada cuál en su puesto y la Institución, como siempre, por encima de las fracciones y los individuos, procurando el bien de la humanidad en todas partes”.

El periódico El Liberal, vinculado a la masonería, publicaba, en su edición del día 14 de octubre de 1936 -la Guerra había estallado el 18 de Julio de ese año-: que Los masones españoles, que no son simplemente masones, sino que quien más, quien menos, están todos sujetos a alguna otra disciplina política de izquierdas, piden a sus compañeros de lucha en esta cruzada por la libertad de España que no perdure en ellos ni un momento más la menor sombra de duda sobre su rectilínea actuación. Seguía una serie de hechos y actuaciones de la masonería en favor de la guerra y de las fuerzas comunistas.

El 20 de octubre de 1936 se hizo público en Madrid un manifiesto de los poderes masónicos, La masonería afirma su actitud, en el que, entre otras cosas, se decía: “La masonería española está entera, total y absolutamente con el Frente Popular, al lado del Gobierno legal y contra el fascismo”.

En la conferencia que pronunció en el Teatro Principal, de Burgos, el día 1 de noviembre de 1936, el Reverendo Padre Tusquets afirmaba que “la francmasonería es un crimen de lesa patria” cuyo objetivo último es la destrucción de la Iglesia Católica y es el instrumento -al cual a la vez presta grandes servicios- del imperialismo británico, siendo sus aliados el judaísmo, el marxismo y el separatismo. El Padre Tusquets recalcaba: “Yo acuso a la masonería. Yo sostengo, con pruebas irrefutables, con espíritu de justicia y ponderación, que la masonería española, sirviendo, como una esclava, intereses bastardos y extranjeros, es la principal responsable de los cinco años de revolución anticlerical y antiespañola y de la Guerra Civil que ensangrienta los campos de la Patria”.

El Decreto del 23 de agosto de 1936, creando los Tribunales Populares, fue obra del masón Manuel Blasco Garzón, Ministro de Justicia.

El día 20 de noviembre de 1936 se asesinaba, en la cárcel de Alicante, al Jefe del movimiento político Falange Española, José Antonio Primo de Rivera. La sentencia iba firmada por Federico Enjuto Ferrán, Magistrado, que era un masón afiliado a la logia Concordia, de Madrid.

En el curso de la Asamblea General del Grande Oriente de Francia, celebrada en París en septiembre de 1936, el Presidente del consejo de la Orden, Arturo Julio Groussier, hizo la presentación del Gran Maestre adjunto del Oriente Español, Ceferino González Castroverde, quien pronunció un discurso en el que, entre otras cosas, dijo:

“La Iglesia: he aquí el enemigo.

…Esto deberá hacernos pensar a nosotros, los francmasones, hasta qué límites debemos llevar nuestra tolerancia, porque es a causa de esto de que la República Española y los francmasones hayan sido excesivamente tolerantes con los hombres reaccionarios de la Iglesia, por lo que hemos de sufrir este duro calvario”.

Otro tanto hizo el judaísmo internacional. El día 30 de mayo de 1937, en la Conferencia Central de rabinos americanos celebrada en Colombo (Ohio), se publicó la siguiente declaración:

“Esta Conferencia expresa su vigorosa condena de los insurgentes de España y acuerda expresar su simpatía a las fuerzas leales del Gobierno de Madrid que luchan por la paz y la democracia”.

El día 4 de septiembre de 1937, el General Queipo de Llano, desde los micrófonos de Radio Sevilla-Radio Salamanca, en la zona redimida del comunismo y la masonería por la espada victoriosa del General Franco, decía valientemente: La lucha que sostiene España, es la lucha entre el cristianismo y el judaísmo.

El 31 de mayo de 1938, James Waterman Wise hijo del rabino Stephen Wise, comentaba en el Washington Post:

“La causa de la libertad española es la causa de la libertad judía. España es el punto central de la resistencia a los ataques contra las democracias, y por consecuencia contra los judíos; la evolución de la democracia, según los conceptos sociales y socialistas, es una esperanza de supervivencia por los judíos del mundo entero”.

En las filas de las Brigadas Internacionales, que se aprestan a luchar con masones y frentepopulistas, muere en España el hijo del rabino Levinger, miembro de la Orden de los B’nai B’rith -reservada en exclusiva a los judíos-.

Los aviadores masones lanzaron durante la Guerra española (1936-39) tres bombas sobre el Pilar de Zaragoza, basílica donde se venera a la Virgen Patrona de España.

 

 

El día 15 de septiembre de 1936, en la zona nacional, se da un primer Decreto por el Comandante en Jefe de las Islas Canarias, por el que se declaraban fuera de la Ley la masonería y otras asociaciones y sectas clandestinas. El propio Francisco Franco, Jefe del Estado Español, el 21 de diciembre de 1938, en plena guerra, decretaba que las inscripciones y símbolos masónicos que pudieran ser juzgados ofensivos para la Iglesia Católica fueran retirados de la zona liberada en un plazo de dos meses. Antes de concluir la guerra, el 9 de febrero de 1939, se dictó la Ley de Responsabilidades Políticas y se puso fuera de la ley a todas las logias masónicas. Terminada la contienda en 1939 los ataques internacionales urdidos por la masonería continuaron contra la España Católica y Nacional, que se vio forzada a dictar el 1 de marzo de 1940 la Ley para la Represión de la Masonería y el Comunismo y demás sociedades clandestinas que sembraran ideas disolventes contra la Religión, la Patria y sus instituciones fundamentales y contra la armonía social, formándose un Tribunal de Represión de la Masonería, presidido por el General Saliquet, que estuvo vigente hasta 1963.

La masonería expolió a España llevándose a Odessa (Unión Soviética) una enorme cantidad de oro, de tal magnitud que, si hubiesen sido colocadas en la Plaza Roja de Moscú una junto a la otra las cajas de oro robadas al pueblo español, la hubiesen cubierto totalmente de extremo a extremo. Fue el doctor Negrín, Ministro de Hacienda del Gobierno presidido por Largo Caballero y masón, quien, en octubre de 1936, decidió poner “a buen recaudo” el oro del Banco de España, enviándolo a la Unión Soviética. El oro amonedado y en lingotes se embarcó en el puerto de Cartagena (España) el 25 de octubre de 1936; se componía la expedición de siete mil ochocientas cajas, que constituían la mayor parte de las reservas del Banco de la Nación. El día 6 de diciembre, vía puerto de Odessa, llegó el oro español a Moscú.

Otro barco repleto de oro y alhajas, el buque “Vita”, fue enviado por los masones a Méjico.

La persecución religiosa, instigada por los masones y desatada en la zona roja durante la Guerra Civil Española (1936-1939), ha sido la más ominosa de la era contemporánea. Ninguna otra iglesia en nuestro tiempo ha pagado tan alto tributo de sangre por su fidelidad a Cristo y sin ninguna defección, como la española de hace sesenta años.

Las cifras trágicas de los asesinados por el gobierno masónico en la Guerra de España fueron:

* 13 Obispos.

* 263 monjas.

* 2.365 miembros de órdenes religiosas.

* 5.255 Sacerdotes.

Además, en los tres años que duró la contienda bélica, el culto fue suspendido en la zona dominada por los masones, que se autoproclamaban defensores de la civilización y del progreso.

La victoria bélica de las fuerzas nacionales, Ejército, Requetés y Falangistas, conducidas por el Caudillo Francisco Franco, bajo la bendición de la Iglesia Católica, fue una derrota para los enemigos seculares de España: marxismo, judaísmo, anarquismo y masonería. La reacción de estas fuerzas no se hizo esperar, tratando de insidiar y desestabilizar el Régimen surgido de la Cruzada de Liberación, que se inició el 18 de Julio con el Alzamiento en armas contra la tiranía de los sin Dios y la dictadura de la República masónica.

Durante el régimen de Franco (1936-1975) la masonería internacional intentó ahogar y estrangular al sistema, rechazando el 15-01-1945 la entrada de España en las Naciones Unidas; el 16-06-1945 se condenó a España en la ONU por ser un gobierno de fuerza; se llevó a cabo un bloqueo internacional contra España; se acordó por las logias internacionales su aislamiento hasta que no cambiase el régimen político (02-08-45); el 09-02-46 la ONU consideró al régimen español un peligro para la paz mundial; la frontera con Francia fue cerrada el 01-03-1946; el 04-03-1946 firmaron una declaración conjunta las dos grandes obediencias de los dos países anfitriones, Francia y Gran Bretaña, con los Estados Unidos, condenando unilateralmente al régimen de Franco e invitando al pueblo español a levantarse y expulsar al Caudillo; la retirada de embajadores como medida masónica de presión se produjo el 13-12-1946; a España se le negó la inclusión en el Plan Marshall el 02-04-1946.etc. etc. España, sin embargo, resistió con dignidad las embestidas masónicas hasta la muerte de Franco. Con la llegada al poder de un nuevo Borbón, el Rey Juan Carlos I, se abrieron de nuevo a la masonería las puertas de par en par, esparciéndose la semilla de la desintegración y la discordia entre los hombres y las tierras de España, y se inoculó la carcoma a la Religión Católica, que se está dejando sentir. Estamos, en 1999, ante una España al borde de la inexistencia como unidad nacional y con una Religión Católica confusa, cómplice y en declive, infectada por la penetración de sectas poderosas de apariencia católica, pero que, en realidad, son adoradoras del “becerro de oro”.

 

Publicado en el Blog de Campos el 26-06-2019

Judíos y masones en la historia de España – I de III

¿QUÉ ES LA MASONERÍA?

 

 

 

Desde un sentimiento patriótico la Historia, conducida e inspirada por la masonería en España, no ha podido resultar más triste y desgraciada, estigma de división entre los españoles, fomento de destrucción e inductora de los grandes y horrendos crímenes que han salpicado los dos últimos siglos vividos en conjura permanente contra el auténtico ser de España.

Francisco Franco, Jefe del Estado Español desde 1936 hasta 1975, bajo el pseudónimo de J. Boor, publicaba en el diario “Arriba” de Madrid, el día 16 de febrero de 1949, un interesante artículo, que llevaba por título “Los que no perdonan”, en el que se formulaba la siguiente pregunta:¿Qué es, en síntesis, la masonería sino una secta secreta que asocia a grupos minoritarios de los países para lograr por el complot, la astucia y la protección extranjera, bajo una disciplina sin límites, apoderarse de la dirección y del mando de las naciones? ¿Por qué se ocultan sus decisiones y hasta su filiación al conocimiento del pueblo?

El artículo concluía, con una alerta y una advertencia, con las siguientes palabras: Hemos de convencernos de que, mientras la masonería aliente, no es posible dormirse en los laureles. Es necesario grabar en el ánimo de todos el que la masonería acecha y no duerme ni descansa, que, firme en su propósito, aprovecha todas las coyunturas. No por fuertes hemos de despreciar el peligro, que los tiempos son difíciles y no tenemos enfrente a un enemigo noble, sino malicioso, hipócrita y solapado, que explora la disidencia y el disgusto dondequiera que lo encuentre, sembrando su cizaña. Una cosa es la caridad cristiana con los que erraron y otra que se les permita trepar de nuevo hasta los puestos claves”.

Por todo ello, el Papa León XIII no duda en denominar a esta secta perniciosa de ser La sinagoga de Satanás.

La masonería se nos presenta, según sus conveniencias y oportunidades, como un sistema filosófico, como un nuevo orden moral, como un postulado político, e incluso, como una asociación de carácter benéfico, cuando, en realidad, no deja de ser más que un sincretismo degenerado que desata odios, iras y pasiones internas y externas, y patrocina revoluciones políticas al servicio de sus intereses antirreligiosos y es la sementera de la involución del orden nacional y cristiano. La masonería necesita revestirse con el ropaje exterior de lo lícito para ocultar sus verdaderas actividades. Sacar a la luz la obra siniestra de la masonería en España, en el correr de los tiempos, es hoy más que nunca una necesidad apremiante e ineludible.

POR SUS OBRAS LES CONOCERÉIS

La masonería defiende, en todos los países donde se instala y logra influencias, los siguientes postulados. Su modo de operar y sus aspiraciones delatan a sus opacos autores, cómplices o inductores encubiertos.

  1. a) La promulgación de Leyes de divorcio y la ruptura del vínculo sacramental del matrimonio. Debilitar los lazos matrimoniales. Destruir la vida de familia. Facilitar la alteración de los nombres familiares.
  2. b) La consagración de la teoría del libre cambio, en provecho exclusivo de las naciones ricas y poderosas, desde el punto de vista económico-financiero.
  3. c) La igualdad social como principio de orientación política, nivelando por medio de papeletas del voto al instruido con el analfabeto, al honrado con el delincuente, al sabio con el necio, al apto con el inepto. Liberalismo político fatídico.
  4. d) La simulación del sometimiento del poder ejecutivo al poder judicial, pero con la reserva, en todo caso, del derecho de gracia, el indulto y las amnistías para los poderes gubernativos y la designación de los miembros de los Tribunales Supremos y Constitucionales, así como de los magistrados del poder judicial.
  5. e) La educación laica en la escuela y libertad de enseñanza. Ideas enciclopedistas estimulando el desvío y alejamiento de lo religioso.
  6. f) Negación de la extradición, aún en caso de grandes crímenes y delitos, cuando se invoque que estos se realizaron por móviles religiosos o políticos.
  7. g) La persecución a las órdenes e instituciones religiosas católicas. Anticlericalismo. Sustraer a la sociedad pública del gobierno de la Ley de Dios. Desacreditar la fe cristiana por la filosofía, el misticismo oriental o la ciencia empírica.
  8. h) La institución del jurado sobre la judicatura, reduciendo la impartición de justicia a meros tribunales populares carentes de formación y principios jurídicos.
  9. i) Consagrar el derecho de reunión sin cortapisas, para legalizar las tenidas y logias, de donde han salido a veces conclusiones de crímenes y atentados, y para permitir a la sociedad masónica conspirar contra la sociedad cuando no se ajusta a su criterio.
  10. j) Llevar a cabo, con férrea disciplina y obediencia inexcusable, los planes y cometidos que les encomienden las logias, encarnadas en una dictadura secreta e irresponsable.
  11. k) Internacionalismo y globalismo. Mundialismo.
  12. l) Libertad de cultos y neutralidad de conciencia. Abstracción de todas las religiones.
  13. m) Secularización de la Ley.
  14. n) Culto a lo feo y extravagante en todas las manifestaciones del arte, literatura, música, teatro. Degeneración del arte. Vulgaridad.

ñ) Fomento de la plutocracia y consideración de la riqueza, la única fuente de distinción social.

  1. o) La corrupción como sistema.
  2. p) Lucha contra el patriotismo.

Los principios formulados por la masonería en su Asamblea celebrada en Nápoles en 1870, donde setecientos “hermanos” allí congregados los proclamaron como síntesis de los principios masónicos, son la libertad de la razón contra la libertad religiosa, la independencia del hombre contra el despotismo de la Iglesia y del estado y la escuela libre contra la enseñanza del clero. Por lo que podemos deducir de sus propias manifestaciones que la masonería es la rebelión de la razón humana contra la Iglesia y el Estado, apoyada en la falsa libertad, que viene a condensarse en la ruptura de relaciones con Dios, estableciendo tres categorías: la humanidad sin Dios, la humanidad hecha Dios y la Humanidad contra Dios, terminando por deificar a la humanidad.

Para conseguir sus objetivos la masonería actúa desde las simas, en la penumbra, entre bastidores, con argucias y disfraces, utilizando la mentira y la hipocresía como arma del disimulo y la ficción, llevando sus planes en estricto sigilo, tomando represalia contra los desafectos, con venganzas a quienes se liberan de su yugo; por ello, en cada nuevo grado les obligan a renovar sus juramentos terribles recordándoles los castigos a su infidelidad. Los masones alcanzan la fuerza en su unión y auxilios mutuos, en ser cómplices y encubridores los unos de los otros.

La conspiración masónica del silencio calla y aísla tanto los acontecimientos que promueve como los que le son adversos. El estudio de los planteamientos ideológicos de la masonería, son de indudable valor. Revelar su opinión y sus técnicas, así como el ejercicio de su poder, que no por muchas veces desconocido es menos sugerente, contribuye a esclarecer la desestabilización recalcitrante de los designios masónicos.

Si no se puede bajar la guardia en relación a la masonería, es porque se conoce que el odio hacia el catolicismo es proverbial. Si la masonería ha desatado en general una ofensiva contra la cristiandad, la ofensiva contra España ha sido feroz. La masonería guarda el celoso secreto que nosotros hoy revelamos, de cómo a través de sus logias se fraguó la decadencia de la católica España. El énfasis masónico contra España radica en que tradicionalmente ha sido un baluarte del catolicismo.

 

CLARIDAD FRENTE A OSCURANTISMO

 

 

Es un deber y una obligación desentrañar el conocimiento de la masonería al orbe católico y los peligros y maleficios que, para la sociedad en general y las naciones en concreto, la masonería encierra y, en especial, en estos momentos del fin de un nuevo milenio en el que el materialismo grosero y judaico ha invadido la sociedad actual creando un caldo propicio para la proliferación de la “secta madre” y sus metástasis satélites y secuaces que, en gran medida, copan los órganos de dirección y control de la política, la educación y la difusión informativa de las naciones y organismos internacionales.

El bien no teme a la luz y sólo lo ilícito, lo reprobable y lo pérfido buscan las tinieblas y la oscuridad, las sombras y las logias, para cometer fechorías. La ocultación masónica es la evidencia de sus malas conciencias, que guardan a base de juramentos infames y amenazas correlativas en medio de una parafernalia repleta de jerga judaica, de ritos y palabras (como es el caso de la “palabra sagrada” Vazao, que utiliza la masonería femenina en sus ceremonias, y que en hebreo significa “Infimo”, nombre del eunuco que introdujo a Judith en la tienda de Holofernes). El Dr. Isaac Wise ya escribía a este respecto, el día 3 de agosto de 1866 en la Revista El Israelita, que la masonería es una institución cuya historia y cuyos deberes, contraseñas y explicaciones son judíos, y una parodia religiosa con liturgias, manuales, templos, candelabros, altares, vestimentas y toda clase de atributos decorativos.

¿Ha rectificado en sus planteamientos la masonería? Todo lo contrario. Con la solidez que le proporciona su aplomación y enquistamiento en los núcleos y centros del poder real y efectivo, se ha afirmado y ratificado en sus ideas racionalistas y naturalistas, en su espíritu ateo y en sus métodos secretos, que son, si fuera preciso, hasta expeditivos en lo criminal. El sistema masónico se funda en dominar a través de unas irrisorias minorías, bien colocadas por su influencia y protección, al resto de los conciudadanos, anteponiendo el interés de grupo o secta al bien común y general, en secreta y perversa confabulación.

La masonería en España ha reclutado la masa de sus adeptos entre aristócratas, capitalistas y burgueses.

En España la masonería ha sido, durante estos dos últimos siglos, el vehículo y la palanca de las revoluciones políticas liberales e izquierdistas dentro de una sociedad burguesa, así como el arma más terrible para la persecución de la fe católica y sus instituciones.

El escritor español D. Mauricio Carlavilla, buen conocedor del problema de la secta, dejó dicho que la masonería inspira, dirige y controla. Por ello, la masonería no puede ni debe ser ignorada en la Historia de cualquier nación cristiana, pero, sobre todas ellas, en la de España, porque podrá el historiador subestimar su poder, acción e importancia, discutir o negar su intervención en un acontecimiento dado, pero negar su acción histórica es anticientífico, contrario a justicia y verdad, si no es algo peor: complicidad y traición.

Justificaba su aserto Don Mauricio Carlavilla al constatar que siempre había hallado masones dominando al Estado Español, desde la implantación de la masonería en la península ibérica, en cada desastre de la decadencia de España.

La frivolidad de la gente de hoy, como entes pasivos de una sociedad virtual, y su pereza mental, hace que pasen inadvertidos importantes sucesos que han traído consecuencias en acontecimientos de difícil comprensión si no se conocen los orígenes, el desarrollo y las derivaciones de hechos y circunstancias previamente anunciadas y debatidas por las logias. No se puede nunca olvidar que la masonería es una conspiración permanente, en acto o en potencia, pero siempre activa y en marcha para adueñarse del gobierno de los pueblos y sociedades humanas.

  1. Antonio Goicoechea (1876-1953), que fue Letrado del Consejo de Estado, político monárquico, Senador, Diputado y Ministro en el reinado de Alfonso XIII, durante la II República líder del partido político “Renovación Española” y en el Régimen de Franco Gobernador del Banco de España, dejó escrito en un famoso prólogo: “Quiero, ante todo, hacer una afirmación: soy de los que conceden importancia a la masonería. Una organización que actúa en la clandestinidad y tiene relaciones secretas internacionales constituye siempre un peligro para el Estado. Y con doble motivo si se trata de la masonería, cuya actuación, no por subterránea es desconocida, porque sus procedimientos esotéricos se manifiestan en una constante labor de subversión de los pilares más firmes de la sociedad y de la civilización cristiana”.

Como católico, soy contrario a la masonería. Pero ésta no es la única razón. Hay que combatir a esa secta, no sólo porque lucha constantemente para lograr la negación del más caro y genuino sentimiento nacional, sino por su labor cautelosa contra la conciencia religiosa del pueblo español…La masonería es un peligro para la integridad de la Patria”.

Las logias constituyen un super-Estado internacional, con vida propia y clandestina, intentando siempre reservarse los mejores puestos en sus manos o en las de sus amigos, dentro del mismo Estado español, y el dilema se pone en los siguientes términos: o España erradica la masonería de su territorio o la masonería termina con España como tal. Es como un cáncer que es difícil de extirpar.

En el fondo de los acontecimientos históricos subyace la presencia masónica urdida con recio sabor judaico, donde radica la verdadera explicación de cosas y hechos que hasta ahora no se habían podido interpretar adecuadamente.

Un sucinto recorrido por la reciente Historia de España, desde una interpretación masónica de los acontecimientos pasados, nos despejará la niebla para vislumbrar mejor el futuro.

 

LOS INICIOS DE LA MASONERIA EN ESPAÑA

Fue un invertido, Felipe Wharton, primero y último duque inglés de Wharton, quien fundó la primera logia en Madrid, establecida en la Fonda Tres Flores de Lis,-bajo el nombre de La Matritense-, en la calle Ancha de San Bernardo el 15 de febrero de 1728, bajo la obediencia de la Gran Logia de Londres, por carta constitutiva del Gran Maestre, lord Colerane, con arreglo al libro de las constituciones de Anderson, el 29 de marzo del año siguiente, reconociéndose inmediatamente el taller por la masonería inglesa, dándole el número 50 de entre los sometidos a la Gran Logia de Londres. Wharton, exiliado de su país, se puso en España al servicio de los Borbones.

Su azarosa vida está descrita en las obras The Life and Writing of Phillip late Duke of Wharton (Londres 1732) y Phillip Duke of Wharton (Londres 1913). Era hombre libertino, ambicioso, cínico y aficionado a la bebida. Había sido apadrinado por Guillermo III y la que llegaría a ser, más tarde, la reina Ana. Se casó a los 17 años y por su inclinación de mujeriego contumaz se divorció seguidamente. El Rey Jorge IV de Inglaterra le otorgó el ducado de Wharton a los 19 años de edad. Su concupiscencia le llevó a presidir el club “Llamas del infierno”, donde se ejercía toda clase de aberraciones viciosas y blasfemas. El ateísmo le llevó a Wharton a la masonería. Sus intrigas dentro de la secta en su país, para hacerse con el poder de la misma, fueron la causa de su expulsión y, para vengarse, fundó en Londres otra sociedad secreta denominada “Gormogons”, que entroncó ficticia y fantásticamente su origen nada menos que con los primeros emperadores chinos. El Estuardo Jacobo III, que entonces residía en Parma, le reconoció el título de duque de Northumberland y le concedió la Orden de la Jarretera.

En España contrajo matrimonio, en segundas nupcias, con María Teresa O’Byrne, dama de honor de la reina española e hija del Coronel del regimiento irlandés Hivernia, que estaba al servicio de España. Murió, a la edad de 32 años, en el Monasterio de Poblet (Tarragona) el 31 de mayo de 1731.

Hasta el año 1739 fue La Matritense la única logia establecida en España y de esta casa matriz salieron los primeros masones para instalar nuevos templos en diferentes provincias. En 1850 había ya 97 logias en la Península Ibérica, y siete de ellas se contabilizaban entre las Islas Baleares y Canarias.

El primer acento hay que ponerlo en el carácter de dependencia y obediencia a intereses extranjeros y no nacionales en el nacimiento de la masonería en España, debate que se mantiene hasta nuestros días, lo nacional contra lo apátrida y mundialista.

 

TENUE REACCION A LA INFILTRACION MASONICA

La doctrina masónica había sido condenada por el Papa Benedicto XIV, en su Constitución Apostólica Providas, en el año 1751, y este texto papal fue el fundamento de la Pragmática de fecha 2 de julio de aquel mismo año, que fue promulgada por el Rey Fernando VI de España (1478-1759), cuyo texto quedaba redactado en los siguientes términos.

“Real Decreto.- Hallándome informado de que la invención de los que se llaman francmasones es sospechosa a la Religión y al Estado, y que como tal está prohibida por la Santa Sede debajo excomunión y también por las leyes de estos Reinos, que impiden las congregaciones de muchedumbres no constando sus fines e instituto a su soberanía: he resuelto atajar tan grave inconveniente con toda mi autoridad, y en su consecuencia, prohibo en todos mis reinos las congregaciones de los francmasones debajo de la pena de mi real indignación y de las demás que tuviere por conveniente imponer a los que incurrieren en esta culpa; y mando al Consejo que haga publicar esta prohibición por Edicto en estos mis reinos, encargando en su observancia al celo de los intendentes, corregidores y justicias aseguren a los contraventores, dándose cuenta de los que fueren por remedio del mismo Consejo para que sufran las penas que merezcan: en inteligencia de que he prevenido a los capitanes generales, a los gobernadores de plaza, jefes militares, intendentes del Ejército y Armada naval hagan notoria y celen la citada prohibición, imponiendo a cualquier oficial o individuo de su jurisdicción mezclado o que se mezclase en esta congregación la pena de privarle y arrojarle de su empleo con ignominia. Tendráse entendido mi Consejo y dispondrá su cumplimiento en la parte que le toca. En Aranjuez a 2 de julio de 1751″.

Al año siguiente de la promulgación del anterior Real Decreto, Don Agustín de Gordejuela y Sierra, publicaba su discurso sobre el origen, secreto y juramento, cifras, acciones y señales masónicas, en el opúsculo titulado Centinela contra Francmasones.

La masonería se vengó más adelante contra el Marqués de la Ensenada, que sufrió destierro y confiscación de bienes, y contra el Padre Rábago, que fue alejado del Consejo de Estado, con lo que se hizo desaparecer la directriz de la política nacional y católica iniciada, lo que no convenía a los intereses de la masonería británica.

 

LA MASONERIA TOMA EL PODER EN ESPAÑA Y EXPULSA A LOS JESUITAS DE SUS TIERRAS

El advenimiento al trono español del Rey borbónico Carlos III (1759-1788), procedente de Nápoles, hizo que la masonería en la Corte de Madrid tomara mayor incremento. El Borbón se rodeó de masones. La influencia de sus miembros en la Corte fue decisiva, hasta el extremo de que, incluso el ayo de su propio hijo Fernando, fuera el príncipe de San Micandro, reconocido y conspicuo masón.

El reinado de Carlos III, cuya estatua ecuestre hoy engalana la Puerta del Sol, de Madrid, en el orden espiritual no pudo ser más dañino. Expulsó a los jesuitas de España por Decreto fechado el 27 de febrero de 1767, a instancia de la masonería, ejecutándose el destierro de los sacerdotes con la firma real. Los Padres Jesuitas fueron arrojados al unísono de España en la noche del 31 de marzo al 1º de abril. La perfidia masónica hizo coincidir esta expulsión con la fecha del Edicto de los Reyes Católicos, de 31 de marzo de 1492, en el que se decretaba la expulsión de los judíos del territorio nacional.

El Papa Clemente XIII sostiene en su carta “Tu quoque fili mi…”, que dirigió a Carlos III, que su Ministro de Gracia y Justicia, Roda, era masón y perseguidor enconado de la fe católica, quien en una carta dirigida al Ministro de Luis XV, Choiseul, fechada el 17 de diciembre de 1767, le manifestaba: “Hemos matado al hijo; ya no nos queda más que hacer otro tanto con la Madre, nuestra Santa Iglesia Romana”.

Fueron expulsados siete mil jesuitas y embarcados por el Puerto de Cartagena con dirección a los Estados Pontificios. Formaban parte en España de la Compañía de Jesús, entre otras personalidades de relieve que tuvieron que abandonar por la fuerza su misión evangelizadora, los Padres José y Nicolás Pignatelli, de la familia del Papa Inocencio XII.

Las farisaicas razones oficiales, esgrimidas por los masones españoles para justificar la expulsión de la Compañía de Jesús, fueron las siguientes:

” Que las casas de los jesuitas habían sido en Europa el centro de donde salían las rebeliones, los tumultos y los regicidios para conmover los pueblos, derribar y poner ministerios, quitar y entronizar reyes; hallándose estos delitos calificados por tantos tribunales, que de resultas todos miraban mal a la Compañía.

…Que en Paraguay y otros países de América habían usurpado la soberanía, levantando ejércitos y tratando de enemigos a los mismos españoles, privándolos de todo comercio con los indígenas, a quienes enseñaban especies horribles contra el gobierno de la metrópoli”.

La expulsión de los Jesuitas, llevada a efecto por el conde de Aranda, es obra de la que se ha vanagloriado la masonería. Existía el pacto masónico de arrojar a la Sociedad Ignaciana de sus sedes. La maniobra era formidable desde el punto de vista sectario: la mayor parte de los territorios coloniales continuaban unidos a la metrópoli por el lazo religioso-educador de los misioneros.

Los responsables de la expulsión de los Jesuitas fueron los masones:

– Conde de Aranda, Presidente del Consejo de Castilla y Gran Maestre de la Masonería Española

– El duque de Alba, Consejero de Estado.

– D. Manuel de Roda, Ministro de Gracia y Justicia.

– D. Jose Nicolás de Aza, Embajador en Roma.

– D. Pablo Antonio de Olavide, Síndico de Madrid.

– D. Melchor de Macanaz, Ministro de Carlos II, Felipe V y Fernando VI.

– Miguel Maria de Nava.

– Conde de Campomanes.

– Luis del Valle Salazar.

– Pedro Rico Egea.

– José Moñino, marqués de Floridablanca, etc.

Carlos III reinó siempre rodeado de masones. El todopoderoso masón, conde de Aranda (cuyo nombre era Pedro Pablo Abarca de Bolea, Capitán General del Ejército), iniciado en la masonería en Francia, es denominado por Voltaire como “Coctus selectus”, y al masón Olavide le llama “regenerador de España”.

 

 

El Conde de Aranda

 

SUMISION DE LA MASONERIA ESPAÑOLA A LA OBEDIENCIA FRANCESA

Aranda, Capitán General de Castilla la Nueva y Presidente del Consejo de Castilla, fundó el Gran Oriente Español. Era amigo de Voltaire. Fue embajador en París, donde se inició en la masonería. Aranda llevó a la masonería Española al Gran Oriente de Francia, de donde provienen las doctrinas subversivas y revolucionarias. Aranda fue el artífice de la expulsión de los Jesuitas, pilares de la unidad católica del Estado Español, con ciento treinta centros docentes, entre los que se encontraba el famoso Colegio Mayor de San Bartolomé, de Salamanca. Los Jesuitas fueron expulsados y confiscados sus bienes por motivos reservados al real ánimo, en un solo día y sin aviso previo.

Aranda fue quien interrumpió la dependencia que tenía de Inglaterra la Masonería Española para hacerla tributaria de la francesa.

Carlos III entregó su reino a los desmanes de la masonería.

Se llegó a trazar un plan, muy elaborado, por el Ministro masón Campomanes, de intentar crear para debilitar al catolicismo, una iglesia española cismática, a la imagen y semejanza de la presbiteriana, en la que la nueva iglesia fuera, del gobierno masón, una oficina para asuntos eclesiásticos y que tuviera bajo la autoridad de los malletes.

El motín de Esquilache fue también atizado por la secta, en donde el Ministro Wall y el duque de Alba dirigieron, de acuerdo con las indicaciones del embajador inglés y las directrices de la Francmasonería, las infames maniobras y el motín, en el que tomaron parte el conde de Aranda, Roda, Campomanes, Floridablanca, Azava y demás francmasones.

Para neutralizar la posible reacción de la Inquisición contra las medidas antirreligiosas del reinado, y por ser el Tribunal del Santo Oficio blanco predilecto de las iras de los hermanos tres puntos, se nombró Inquisidor General al jansenista Cardenal Wall.

Se estableció, durante el reinado de Carlos III, un estado centralista y absolutista, lo cual puede parecer una paradoja, dado que los masones adoptan, por lo general, una postura crítica y contraria contra los absolutismos, excepción hecha, naturalmente, como en este caso, cuando no lo ejercen ellos en su beneficio.

A los treinta y nueve años de la aparición de las logias en España, la Masonería da un golpe de timón abandonando la “obediencia inglesa” para incorporarse sumisamente a la obediencia del Gran Oriente de Francia, con la inauguración por parte del masón Aranda de la Logia Española, de la que es su primer Gran Maestre. Durante el reinado de Carlos III se abrieron y construyeron 200 logias.

LA MASONERIA ENTREGA EL TRONO ESPAÑOL A FRANCIA

El sucesor de Aranda en los negocios del Estado, durante el reinado de Carlos IV (1788-1808), fue el masón Godoy, que estaba amancebado con la reina María Luisa, la esposa del monarca. El relevo de Aranda en la Gran Maestría de la Orden lo tomó durante ese periodo el conde de Montijo.

Aumentan las logias. Una de ellas llega a instalarse en la propia Universidad de Salamanca. Incluso en los cuadros lógicos de los talleres figuran clérigos “descargados de prejuicios”.

El masón Godoy es partidario de entregar el trono de España a Napoleón. Las Cortes reunidas en Bayona, presididas por el Gran Maestre de la masonería española, José de Azanza, juran fidelidad a José Bonaparte, hermano de Napoleón y Gran Maestre de la masonería francesa. Entre los masones que asistieron a la sesión de las Cortes de Bayona, que más parecía una tenida que una asamblea parlamentaria, figuraron, el duque del Infantado, el del Parque -grado 33-, el abate Marchena, Aran, Gómez de Hermosilla…

Sucesor del conde de Montijo como Gran Maestre fue el infante don Francisco de Paula, hijo legal de Carlos IV, pero, en realidad, hijo de su esposa María Luisa y del favorito Godoy. Dirigidos por dicho personaje real los masones consiguieron que su hermanastro, don Carlos María Isidro, fuera desposeído en 1833 de sus legítimos derechos al trono en beneficio de la reina niña, Isabel II. Este fue el origen de la I Guerra Carlista.

Reinando en España Carlos IV, el rito “escocés Antiguo y aceptado” se instituyó en 1801 en Charleston (Carolina del Sur) por un banquero judío llamado Esteban Morín, que nombró rápidamente delegados y representantes para que lo extendieran por todo el mundo. Uno de esos dignatarios fue el conde Grasse-Tilly, que lo introdujo en España para cooperar al afrancesamiento de las logias, al propio tiempo que daba vigor a las de “patriotas”, con el fin de que, si el golpe napoleónico fracasaba, la masonería tuviera posiciones fuertes desde las que realizar la obra desintegradora. Con Esteban Morín formaban otros cinco judíos la cúpula del rito escocés: Juan Mitchel, Federico Dalco, Emilio de la Motta, Abraham Alexander e Isaac Auld.

 

 

Godoy

 

LA INVASION FRANCESA (1808-1814)

La Invasión Francesa fue obra de las logias, llevada a cabo por los masones “afrancesados”. El desgobierno de España dio lugar a la Junta Nacional de Bayona, presidida por el Gran Maestre de la masonería, Miguel José de Azanza (Duque de Santa Fe), donde se glorificó e intentó justificar la acción napoleónica. El masón Murat invadió la península ibérica. En octubre de 1909 estableció el Gran Oriente Español. Azanza sería nombrado Primer Ministro, quien configuró, durante el reinado de José Bonaparte (1808-1814), un gabinete de masones formado por Manuel Luis de Urquijo, Gonzalo O’Farril, Conde de Cabarrus, Sebastián Piñuelas y Gaspar Melchor de Jovellanos.

En España mandaba, realmente, el Supremo Consejo de Charleston y el judío Esteban Morín.

El año 1808, inicio de la renuncia del trono español a la soberanía francesa, fue una época de triunfo absoluto de la masonería en España bajo dos obediencias y en campos antagónicos: la de los “afrancesados”, unida a José Bonaparte I (el Estatuto de Bayona se promulgó el día 6 de julio de 1808 y se publicó en la Gaceta el día 24), y la del Supremo Consejo, sus oponentes, los mal llamados “patriotas”, que se trasladó a las logias de Cádiz y redactaron la Constitución de marzo de 1812, inspirada en principios masónicos, en la que se abolió el Voto de Santiago y el Tribunal del Santo Oficio. La carcoma masónica era traición en ambos lados de la pinza.

El monarca francés José Bonaparte, llamado “Pepe Botella” por el pueblo por su afición a la bebida, promulgó leyes contra la Religión Católica y reconoció la Gran Logia Madrileña, fundando personalmente la logia “Santa Julia”, de la que se erigió en Gran Maestre, que simultaneaba con su condición también de Gran Maestre del Grande Oriente francés.

 

LA PRIMERA CONSTITUCION ESPAÑOLA DE 1812, UN TEXTO MASONICO

Mientras los masones denominados “afrancesados”, acaudillados por Urquijo, Ceballos y otros, redactaron en Bayona una Constitución para la España doblegada a Francia, simultáneamente el Congreso masónico, reunido en Cádiz, bajo la égida y el patrocinio del Gran Oriente Inglés, dictaba a la otra España una análoga Constitución masónica, la de 1812.

Cumpliendo los designios de la secta, la entrada en Madrid de Napoleón Bonaparte fue seguida de disposiciones reales en que se suprimía la Inquisición y se adoptaban disposiciones contra el clero secular y regular. Disposiciones paralelas dictaba también el Congreso de Cádiz. Ambos textos legales estaban redactados por “hermanos” masones, aunque de obediencias distintas.

El Supremo Consejo del Grado 33 fue fundado en España en 1809 por José Bonaparte -Gran Maestre de la Masonería en Francia- e instituido legalmente en 1811 por el conde de Grasse-Tilly, delegado del Supremo Consejo de Charleston, y entre sus primeros miembros son conocidos Rafael de Riego, Evaristo San Miguel y Agustín Argüelles; con algunas intermitencias este Consejo funcionó hasta 1836, en que lo formaban el infante don Francisco de Paula de Borbón, don Joaquín María López, Pérez Mozo y Jerónimo Couder. Estos últimos recibieron el grado 33 de manos de Evaristo San Miguel.

 

En Cádiz se redactó y discutió la Constitución de 1812. Los Talleres “Tolerancia y Fraternidad” de la ciudad gaditana estuvieron muy activos desde 1810. El clérigo masón Muñoz Torrero fue quien dispuso el traslado de las Cortes a Cádiz. Entre los masones se encontraban el conde de Toreno, Agustín Argüelles, García Herreros, Calatrava, etc.

Como ejemplo vivo de la infiltración masónica en el clero citaremos el caso del masón Juan Antonio Llorente, que consiguió penetrar y agazaparse en el Tribunal del Santo Oficio.

La mayor parte de los ministros nombrados por el Rey Fernando VII (1814-1833), llamado “el narizotas”, eran masones: duque de San Carlos, Macanaz, Góngora, Salazar, Eguía, San Miguel, Argüelles -Gran Comendador soberano-, Martínez de la Rosa. El mismo rey Borbón, Fernando VII, fue masón, iniciado en Valency, según testimonio de don Francisco de Asís Aguilar, Obispo de Segorbe, que así lo dice y afirma en su “Historia Eclesiástica”. No es de extrañar cuando se comprueba que el Ministerio absolutista, que formó de las seis carteras ministeriales, cinco estaban ocupadas por masones (Duque de San Carlos, Pedro Macanaz, Góngora, Salazar, Duque del Infantado).

También eran declarados y abiertos masones muchos miembros de la familia reinante, como el hermano del rey, el infante don Francisco (nombre simbólico, hermano Dracon), que fue el 4º Gran Maestre de la Masonería española, tras Azanza, Argüelles y Riego, y su esposa Carlota, que fue quien le arrancó al moribundo rey Fernando VII, en 1832, en Aranjuez, la firma del Decreto aboliendo la Ley Sálica, con el que se abría un siglo de luchas fratricidas en España y se daba carta blanca a la masonería para que llevase adelante sus tenebrosos planes. Masón era su hijo, el duque de Sevilla, los yernos del infante, el conde de Gorowski. Doña Isabel Gorowski y Borbon y la condesa de Chinchón, nieta de Godoy, son las mujeres españolas de algún relieve iniciadas en la masonería femenina.

Masones eran los altos mandos militares, los generales Espoz y Mina, Porlier, Lacy, Miláns, Alava, O’Donoju, Torrijos, O’Donnell, Santander…, que eran más obedientes al mandato de las logias que a la disciplina castrense.

A la muerte de Fernando VII (1833), se reorganizó el Grande Oriente Español bajo la dirección de Antonio Pérez de Tudela. Poco más tarde surgieron tres “potencias”: 1) Gran Oriente de España, presidida por el Infante Don Francisco de Paula, hermano de Fernando VII; 2) Gran Oriente Hespérico, acaudillado por Salustiano Olózaga, y 3) Gran Oriente Militar.

El asesinato a martillazos del “Cura de Tamajón” en la Cárcel de Vinuesa, fue el inicio de las represalias masónicas de los que se alzaban por un ideal, y así surgió con toda monstruosidad el asesinato del Obispo de Vich, fray Ramón Strauch, el día 16 de abril de 1823.

León XII publicaba su Constitución Apostólica “Quo Graviora” contra la Masonería, que fue recogida y promulgada en España en la Real Cédula del Consejo, fechada el 14 de febrero de 1827.

 

LA PERDIDA DEL IMPERIO ESPAÑOL, OBRA MAESTRA DE LA MASONERIA.

La masonería fue la activa y destructora fuerza interior y exterior que aniquiló el imperio español. Fue una derrota organizada desde las altas cumbres del Estado, que no fue vencido por las armas de los secesionistas e insurrectos de ultramar, sino por los traidores a la Patria escondidos en los talleres y logias.

Infiltrada en el estamento militar se dedicó a socavar la disciplina para favorecer los intereses políticos revolucionarios y secesionistas.

La expulsión de los Jesuitas, sancionada por su eufemística “Majestad Católica” Carlos III, fue el atentado más grave que sufrió el prestigio de la fe católica en España y en sus colonias, de donde se vio salir como malhechores a los que hasta entonces habían constituido la más firme vanguardia de la fe.

En la Revista masónica “Latomia”, volumen I, pág. 265, se escribe: “A los masones españoles debe América los primeros – y los últimos- impulsos independizantes, lo cual, si para ciertas gentes implica falta de patriotismo, para nosotros no puede menos de constituir un timbre de orgullo”.

El Grande Oriente Español fue el encargado de preparar los movimientos revolucionarios del siglo XIX en España para arrebatarle su imperio colonial.

Quien dio impulso a los primeros libertadores y atizó la hoguera del separatismo y el odio indígena contra España fue la masonería, que desgajó el vasto imperio español. Sus consignas eran claras: 1) Apoyo moral y material a los separatistas; 2) En la metrópoli consumir las energías del Estado en las luchas intestinas; 3) Que no embarque un solo soldado de la Península Ibérica para acudir a sofocar las secesiones; 4) Hundir a España en la anarquía; 5) Oro inglés a través de las logias españolas para los traidores.

Los conspicuos masones españoles Picornell, Cortés y otros, librados de la pena de horca por imposición del embajador francés, urdieron en Venezuela la primera intentona separatista -año 1789, antes que Miranda y Bolivar, dando cumplimiento a la antiespañola consigna masónica, se levantasen en armas contra la metrópoli.

Donde la actuación masónica alcanzó verdadera actividad, en tiempos del reinado de Fernando VII, fue en el Imperio Español. Para la independencia de América intervenía de modo personal, con su dinero, el banquero judío de Santo Domingo, Esteban Morín, grado 33 y Presidente o Gran Comendador del Supremo Consejo de Charleston.

Otro personaje que acataba escrupulosamente las órdenes de la masonería era el General Tilly, en cuyo entusiasmo sectario llegó a ofrecer cinco mil hombres para la expedición destinada a ayudar a los insurrectos americanos.

El Imperio Colonial Español estaba dividido, a principios del siglo XIX, en cuatro Virreinatos: 1) Nueva España o Méjico (hoy México); 2) Nueva Granada o Santa Fe (hoy integrado por las Repúblicas de Venezuela, Colombia y Ecuador); 3) Perú (formado por las hoy naciones de Perú y Chile), y 4) Buenos Aires o Río de la Plata (hoy República Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia). El más firme puntal de las colonias españolas lo constituía la Compañía de Jesús con sus misiones.

Los trabajos para la Independencia de Méjico se remontan a 1791, en tiempos de Carlos IV, iniciados por Pedro Portila, siendo Virrey el masón Azanza.

Iturrigaray fue uno de los gobernadores que cooperó con sus escandalosos negocios y su filiación masónica a que los aires insurgentes se convirtieran en huracanes.

Para sofocar el levantamiento se entregó el mando de los ejércitos al General masón mejicano, Agustín de Iturbide, quien, en lugar de dar la batalla al insurgente Guerrero, firmó con él el “Tratado de Iguala”, de donde se derivó la independencia de Méjico. Se mandaba apagar el fuego con gasolina.

Colaboró, con su actuación sectaria, el General masón Espoz y Mina. El último Virrey de Méjico fue el General del Ejército Juan O’Donojú, también hombre de logia y mandil. La capitulación de España, por la Independencia de Méjico, se firmó en la ciudad mejicana de Córdoba, sin resistencia, ya que el Jefe de la Armada española, el masón Pedro Celestino Negrete, se pasó al bando de Iturbide, que sería nombrado Emperador de Méjico, en 1922, y fue fusilado por un pelotón de soldados en 1824.

En Argentina era Virrey el General Liniers, decidido defensor de la causa española, que por decisión de la Junta Central Suprema, el 15 de febrero de 1809, fue sustituido por Baltasar Hidalgo de Cisneros, masón y Teniente General de la Marina. La revolución la inició Cornelio Saavedra, afiliado a la masonería. Posteriormente se organizó un ejército mandado por un masón, el General San Martín, que derrotó a Vigodet, el jefe de las tropas leales a España. Uruguay se independizó el 21 de febrero de 1813 tras la batalla de Salta. Tres años después, en 1816, Buenos Aires, por el Congreso de Tucumán, proclamó la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, estableciendo un Gobierno federal que las emancipó de España, por obra y gracia de las logias.

El General masón José de San Martín había sido Oficial del Ejército Español y en 1811 ostentaba el grado de Teniente Coronel. Ingresó en la logia “Lautaro”, de Cádiz. Desertó de la milicia, recibiendo medios económicos del agente diplomático inglés Charles Stuart. Se desplazó a París, donde conectó con la logia de Miranda, para después trasladarse a Buenos Aires, donde, junto con otros dos desertores del Ejército Español, un subteniente de Carabineros y un Alférez de Navío, fundaron la logia “Lautaro”, filial de la de Cádiz.

 

José San Martín

 

En Santa Fe o Nueva Granada residía el mayor foco revolucionario; se hallaba ubicado en Venezuela, cuya capital, Caracas, tiene dos notas importantes: ser el lugar de nacimiento del masón Simón Bolívar (1783), el fundador de la República de Bolivia, a la que da nombre, y tener el templo masónico más antiguo de los instalados en la América hispana.

El venezolano Francisco Miranda unificó el movimiento de rebelión, dándole carácter netamente republicano y separatista, formando una conspiración masónica contra España al servicio del extranjero.

Francisco Miranda, ex amante de Catalina II de Rusia, ex-general jacobino francés y agente de Inglaterra, fundó en Londres, en 1797, la “Gran Logia Americana”, erigiéndose en su Gran Maestre y estableciendo ramificaciones en París, Madrid y Cádiz. Por estos talleres pasaron los dirigentes más famosos del movimiento separatista, entre otros, Bolívar y San Martín.

El también masón, General Pablo Morillo, se enfrentó con Bolívar, y el 21 de junio de 1821 se declaró la independencia de Venezuela. La confrontación de los dos masones dio el resultado apetecido por las logias.

En Colombia la dirección del movimiento revolucionario la ostentaba el Gran Maestre Francisco de Paula Santander, siendo premiados sus esfuerzos con la Presidencia de la República.

En la pérdida de Perú intervinieron activamente las logias inglesas. El General masón San Martín dio la batalla en Pisco, sin prácticamente resistencia. La batalla decisiva fue la de Ayacucho, en la que las tropas de Simón Bolívar, mandadas por su General ayudante, el masón Antonio José de Sucre, derrotaron a su “hermano” Baldomero Espartero en el año 1824.

Simón Bolívar, nacido en Caracas en 1783, formó parte del Ejército Español. Afiliado a la logia gaditana “Lautaro”, frecuentó también en París las logias de la capital francesa. Se consideraba discípulo de Rousseau y tuvo por preceptor en la secta a Simón Rodríguez.

Chile se emancipó por la batalla de Maipú, con el ejército formado en la ciudad de Mendoza por el General San Martín.

San Martín fundó la primera logia de Lima, después de arrancar a Chile del dominio de España, cuando fue en busca de las minas de Perú. Agentes masónicos ingleses y franceses andaban minando el terreno. El criollo Simón Bolívar, masón educado en España, dispararía los últimos cartuchos contra la Madre Patria. Todo eran traiciones y villanías. En la Península y en Ultramar.

Mientras tanto, en la metrópoli, el General O’Donnell, Quiroga y Riego, seguían las consignas masónicas. El Capitán General de Granada, el Gran Maestre conde de Montijo, presidía todas las conjuras. En Cádiz se organizó una especie de logia central, cuyo taller estaba en íntimo contacto con los banqueros de Gibraltar y coordinaba todo lo referente a la insurrección hispanoamericana, siguiendo las órdenes cursadas por la masonería para que no embarcara ni un solo soldado.

La masonería utilizó al “hermano” Riego para evitar el embarque de las tropas españolas hacia América para sofocar la secesión. Riego, protegido por el Capitán General de Andalucía O’Donojú, al frente de una expedición, se sublevó en Cabezas de San Juan y proclamó la Constitución conocida como “La Pepa”. No embarcó ni un solo soldado con destino a las colonias. Riego, como el General O’Donnell, como el General San Martín, como Simón Bolívar, todos ellos protagonistas principales de la desmembración del Imperio Español, eran masones.

En Filipinas, la masonería fue fundada en 1854 por Mariano Martí, que, junto con Rufino Pascual Torrejón, instalaron la Gran Logia Departamental o “Madre Logia”.

Los masones filipinos, en sus actividades separatistas, no descuidaron jamás la propaganda antirreligiosa, haciendo culpables a los frailes de las persecuciones oficiales que sufrían. Aparecían siempre, en primer plano, los miembros de la masonería filipina, quienes, cumpliendo orden de la internacional, trabajaron, hasta conseguirlo, por la independencia del archipiélago. Al frente se encontraba José Rizal Mercado y Alonso, que se destacó en las logias por su ateísmo recalcitrante y por el ímpetu revolucionario independentista.

Masón era Morayta y los que con él, desde España, alentaron la insurrección cubana, y masones los que en las Cortes y a espaldas del Ejército, los traicionaban para la renuncia y la rendición. La separación de Filipinas fue una consecuencia de los trabajos de los indígenas masones en combinación con el Gran Maestre del Gran Oriente Español, Miguel Morayta y Sagrario, de origen judío; el “hermanito” Pizarro; el Gran Maestre del Grande Oriente Nacional de España, José María Pantoja, y su “alter ego”, Eduardo Caballero de Puga, que se valieron en el archipiélago del famoso Katipunan, sociedad masónica de la Asociación Hispano-Filipina constituida por los conspiradores residentes en la Península, y del periódico “La Solidaridad”, editado por estos en Barcelona.

El último Gobernador de Cuba fue el General Blanco, marqués de Peñaplata (H.: Barcelona), y los Generales González Parrado (h.: Jesucristo) y Fernández Bernal (h.: Kleber), hubieron de entregar la Gran Antilla al ejército yanqui de ocupación, en el que figuraban los masones Kent, Batos, Chafe, Summer, Ludlow, Ames y Wood, cumpliéndose así los acuerdos de la Masonería Universal, que había decretado la pérdida de Cuba para España.

La ligazón existente entre la masonería de España y la de Cuba prueba que ambas obedecieron las mismas consignas internacionales. La inmensa mayoría de los insurrectos eran masones, y lo mismo aconteció con sus dirigentes, pues Antonio Gavin y Torres, fundador del partido autonomista, era, a la vez, Gran Maestre de la Gran Logia Unida de Colón y Cuba. Masones fueron Maceo, Máximo Gómez y demás cabecillas insurgentes.

El Supremo Consejo eligió, el 20 de julio de 1870, Gran Comendador a Manuel Ruiz Zorrilla, quien ocupó dicho cargo hasta enero de 1874, que tuvo que exiliarse, y le sucedió Juan de Somera, hombre de edad avanzada, que sólo estuvo un año a su frente, siendo relevado por Práxedes Mateo Sagasta, que ejerció hasta 1880, a quien sucedió Antonio Romero, etc…

Sagasta, que presidía el Gobierno Español, era masón, y las Cortes en las que se decidió la independencia de Cuba, en 1898, contaban con ciento noventa y tres diputados inscritos en diferentes logias.

Mientras en España se imponían y sucedían gobiernos masónicos, comuneros y carbonarios, se organizaban matanzas de frailes y se encendía la más espantosa guerra civil del siglo XIX. El judío inglés Benoltas, banquero de la colonia inglesa de Gibraltar, proveía de fondos y financiaba las operaciones del Gran Oriente Español.

 

LA DESAMORTIZACION DE LOS BIENES ECLESIASTICOS Y LA RAPIÑA JUDEO MASONICA.

Al fallecimiento del Rey Fernando VII (1833), le sucedió la regencia de su viuda, María Luisa de Borbón, y se constituyó un nuevo Gobierno formado por ministros masones: Martínez de la Rosa, como presidente; Garelly, Burgos, Zarco del Valle y Vázquez Figueroa, gobierno que autorizó la monstruosa matanza de frailes de 1834.

En la masonería encontró el conde de Toreno, sucesor de Martínez de la Rosa, a sus ministros Alvarez Guerra y Alvarez Mendizábal, este último judío y recalcitrante masón, que se hizo famoso por el latrocinio que llevó a cabo en forma de desamortización de los bienes de la Iglesia. Al judío Mendizábal le sucedió, a su vez, el masón Isturiz.

 

Mendizábal

 

Durante este periodo, otra gran vergüenza la constituyó el motín de La Granja, organizado por la Masonería, que dio el poder al masón Ramón María Calatrava, quien formó un Gobierno integrado por masones rancios.

El masón General Espartero fue el tutor de la reina niña, Isabel II (cuyo reinado abarca desde el año 1833 al año 1868), quedando así, Isabel II desde su más tierna infancia, bajo el influjo masónico. Todos sus profesores fueron escogidos entre hombres de la secta, que la envolvió y amarró entre sus redes. La secta designó preceptores de la reina a Quintana y a Ventura de la Vega; Argüelles fue su preceptor y Martín de los Heros su intendente.

Matanzas de frailes tuvieron lugar durante los años 1834 y 1835 ordenadas por el poder masónico imperante. La masonería levantó, contra los frailes indefensos, una gran calumnia, diciendo que habían envenenado las aguas para propagar el cólera morbo que estaba haciendo estragos en Madrid. Comenzaron los asesinatos en masa de religiosos. Fueron pasados a cuchillo o murieron estrangulados sobre los altares. Eliminaron a jesuitas y a los frailes del Convento de Santo Tomás, de la calle de Atocha. No se respetaba ni a los enfermos ni a los ancianos. Se acribillaba a toda la comunidad. También corrieron igual suerte los religiosos de San Francisco el Grande. Allí cayeron cuarenta y nueve nuevos inmolados por la masonería. El Convento de la Merced fue profanado. Hasta ochenta víctimas contó la matanza de los frailes. En las provincias continuaron los desmanes. Para coronar su acción asesina y perpetuar el recuerdo de la matanza de frailes, en la plaza que ocupaba el Convento de la Merced, los masones levantarían posteriormente un monumento al judío Mendizábal, que fue abastecedor del ejército, bolsista y usurero hasta que llegó a ocupar la cartera Ministerial.

El Decreto del 8 de marzo de 1836 daba las garantías para extinguir las órdenes religiosas, que tuvo como finalidad suprimir todos los monasterios, colegios, congregaciones, casas de comunidades, las cuatro Órdenes Militares y la de San Juan de Jerusalén.

El judeo-masón Juan Alvarez Mendizábal, ocupó la jefatura del Gobierno desde el 15 de septiembre de 1835 hasta el 15 de mayo de 1836. En este corto espacio de tiempo suprimió, por decreto del 11 de octubre de 1835, las comunidades religiosas y llevó a cabo la desamortización, vendiendo a bajo precio a los masones adinerados los bienes eclesiásticos. El judeo-masón Mendizábal puso a la firma de la Reina Gobernadora el Decreto Ley de disolución de las Órdenes religiosas y el latrocinio de sus bienes.

La promesa se convirtió en Ley el 29 de Julio de 1837, confeccionada por el judío y masón Mendizábal, al refrendarlas las Cortes constituyentes, añadiendo la prohibición de ostentar en público el hábito. Continuó la persecución masónica contra la Iglesia prohibiendo su fuero.

El Arzobispo -Obispo de Port-Louis-, Monseñor León Meurin, en su obra “Filosofía de la Masonería”, dice: El judío Mendizábal había prometido, como Ministro, restaurar las precarias finanzas de España, pero, en corto espacio de tiempo, el resultado de sus manipulaciones fue el terrible aumento de la deuda nacional, y una gran disminución de la renta, en tanto que él y sus amigos amasaban inmensas fortunas. La venta de más de 900 instituciones cristianas, religiosas y de caridad, que las Cortes habían declarado propiedad nacional a instigación de los judíos, les proporcionó magnífica ocasión para el fabuloso aumento de sus fortunas personales. Del mismo modo fueron tratados los bienes eclesiásticos. La burla imprudente de los sentimientos religiosos y nacionales llegó hasta el punto de que la querida de Mendizábal se atrevió a lucir en público un magnífico collar que hasta poco tiempo antes había servido de adorno a una imagen de la Santa Virgen María en una iglesia de Madrid”.

La Reina Isabel II fue obligada a casarse, interviniendo en ello la Gran Logia de Inglaterra, con el declarado homosexual Francisco de Asís, hijo del Gran Maestre español Francisco de Paula. La reina, promiscua y libertina sexual, tomó por amante al General Serrano, progresista y masón, a quien se le atribuye la paternidad de su hijo, el futuro rey Alfonso XII.

En 1852 el Gran Oriente decidió acabar con la vida de la reina Isabel II, para lo que encargó esta misión a un fraile secularizado, llamado Martín Merino, que estaba afiliado a las logias, pero éste fracasó en el golpe de puñal, quien abandonado más tarde por sus “hermanos” por el yerro, murió ajusticiado a garrote vil. Isabel II promulgó, entonces, un Decreto clausurando las Logias, que en venganza preparó en secreto que fuera destronada por un golpe militar el día 29 de septiembre de 1868, que realizaron los generales masones, entre otros, su antiguo amante Serrano, lo que obligó a la Reina Isabel a buscar asilo y refugio en Francia.

 

Publicado en el Blog de Campos el 25-06-2019

 

España – Golpe de Estado en Cataluña – III

Juicio al procès

De: https://okdiario.com/espana/memoria-historica-juicio-golpistas-catalanes

El Salón de plenos del Tribunal Supremo que acogerá el desarrollo del juicio del 1-O, tiene capacidad para un total de 100 asistentes: 24 familiares de los acusados, dos por cada uno de ellos; 20 periodistas y 50 plazas destinadas al público en general.

A las sesiones de las vistas que tendrán lugar en el Supremo concurrirán de manera oficial dos parlamentarios vascos, como representantes de la cámara autonómica, y varias autoridades de la Generalitat entre las que se incluye al actual presidente de la misma, Quim Torra, a quien se tratará con la “deferencia que le corresponde” al ser “un representante público” del Estado español.

Presidiendo la sala, el juez Manuel Marchena, al frente del tribunal integrado por los siete magistrados responsables de juzgar la causa del ‘procés’ separatista. A su izquierda el Ministerio Fiscal, la Abogacía del Estado y la acusación popular de Vox. A su derecha las 12 defensas de los acusados, que estarán integradas por unos 24 abogados entre letrados principales y compañeros de despacho.

El tribunal ha permitido que los acusados puedan seguir el juicio sentados junto a sus abogados. En primer lugar, para evitar la exposición incómoda del banquillo, al que sólo recurrirán cuando deban declarar y, en segundo término, para garantizar la comunicación permanente con sus defensas en aras a garantizarse el correcto y eficaz ejercicio de la misma.

El juicio se retransmitirá íntegramente y en tiempo real, por primera vez, a través de la web del Poder Judicial, que ha elaborado una página ad hoc sobre la denominada “causa especial 2097/2017”, el popularmente conocido como juicio del 1-O o del ‘procés’.

Todo ello con el objeto de que el mismo se celebre con las máximas garantías de “publicidad y transparencia” para “poner de manifiesto la calidad de la justicia española”, tal y como ha reiterado el tribunal competente para el enjuiciamiento de los hechos, en todos sus autos y pronunciamientos, hasta la fecha.

 

De: https://www.republica.com/el-manantial/2019/02/11/comienza-el-juicio-del-golpe-de-estado-catalan/

Hoy se inicia en la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo el juicio sobre los presuntos y muy graves delitos del golpe de Estado catalán que el juez instructor y la Fiscalía han calificado de rebelión y de malversación por parte de los principales protagonistas de este proceso.

A los que se acusa de organización criminal para delinquir y para perpetrar lo que a todas luces resultó un golpe de Estado que, de manera premeditada y con violencia, se culminó tras el referéndum ilegal del 1-O de 2017 con la solemne declaración de la independencia de Cataluña en el Parlament el 27-O de 2017, a propuesta del Gobierno que presidía Carles Puigdemont y con votos favorables de PDeCAT, ERC y CUP.

Y todo ello tras desobedecer, desde el pasado 6 y 7 de septiembre de 2017, las decisiones del Tribunal Constitucional (TC) que prohibió y advirtió de la gravedad de unos hechos que se iniciaron con las leyes ilegales catalanas de convocatoria de referéndum y desconexión del Estado. Lo que incluía el delito de ‘desobediencia’ al TC y culminaba, a sabiendas de los autores, la violación de la legalidad, el Estatuto de Autonomía y la Constitución.

Estamos pues ante el juicio merecido a unos políticos golpistas, y más que presuntos delincuentes que han pretendido romper la unidad de España y que, sabiendo de las graves consecuencias –advertidas por el TC- de sus hechos pretendieron imponer en Cataluña una República independiente, al margen de la legalidad española y europea.

Y sin la menor garantía democrática ni base mayoritaria social y con un ilegal y falso referéndum ajeno a todo control democrático. En el que sus promotores, provocaron actos de violencia similares a los que en los días anteriores se llevaron a cabo contra los tribunales y la Guardia Civil en la Consejería de Economía que dirigía el vicepresidente Oriol Junqueras.

Un Junqueras que fue el artífice y planificador del golpe de Estado, en el que se utilizaron las instituciones y dinero público de la Generalitat, y en cuya cabecera política se situaba el presidente Carles Puigdemont.

El fugado de la Justicia y que, en el día anterior al golpe de 26-O, dudó sobre la gravedad de la decisión e incluso pensó disolver el Parlament y convocar elecciones anticipadas evitando la consumación del golpe. Lo que finalmente no hizo Puigdemont porque Junqueras y sus huestes le acusaron de traidor, por lo que Puigdemont reculó y puso en marcha la declaración de independencia y poco después se dio a la fuga.

No estamos, como dice la propaganda de los golpistas (y lo declara Pablo Iglesias desde Podemos), ante ‘presos y exiliados políticos’ que van a ser juzgados, sino ante unos golpistas y los presuntos y graves delitos de una trama criminal y de unos muy presuntos delincuentes que lo serán pronto de manera legal cuando llegue la inevitable sentencia.

 

De: https://www.20minutos.es/noticia/3558401/0/junqueras-forcadell-jordis-procesados-causa-proces/

 

Procesados por delitos de rebelión y malversación

 

 

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España – Golpe de Estado en Cataluña – I

De: Antonio Campos en Puerta de Madrid, diciembre 2012

Cuando un charnego llega a Barcelona, además de encontrarse con una ciudad preciosa, abierta, acogedora, necesita saber unos conceptos mínimos para poder flotar en el asfalto y, con alto riesgo de equivocación, estas fueron mis impresiones de tres años de estancia allí:

  1. El catalán es una mezcla de mercader fenicio y leyenda merovingia, trabajador, culto, ahorrador, serio, decidido, pacífico, no encaja bien los chistes en los que se siente reflejado, sexualmente liberado, más las mujeres, mantenedor de sagas familiares, burgués, a lo que todo catalán aspira, botiguer, que es un concepto mucho más amplio y sofisticado que tendero, ante un semáforo en ámbar el madrileño acelera y el catalán frena, mal banquero a lo largo de la historia, más europeo que el resto de españoles, no toma cervezas después de salir de trabajar y paga a escote. Y quienes son verdaderamente inteligentes son las mujeres, que dirigen a sus maridos y compañeros en la sombra y sin que estos se den cuenta.
  2. Es constatable la idiosincrasia catalana del “deixar fer, deixar passar” (dejar hacer, dejar pasar) del día a día, siempre y cuando tú me dejes hacer y me dejes pasar a mí, o sea, círculo estrábico, mirar para un lado y ver otro, o mejor no ver nada.
  3. En el referéndum sobre el proyecto de Constitución Española de 1978, datos facilitados por un tercero de mi máxima confianza y fiabilidad, las cuatro provincias catalanas estuvieron entre las quince con mayor porcentaje de votantes a favor de la Constitución, todas a cinco o más puntos de Madrid, ocho de Valladolid y a diez de Toledo; el 91% de los votantes catalanes lo hicieron a favor, por tan solo el 86% de Madrid; uno de cada nueve votantes de Madrid lo hicieron en contra, mientras que en Barcelona fueron uno de cada veintiuno y en Lleida uno de cada veintiséis. Con estos datos, parece que Catalunya estaba claramente a favor de la Constitución.
  4. La pretendida actual independencia de Catalunya se empezó a gestar en el año 1982; catalanes asentados en Madrid constituyeron un looby alrededor de una mesa justificada por los productos autóctonos y cuyos comensales eran seleccionados e invitados en función de sus intereses de aquella época y futuros ya entonces prestablecidos, viajes relámpago en puente aéreo Barcelona-Madrid con el único objetivo de ampliar agenda y redes de contacto ante unos calçots, romesco, cargols a la llauna, butifarra, escalivada, rape, xatò, cocas, pescados de roca, robellons, esqueixada, empedrat, trinxat, gambas de Palamós, langosta, zarzuela de marisco y tantos otros de exquisito tránsito gastronómico.
  5. De forma paralela, asunción de atribuciones en los planes de educación, sin prisas pero sin pausas, asignaturas, contenidos, historia, cultura, medios de comunicación, inmersión lingüística, hasta un momento en el que el castellano es el tercer idioma en rotulación autonómica y medios públicos de transporte, detrás del catalán y del inglés. Y aunque a SM no le parezca bien lo manifestado por el Ministro Wert de que “el objetivo es que se sientan orgullosos de ser españoles y catalanes”, si eso se hubiera hecho en el ya citado año 1982, ¿son o no españoles?, probablemente no se enseñaría en las escuelas que “Catalunya está formada por Barcelona, Tarragona, Lleida, Girona, la Catalunya Norte, el País Valenciano y las Islas Baleares”, ni habría ahora titulados superiores en la veintena de su vida que escribieran joyas literarias como la que sigue a continuación y que guardo en mi archivo particular: ““Haber si elije vosté entre anbas””, que ha conseguido que las nuevas generaciones catalanas no tengan lazos con España. Eso sí, todos los mayores de cuarenta años son absoluta y perfectamente bilingües, piensan en catalán y castellano, y en Barcelona capital, cosmopolita a la vez que pueblerina (los catalanes pudientes viajan a Madrid a ver museos, teatro y grandes espectáculos), existe máxima educación y ningún problema para hablar y que te hablen en castellano, salvo en impresos y actuaciones de organismos oficiales, incluida policía, que redactan los documentos en catalán añadiendo si lo solicitas: y manifiesta, dos puntos, entre comillas, y escriben lo que diga el ciudadano en su idioma, lo mismo da que sea en castellano que en italiano o inglés.
  6. Hay que ser socio o, dado el precio que cuesta, al menos invitado permanente de un socio, del Club de Golf, Club de Tenis y del Círculo Ecuestre. Además de tener todos ellos una excelente restauración, por sus salones pasa quien puede, y quien quiere, ser alguien en Catalunya, político, banquero, empresario, burgués u opositores a alguno de esos grados, principalmente estos últimos, hijos de, relacionados entre sí en la democracia y que aspiran a superar, y lo hacen en ambición, a sus progenitores. Y el Barça, que sería una de las cosas más dolorosas que podría ocurrirles si se le hace competir en una Liga Catalana con solo equipos catalanes.
  7. Existen diversos partidos políticos con porcentajes de votos fragmentados, que fluctúan demasiado para obtener una mayoría amplia por parte de ninguno, pero cautivos de algún o algunos partidos minoritarios muy activos en asuntos independentistas. En cuanto a los dos grandes partidos nacionales, tampoco alcanzan relevancia suficiente por sí mismos para ser decisivos en el día a día de la política catalana. Es la coalición CiU, compuesta por CDC y UDC, en torno a la que verdaderamente gira el poder.
  8. Convergencia Democrática de Catalunya es la opción más conservadora del arco político de sentimiento nacionalista catalán como identidad propia e independentista, de ideas liberales mucho más a la derecha de lo que en su día pudiera haber representado Esperanza Aguirre para todo el estado español. Desde su fundación en 1978 como organización política, ha girado en torno a Jordi Pujol, buen amigo de Felipe González, que le enseñó a decir aquello de “Eso ahora no toca”. Presidente de la Generalitat desde enero de 2010 es Artur Mas (Barcelona – 1956), eficaz colaborador de Pujol y auspiciado por él a ser su sucesor.
  9. Unió Democrática de Catalunya, partido nacionalista democratacristiano, fundado en el año 1931, a cuyo frente se encuentra el aragonés de nacimiento Durán i Lleida (1952), que vivió hasta los 15 años en su pueblo natal Alcampell, próximo a la frontera catalana, donde era conocido por Pepito de la Sinda (nieto de Gumersinda). Catalán de sentimiento y “pacimiento”, “bon vivant” de comida, bebida y relaciones interpersonales, tiene fama de moderado y moderador, se ha visto desbordado personal y políticamente por la marea independentista de petición de estado propio para Catalunya, como otros muchos catalanes, que han visto cómo se ha pasado de proclamar más competencias autonómicas, pues de algo hay que vivir y de eso lo hacen muchos en Cataluña desde hace tiempo, amagar pero no dar, a reclamar abierta y firmemente la independencia, solicitando amparo mundial ante una hipotética y esperada respuesta constitucional a tal pretensión. Y ¿quién ha propiciado el empujón final a este planteamiento? Pues el péndulo compuesto por Convergencia en la derecha y de ERC en la izquierda, a los que se les han unido una parte importante de los emigrantes, entre ellos la comunidad musulmana, deseosa de pescar en río revuelto.

 

Foto obtenida de internet – acceso libre

 

  1. Ha sido Durán i Lleida el que no hace mucho ha dicho que la actual pretendida independencia de Catalunya es equiparable a la pérdida de la colonia española de Cuba en 1898.

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España – Secretos de Estado – El 11 M – Tercera parte

Aún con voces en contra sobre la autoría intelectual de la masacre producida aquel 11 de marzo del año 2004, quiénes verdaderamente estuvieron implicados y la muy deficiente actuación llevada a cabo por diversos Cuerpos de Seguridad del Estado, España, pese a los que quieren destruirla como nación, es una democracia consolidada y el fallo judicial fue aceptado por todo el mundo.

Durante el año 2019 ha surgido una persona, el excomisario de policía José Manuel Villarejo, actualmente retirado.​ Acusado de organización criminal, cohecho y blanqueo de capitales, Villarejo se encuentra desde el 17 de noviembre de 2017 en prisión provisional sin fianza. Dicen que acumuló un patrimonio de más de 20 millones de euros en España.

Ingresó en la Policía en 1972, destinado en la comisaría provincial de San Sebastián hasta 1975, donde formó parte del grupo antiterrorista y participó en distintas actuaciones contra ETA. Obtuvo la Cruz al Mérito Policial con Distintivo Blanco. ​

Pasó al equipo de Seguridad Ciudadana de la Jefatura Superior de Madrid hasta 1983. ​

En excedencia desde 1983 hasta 1993, durante estos años se dedicó a la actividad empresarial. Villarejo manejó hasta 46 empresas diferentes con un capital social de más de 16 millones de euros. ​

En 1993 se reincorporó como agente operativo, o agente encubierto, para la Secretaría de Estado de Interior. ​

Durante los periodos de excedencia y tras su retiro en la policía, Villarejo ha realizado distintos trabajos de investigación a través de varias empresas, principalmente una agencia de detectives y un despacho de abogados. Entre esos trabajos, se cuentan investigaciones encargadas por organismos públicos, entidades privadas y particulares.

Una de ellas, parece ser, aunque hasta la fecha no hay ninguna prueba de ello, para BBVA, a raíz de cuya noticia han vuelto a aparecer opiniones e informaciones que disienten de la versión oficial sobre el 11-M.

Dejamos constancia a continuación de varias de ellas, sin que por nuestra parte creamos ni dejemos de crear en nada relacionado con este asunto. Solo como muestra de que, quince años después, aquellos hechos siguen siendo uno de los grandes secretos de la democracia.

 

 

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El 11-M Segunda parte

El FALLO de la sentencia, acatada y respetada por todos los ciudadanos, no dejó contento a nadie. Contiene cuatro partes diferenciadas: Antecedentes, Hechos probados (1ª parte), Hechos probados (2ª parte) y Fundamentos y fallo.

Este último apartado alcanza los trescientos folios de redacción, que omitimos por su extensión,  que se pueden consultar en https://www.libertaddigital.com/fragmentos/11mdirecto/fallo.pdf

Desde el primer momento aparecieron dudas razonables sobre los hechos, empezando porque los acusados, sin recursos económicos, fueran defendidos por letrados cuya minuta, en aquellos momentos, estaba por encima de los cien mil euros. Se habló de una mala, y errónea, investigación policial, de la ausencia de investigación sobre si los acusados eran fundamentalistas religiosos, inexistencia de cadena de custodia de las pruebas, no haber investigado la hipótesis de que las bolsas o mochilas fueron colocadas en las playas donde descansan los trenes, confusión sobre cuál fue el explosivo utilizado, no aparecer en los cadáveres de Leganés restos de gases lacrimógenos y no haberse practicado la necropsia al Inspector de Policía Sr. Torronteras, errores en los informes sobre teléfonos y llamadas, aceptados por los peritos en la vista oral, sobre un carrete de fotografías que un policía tenía que entregar a los TEDAX y que no apareció y, sobre todo, el desguace de uno de los trenes que sufrió el atentado.

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El 11-M Primera parte

Los atentados del 11 de marzo de 2004, conocidos por el 11-M, fueron una serie de ataques terroristas en cuatro trenes de la red de Cercanías de Madrid llevados a cabo por una célula terrorista, tal como reveló la posterior investigación policial, sentenció la Audiencia Nacional y reiteró el Tribunal Supremo.​ Fallecieron 193 personas y 1857 personas resultaron heridas.

Entre las 07:36 y las 07:40 (CET) del 11 de marzo de 2004, en hora punta de ir al trabajo, se produjeron diez explosiones casi simultáneas en cuatro trenes de Madrid. Más tarde, y tras un intento de desactivación, la policía detonó de forma controlada dos artefactos que no habían estallado. Tras ello desactivaron un tercero que permitiría, debido a su contenido, iniciar las primeras pesquisas que conducirían a la identificación de los autores.

Los atentados se produjeron tres días antes de las elecciones generales de 2004. Los dos principales partidos políticos españoles — Partido Popular y PSOE — se acusaron mutuamente de ocultar o distorsionar información relativa a los atentados por razones electorales.

Es el segundo mayor atentado cometido en Europa por detrás del atentado de Lockerbie de 1988 y el mayor atentado cometido en España.

Los cuatro trenes atacados fueron: ​

  • Tren número 21431, de seis vagones. Salió a las 07:01 de la estación de Alcalá de Henares con destino a la estación de Alcobendas-San Sebastián de los Reyes.
  • Tren número 17305, de seis vagones. Salió a las 07:04 de la estación de Alcalá de Henares con destino a la estación de Chamartín.
  • Tren número 21435, de seis vagones y doble altura. Salió a las 07:10 de la estación de Alcalá de Henares con destino a la estación de Alcobendas-San Sebastián de los Reyes.
  • Tren número 21713, de seis vagones. Salió a las 07:14 de la estación de Alcalá de Henares con destino a la estación de Príncipe Pío en Madrid.

 

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España – La Constitución no es perfecta

José María Gil Robles y Quiñones (Salamanca, 1898 – Madrid, 1980). Político español. Licenciado en Derecho. Se inició en la política bajo la dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-30), colaborando con el ministro José Calvo Sotelo en la redacción del Estatuto Municipal.

Tras la caída de la Dictadura y la proclamación de la Segunda República (1931), consiguió un acta de diputado en las Cortes constituyentes. En aquel mismo año alcanzó el liderazgo del partido Acción Popular.

 

José María Gil Robles

 

En 1933 consiguió formar alrededor de su partido una gran coalición conservadora, la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), que resultó el partido más votado en las elecciones de aquel año.

En 1935 la CEDA obtuvo cinco carteras en el Gobierno, con Gil Robles como ministro de la Guerra.

En las elecciones celebradas en 1936 se dio un retroceso importante de la CEDA, paralelo al triunfo de las fuerzas de izquierdas agrupadas en el Frente Popular.

Al producirse finalmente el golpe militar en el verano de aquel año, Gil Robles prefirió salir de España y desarrolló una campaña de apoyo a los sublevados desde Portugal. Tras el triunfo en la Guerra Civil (1936-39) del bando de Franco, Gil Robles se integró en el Consejo Privado de D. Juan de Borbón y Battenberg.

En 1953 regresó a España e intentó formar un movimiento demócrata-cristiano; fue represaliado por la Dictadura por su participación en el IV Congreso del Movimiento Europeo. Denominado peyorativamente por los falangistas como el «Contubernio de Múnich», en aquel cónclave celebrado en 1962 habían participado opositores al régimen franquista. Y en la lista de participantes estaba Gil-Robles.

Volvió a la política activa tras la muerte de Franco en 1975. Participó entonces en la formación de la Federación Demócrata Cristiana, con la que se presentó a las elecciones de 1977, en las que fracasaron tanto él como su opción política.

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España – Secretos de la democracia – Los crímenes de Atocha

De: https://es.wikipedia.org/wiki/Matanza_de_Atocha_de_1977

 

La matanza de Atocha de 1977 fue un atentado terrorista cometido por terroristas de extrema derecha en el centro de Madrid la noche del 24 de enero de 1977, en el marco del llamado terrorismo tardofranquista.

Un comando ultraderechista penetró en un despacho de abogados laboralistas del Sindicato Comisiones Obreras (CC. OO.) y militantes del Partido Comunista de España (PCE), situado en el número 55 de la calle de Atocha y abrió fuego contra los allí presentes, matando a cinco personas y dejando heridas a cuatro. Fueron condenados José Fernández Cerrá y Carlos García Juliá a un total de 193 años a cada uno de ellos, y a Francisco Albadalejo, a un total de 73 años.

Los terroristas llamaron al timbre del piso entre las 22:30 y 22:45. Al parecer, iban en busca del dirigente comunista Joaquín Navarro, secretario general del Sindicato de Transportes de CC. OO. en Madrid, convocante de unas huelgas anteriores que, en buena medida, desarticularon la que llamaban mafia franquista del transporte. Al no encontrarlo, ya que había salido un poco antes, decidieron matar a los presentes. Eran dos jóvenes con armas de fuego con quienes iba una tercera persona, encargada de cortar los cables del teléfono y registrar los despachos. Esa misma noche, varios individuos asaltaron también un despacho del sindicato UGT, en la calle Fernando VI, que se hallaba vacío. ​

Como consecuencia de los disparos resultaron muertos los abogados laboralistas Enrique Valdelvira Ibáñez, Luis Javier Benavides Orgaz y Francisco Javier Sauquillo; el estudiante de derecho Serafín Holgado; y el administrativo Ángel Rodríguez Leal. Resultaron gravemente heridos MNiguel Sarabia Gil, Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, Luis Ramos Pardo y Lola González Ruiz, casada con Sauquillo.

Una de las abogadas del bufete, Manuela Carmena, pudo evitar el atentado porque Luis Javier Benavides le había pedido usar su despacho para una reunión y marchó a otro bufete situado en la misma calle a dos manzanas de distancia. ​ Carmena es desde 2015 la alcaldesa de Madrid.

​Al entierro de las víctimas de Atocha asistieron más de cien mil personas. Fue la primera manifestación multitudinaria de la izquierda después de la muerte del dictador Franco, y transcurrió en silencio y sin incidentes. Le siguieron importantes huelgas y muestras de solidaridad en todo el país, además de un paro nacional de trabajadores el día después del atentado. En estas muestras de fuerza se dio la paradoja de que las fuerzas de seguridad incluso protegieron a los miembros de un partido todavía ilegal, el Partido Comunista de España, contribuyendo en buena medida –incluso algunos lo consideran como el momento decisivo– para su legalización. En abril, tres meses después, la legalización se oficializó el día conocido como Sábado Santo Rojo, por ser sábado de la Semana Santa, festividad católica para así aprovechar y mitigar parte de la oposición política y militar en vacaciones. En febrero el gobierno de Adolfo Suárez ya había comenzado a legalizar otros partidos, como el PSOE o el PNV.

La matanza de Atocha es quizás el clímax o el momento más grave de los distintos sucesos violentos que van sucediéndose, poniendo en peligro un cambio político y social en el país, con atentados del grupo terrorista vasco ETA –responsable de 28 muertos en 1977–, el maoísta GRAPO –en el mismo mes responsable de la muerte de dos guardias civiles y un policía– o, por ejemplo, de otras organizaciones, como el Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC). En junio se convocan las primeras elecciones generales democráticas posteriores a la dictadura franquista, en un ambiente de gran efervescencia o inquietud social y político que a muchos les recordó la proclamación de la Segunda República en el año 1931.​

Los asesinos, creyéndose bien amparados por sus contactos políticos, no se tomaron la molestia de huir de Madrid. Desconocían que para el gobierno era una prioridad capturarlos, de tal modo que se confiase en el proceso de transición democrática.

En pocos días, la Policía Armada detuvo a José Fernández Cerrá, Carlos García Juliá y Fernando Lerdo de Tejada en calidad de autores materiales de los hechos, y a Francisco Albadalejo Corredera –secretario provincial del Sindicato Vertical del transporte, estrechamente vinculado con la mafia del transporte– como autor intelectual. También fueron detenidos Leocadio Jiménez Caravaca y Simón Ramón Fernández Palacios, excombatientes de la División Azul, por suministrar las armas, y Gloria Herguedas, novia de Cerrá, como cómplice. Sin embargo, los propios agentes declinaron cobrar la recompensa por su captura.

La Audiencia Nacional condenó a los acusados a un total de 464 años de cárcel. José Fernández Cerrá y a Carlos García Juliá, autores materiales de los hechos a 193 años de prisión cada uno; 63 años a Francisco Albadalejo Corredera –fallecido en prisión en 1985–; 4 años a Leocadio Jiménez Caravaca –fallecido en 1985 de cáncer–, y a Gloria Herguedas Herrando, a un año. Uno de los heridos, Miguel Ángel Sarabia, comentaba al respecto en 2005: «Aunque ahora parezca poca cosa, el juicio de los asesinos de Atocha, en 1980 –pese a la arrogancia de los acusados, con camisa azul y muchos asistentes, también de uniforme–, fue la primera vez que la extrema derecha fue sentada en el banquillo, juzgada y condenada»

 

 

https://www.eldiario.es/politica/matanza-Atocha-regimen-murio-matando_0_604739896.html

El régimen agonizaba. Y lo sabía. Franco había muerto en noviembre de 1975 convencido de que todo quedaba «atado y bien atado», pero el contexto histórico hacía cada vez más inviable que los Principios Fundamentales del Régimen, los «valores del 18 de julio», jurados en 1968 por Juan Carlos, pudieran seguir vigentes: España tenía ante sí el reto de ser como sus vecinos o ser el búnker nacionalcatólico de Europa Occidental.

Y había algunos que seguían defendiendo que España fuera el búnker nacionalcatólico de Europa Occidental. Franco firmó sus últimas sentencias de muerte semanas antes de morir, en septiembre de 1975; en marzo de 1976 se produjeron los sucesos de Vitoria con cinco huelguistas muertos; en mayo de 1976, los sucesos de Montejurra, con dos carlistas muertos. Y la matanza de Atocha, de la que este martes se cumplen 40 años, fue un símbolo de cómo un régimen mataba en su agonía, de cómo el búnker, los ultras, quienes se aferraban a los girones de un franquismo que no iba a perdurar a quien le dio nombre, seguían apropiándose del concepto de España: una, grande y libre, la rojigualda, la católica; frente a la roja, la plurinacional, la tricolor, la laica. Hasta tal punto se ha convertido en un símbolo, que es uno de los pocos crímenes cometidos por la ultraderecha entre 1939 y 1978 que ha tenido un juicio y un reconocimiento.

En definitiva: tres pistoleros que irrumpen en un despacho de abogados laboralistas un lunes por la noche –entre las 22.30 y las 22.45– para emprenderla a tiros con quienes allí se encuentran. ¿Por qué? Porque eran comunistas y de Comisiones Obreras.

Los tres asesinos se llamaban José Fernández Cerrá, de 31 años; Carlos García Juliá, de 21, y Fernando Lerdo de Tejada, de 23.

Las Comisiones Obreras surgieron en 1962 aprovechando los resquicios de la ley sindical para ser un agente en la negociación colectiva. Así pasó con Joaquín Navarro y el Transporte –que fue elegido como representante de los trabajadores ante el espanto de la dirección del sindicato vertical del transporte–; quien celebraba asambleas precisamente en el despacho de Atocha, 55 para convocar huelgas; cuya presencia estaba prevista ese 24 de enero de 1977: era uno de los objetivos de los pistoleros.

 

El dirigente comunista Simón Sánchez Montero pronuncia unas palabras en el cementerio de Carabanchel, después del entierro de los restos mortales de Enrique Valdevira y Francisco Javier Sauquillo. Madrid, 26-1-1977. EFE/AA

 

Pero Navarro, a quien iban a dar «un susto», no acudió al despacho. Las víctimas fueron Luis Javier Benavides, Serafín Holgado, Ángel Rodríguez, Javier Sauquillo y Enrique Valdevira. Y los heridos, Alejandro Ruiz-Huerta, Dolores González, Miguel Sarabia y Luis Ramos, estos dos últimos ya fallecidos.

«Yo me libré porque había cambiado el lugar de una reunión», recordaba la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, en la presentación del libro de Jorge M. Reverte La matanza de Atocha (La Esfera de los libros), en enero de 2016: «Recuerdo los hechos de ese día y los siguientes, se te graban. Y cambiar de un despacho a otro la reunión que tenía que dirigir me salvó la vida, y salvó la vida a otros compañeros que recibieron un burofax cambiando las reuniones. Tengo un recuerdo nítido de lo que pasó».

 

Manuela Carmena, en 1977, en el documental ‘Los abogados de la democracia’, realizado por Tino Calabuig para la Fundación Abogados de Atocha y CCOO de Madrid, proyectado en el 33 aniversario de los «Abogados de Atocha».

 

«Siempre que me preguntan, digo que me parece importantísimo hablar del asesinato, que fue un crimen horrible, pero también hablar de la vida que llevábamos», explicaba Carmena. «Éramos extraordinariamente felices en aquel despacho. La lucha por mejorar la sociedad en la que se vive, por la justicia y la igualdad, en esta situación de mundo injusto en el que vivimos, creo que es importante, esencial».

La alcaldesa apuntaba un detalle muy propio de aquellos días de tensión: «Hubo un colectivo de obreras y obreros que nos protegieron después de los asesinatos, una cadena que llegaba desde la puerta de la calle hasta el despacho. Recuerdo esa cadena de personas que no tenía capacidad objetiva de protegernos, pero sentí la calidez de todas aquellas personas. Hay que enfocar la injusticia tan brutal de la pérdida de la vida: no están porque hubo alguien que decidió quitarles la vida, nada hay que justifique quitar la vida y por eso nos parece importante su memoria para abrir un camino para las personas que siguen intentando hacer un mundo más justo».

Si la extrema derecha intentaba buscar una reacción violenta del PCE, se encontró con un funeral silencioso; si los pistoleros esperaban encontrar impunidad, se encontraron con un arresto y una condena… Salvo para uno, Lerdo de Tejada, que aprovechó un generoso permiso penitenciario en abril de 1979, para darse a la fuga, y fugado ha estado hasta hace poco, escondido en Brasil.

En pocos días, la policía detuvo a José Fernández Cerrá, Carlos García Juliá y Fernando Lerdo de Tejada como autores de la matanza. Y también a Francisco Albadalejo Corredera –secretario provincial del sindicato vertical del Transporte– como autor intelectual.

También fueron detenidos Leocadio Jiménez Caravaca y Simón Ramón Fernández Palacios, excombatientes de la División Azul, por facilitar las armas, y Gloria Herguedas, novia de Cerrá, como cómplice.

 

Sede del colegio de Abogados, en el Palacio de Justicia, donde se instaló la capilla ardiente con los féretros de los abogados asesinados en el despacho laboralista de Atocha. EFE/AA

 

Fernández Cerrá y a Carlos García Juliá, fueron condenados a 193 años de prisión cada uno; 63 años a Francisco Albadalejo Corredera (fallecido en prisión en 1985); cuatro años a Leocadio Jiménez Caravaca (fallecido en 1985), y a Gloria Herguedas Herrando, a un año.

García Juliá se fugó también 14 años después, al serle concedida la libertad condicional con todavía pendientes unos 10 años de prisión. Fernández Cerrá, por su parte, fue puesto en libertad tras 15 años en la cárcel.

El régimen agonizaba, y lo sabía. Y, aunque mataba en su agonía, como hace 40 años en la calle de Atocha de Madrid, terminó muriendo.

 

 

Publicado en el Blog de Campos el 21-03-2019