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La España despoblada

Estados Unidos, todavía, es la nación más importante del mundo. La llegada de inmigrantes para la repoblación de sus territorios y así construir una nación grande y poderosa, siguió las mismas pautas de las conquistas guerreras de la Edad Media europea, el asentamiento de las gentes en las tierras sometidas y las rentas feudales. Hoy día situaciones semejantes serían los territorios despoblados e impuestos nacionales.

El cine ha mostrado, una y mil veces, las vicisitudes de los colonos para llegar a su tierra prometida, las penurias hasta conseguir un terreno en el que establecerse y empezar una nueva vida que colmara sus necesidades más perentorias. Y hemos visto cómo, durante sus largos viajes, cuidaban los plantones de árboles frutales, las semillas de maíz y de trigo, los animales que, además de utilizarlos como transporte de carga, lo eran como inicio de rebaños con los que alimentarse y establecerse como rancheros.

En los últimos días, el presidente del Gobierno ha anunciado dos noticias que, en mi opinión, pudieran tener relación entre ellas si alguien tuviera el valor de ponerse a trabajar sobre su viabilidad y la decisión, política y económica, de implantarla:

  • España necesita la llegada de doscientos mil inmigrantes al año para poder sostener nuestra economía. Es de suponer que no están pensando que esos inmigrantes sean biólogos, físicos, matemáticos, ingenieros, catedráticos y personas cualificadas de ese nivel y procedencia inglesa, canadiense, japonesa, sueca, norteamericana o alemana.
  • Con el título de Pueblos con futuro: un plan para la cohesión y transformación del país, el Gobierno destinará 10.000 millones del Plan de Recuperación Europeo para luchar contra la despoblación y llevar la innovación y sostenibilidad a la España rural, creando oportunidades de emprendimiento en esas áreas. Para quien todavía piensa en pesetas, decir que equivale a más de un billón (con b) y medio de pesetas.

En España tenemos un problema con la inmigración: La tasa de paro de los marroquíes que hay en España es del 43%, sólo superados por los subsaharianos con el 59%. Todos ellos reciben sanidad gratis, educación gratis, subvenciones dinerarias mensuales sin contraprestación alguna, ayuda para vivienda, vales para comida y otra serie de prebendas que se pagan con los impuestos de todos los ciudadanos, españoles y extranjeros, que se esfuerzan y trabajan cada día para sacar adelante su familia y al país en su conjunto.

La España Rural y 10.000 millones de euros es el marco ideal para que el Estado facilite a los inmigrantes, de todas las razas, colores, religiones y procedencia, un terrenito, lo labren, lo siembren, hagan sus casitas y se hagan un porvenir, trabajando, siempre trabajando, como ciudadanos de bien. A estas personas, también se podrían añadir aquellos que se encuentran en paro permanente, cobrando durante años del Estado y, en muchas ocasiones, trabajando en dinero negro.

Sería un dinero bien empleado, de forma nominativa y directa, sin intermediarios ni organizaciones interpuestas, con un diseño jurídico y fiscal ad hoc, claro, transparente, en el que no quedaría tinta de ningún tipo entre las uñas de nadie.

Con ello se conseguiría dar una nueva vida a esos pueblos hoy casi despoblados, que necesitarían dotarse de servicios de todo tipo, desde productos de alimentación a lugares de ocio, pasando por escuelas y conexiones informáticas, abriendo así las posibilidades de crecimiento a esos lugareños.

Por otra parte, se dejarían de pagar subvenciones por estar sin hacer nada, evitando el refrán de “gente parada, malos pensamientos”, aportando valor añadido al país de acogida y construyendo juntos un futuro de paz y concordia. A ver si el Gobierno aprovecha esta oportunidad.

Reto demográfico rural

El Consejo de Ministros ha aprobado hoy 29 de marzo, las directrices generales de la Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico, centradas en la despoblación, el envejecimiento y los efectos de la población flotante, como la que reside en los pueblos, pero trabaja en las ciudades.

El texto redactado y las medidas a tomar, es un cúmulo de palabrería sin realidades concretas; probablemente, la única claramente detallada es la implantación de la banda ancha hasta en el último rincón de España. Había un banquero en España que decía: “lo que no son cuentas, son cuentos”.

Junto a esto, la ministra Montero deja caer que “hay que subir los impuestos en España porque aún pagamos menos que en Europa”. Traducción: Preparémonos para una nueva subida de impuestos si el sanchismo vuelve a la Moncloa tras las elecciones del 28-A

Yo, como siempre, clamo en el desierto y repito algo que he escrito en diversas ocasiones: A España han llegado muchos inmigrantes que no trabajan en nada y que cobran subvenciones de todo tipo que, en algunos casos, alcanzan los mil ochocientos euros mensuales. Esas personas son las que el expresidente Zapatero y el actual Pedro Sánchez nos venden como las que tienen que pagar las futuras pensiones a los ciudadanos españoles. Como hasta ahora solo reciben subvenciones y no aportan nada al erario público, la solución perfecta para ellos, y para todos, sería:

Dar una parcela de terreno a cada familia, gratis y condicionado a su explotación durante un mínimo de veinticinco años, materiales y ayuda para construir su vivienda y para cultivar la tierra, préstamo a tipo mínimo a devolver en los mismos veinticinco años.

Pasaríamos de un gasto improductivo a una inversión productiva, no tanto financieramente, pero sí creando empleo y dando ocupación a personas ociosas por aquello de “gente parada, malos pensamientos”; todo ello, a su vez, crearía bares, tiendas y mercados, escuelas y otras actividades complementarias que darían nueva vida a pueblos prácticamente deshabitados en la actualidad.

En mi opinión, solo hay un problema. ¿Quién va a irse a un pequeño pueblo a trabajar cuando se vive en una buena ciudad y con una serie de subvenciones perpetuas sin dar un palo al agua ni responsabilidades de ningún tipo?

Alberto Garzón, año 2017: “Cuando me preguntan si tiene sentido ser comunista hoy, digo que sí. Y va a tener sentido siempre que exista el capitalismo, porque es una herramienta que pone al capitalismo como sistema económico amoral, un sistema económico regido solo por la ganancia, como el principal, pero no único, causante de los problemas que vivimos en la realidad cotidiana”.

Mi propuesta no es capitalista, puesto que en ella no hay ningún elemento que ganase dinero salvo esos nuevos “colonizadores”, es un reparto equitativo de la carga impositiva en el que cada uno se gane el pan que se come, adaptándose al país de acogida, sin vivir del “todo gratis” de las subvenciones, uno de los grandes males que hay en España.

 

   

Publicado en el Blog de Campos el 29-03-2019

 

 

 

Despoblación de los pueblos

La ministra de Industria y Turismo, Reyes Maroto, ha dicho el pasado 12 de enero en un pueblo de Segovia que el Gobierno prepara para marzo una estrategia nacional contra la despoblación de los pueblos de España, para que se conviertan en ejes generadores de empleo y riqueza.

Le voy a dar una idea: A España han llegado muchos inmigrantes que no trabajan en nada y que cobran subvenciones de todo tipo que, en algunos casos, alcanzan los mil ochocientos euros mensuales. Esas personas son las que el expresidente Zapatero y el actual Pedro Sánchez nos venden como que son las que tienen que pagar las futuras pensiones a los ciudadanos españoles. Como hasta hora solo reciben subvenciones y no aportan nada al erario público, la solución perfecta para ellos, y para todos, sería:

Dar una parcela de terreno a cada familia, gratis y condicionado a su explotación durante un mínimo de veinticinco años, materiales y ayuda para construir su vivienda y para cultivar la tierra, préstamo a tipo mínimo a devolver en los mismos veinticinco años.

 

 

Pasaríamos de un gasto improductivo a una inversión productiva, no tanto financieramente, pero sí creando empleo y dando ocupación a personas ociosas por aquello de “gente parada, malos pensamientos”; todo ello, a su vez, crearía bares, tiendas y mercados, escuelas y otras actividades complementarias que darían nueva vida a pueblos prácticamente deshabitados en la actualidad.

En mi opinión, solo hay un problema. ¿Quién va a irse a un pequeño pueblo a trabajar cuando se vive en una buena ciudad y con una serie de subvenciones perpetuas sin dar un palo al agua ni responsabilidades de ningún tipo? Con esas premisas, la conclusión del silogismo es fácil, pero los millones de personas que hoy viven del cuento, me llamarán fascista por haber trabajado y cotizado durante 45 años ininterrumpidos, sin un solo día en el paro, con Franco, con Carrero Blanco, con Suárez, con Calvo-Sotelo, con Felipe González, con Aznar, con Zapatero y con Mariano Rajoy. Lo que es lo mismo, sin distinción de régimen ni colores; solo con ganas de trabajar, que es lo que hoy mucha gente no tiene.

 

Publicado en el Blog de Campos el 18-01-2019