Marco Tulio Cicerón

Marco Tulio Cicerón (Arpino, 3 de enero de 106 a. C. – Formia, 7 de diciembre de 43 a. C.) fue un jurista, político, filósofo, escritor, y orador romano. Es considerado uno de los más grandes retóricos y estilistas de la prosa en latín de la República romana.

En el 74 a.C. fue elegido miembro del Senado. Apoyado por los patricios en su candidatura al consulado en el 64 a.C. ante el otro candidato, Catilina. Elegido Cicerón, Catilina volvió a intentarlo al año siguiente con los mismos resultados. Entonces, organizó una conspiración para derribar el gobierno. Cicerón controló la situación, detuvo y ejecutó a varios de los partidarios de Catilina y a éste lo expulsó del Senado con una ardiente soflama conocida como Catilinarias. Fue criticado por Julio César y por otros senadores romanos que opinaban que había obrado con excesiva dureza, sin proporcionar las debidas garantías legales a los conspiradores. Por esto tuvo que partir como exiliado en el 58 a.C.

Vivió un año en Macedonia, tras el que fue perdonado por el general romano Pompeyo el Grande. Hasta el 51 a.C. se dedicó a la literatura, pero aceptó el encargo de gobernar la provincia romana de Cilicia como procónsul. Un año después volvió a Roma, en el 50 a.C., y se unió a Pompeyo, que se había convertido en el mayor enemigo de Julio César. Cuando César derrotó a Pompeyo, en el 48 a.C., aceptó su amistad, aunque mientras César fue dictador de Roma, vivió apartado de la vida política.

Entre sus obras destacan sus tratados De Legibus (Sobre las leyes), De Officiis (Sobre el deber), y De Natura Deorum (Sobre la naturaleza de los dioses). La más famosas de sus piezas de oratoria son las cuatro contra Catilina, conocidas por Catilinarias, y las catorce contra Marco Antonio conocidas por Filípicas. Entre las obras menores de Cicerón, los tratados De Senectute (Sobre la vejez) y De Amicitia (Sobre la amistad). Tras el asesinato de César, ya en el 44 a.C., retornó a la política.

Esperando ver la restauración de la República, apoyó a Octavio, más tarde el emperador Augusto, en sus luchas contra el cónsul romano Marco Antonio. A pesar de todo, Octavio y Marco Antonio se reconciliaron, y Cicerón fue ejecutado como enemigo del Estado el 7 de diciembre del 43 a.C. en Formia.

 

 


Frases e ideas de Marco Tulio Cicerón.

«Mi conciencia tiene para mí más peso que la opinión de todo el mundo.»
«No saber lo que ha ocurrido antes de nosotros es como seguir siendo niños.»
«La justicia es reina y señora de todas las virtudes.»
«Conforme hayas sembrado, así recogerás.»
«La ciencia que se aparta de la justicia, más que ciencia debe llamarse astucia.»
«La salud del pueblo está en la supremacía de la ley.»
«La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio.»
«La evidencia es la más decisiva demostración.»
«La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos.»
«No basta alcanzar el conocimiento, es necesario saber utilizarlo.»
«Es preferible ser viejo menos tiempo que serlo antes de la vejez.»
«Quien no castiga a los malos, daña a los buenos.»
«Nada más opuesto a la justicia que la violencia.»
«Pensar es como vivir dos veces.»
«La naturaleza ha puesto en nuestras mentes un insaciable deseo de ver la verdad.»
«Las enemistades ocultas y silenciosas son peores que las abiertas y declaradas.»
«El buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su patria un poder que pretende hacerse superior a las leyes.»

«La primera ley de la amistad es pedir a los amigos cosas honradas; y sólo cosas honradas hacer por ellos.»

«La sola idea de que una cosa cruel pueda ser útil es ya de por sí inmoral.»
«El tiempo es una cierta parte de la eternidad.»
«La salud del pueblo está en la supremacía de la ley.»
«Para ser libres hay que ser esclavos de la ley.»
«Cuanto mayor es la dificultad, mayor es la gloria.»
«La falsedad está tan cercana a la verdad que el hombre prudente no debe situarse en terreno resbaladizo.»

«Las vanas pretensiones caen al suelo como las flores. Lo falso no dura mucho.»
«Humano es errar; pero sólo los necios perseveran en el error.»
«Hacer depender la Justicia de las convenciones humanas es destruir la moral.»
«El que pretende seducir a un juez con el prestigio de la elocuencia es culpable.»
«Un amigo es un segundo yo.»
«Lo falso no dura mucho.»
«La naturaleza misma imprime en la mente del hombre la idea de Dios.»
«Ninguno debe obedecer a los que no tienen derecho a mandar.»
«Si hacemos el bien por interés seremos astutos, no buenos.»
«Ninguna simulación puede durar largo tiempo.»
«La fuerza es el derecho de las bestias.»
«A las acciones de los malvados les persigue primeramente la sospecha, luego el rumor, la acusación después y finalmente la justicia.»

«No logran entender los hombres cuán gran renta constituye la economía.»
«Se hace más daño con el ejemplo que con el pecado.»
«Es bueno acostumbrarse a la fatiga y a la carrera, pero no hay que forzar la marcha.»
«Esperemos lo que deseamos, pero soportemos lo que acontezca.»
«Los deseos deben obedecer a la razón.»
«La Justicia no espera ningún premio. Se la acepta por ella misma.»
«La amistad comienza donde termina el interés.»
«Obra muy mal quien trata de obtener con el dinero lo que debe obtener con la virtud.»
«La victoria es, por naturaleza, insolente y arrogante.»
«De hombres es equivocarse; de locos, persistir en el error.»
«Gran descanso es aligerar la culpa.»
«La evidencia más decisiva es la demostración.»
«Cuando las armas hablan, las leyes callan.»
«Estemos siempre a punto para contradecir sin obstinación y dejarnos contradecir sin irritación.»
«Servirse de un cargo público para el enriquecimiento personal, resulta no ya inmoral, sino criminal y abominable.»

 

De internet – Año 2016

 

Publicado en el Blog de Campos el 28-03-2017

 

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