Presidente fijo discontinuo

Estoy en una edad en la que no sé exactamente cuál es mi sitio en concreto. Nací, exactamente, cien días antes de morir Franco, por lo que me encuentro próximo a cumplir medio siglo de vida. Cuando trato de integrarme en la generación siguiente a la mía, me encuentro desubicado y toda ella me mira como si fuera un espía que quisiera profundizar en el conocimiento del carpe diem en el que viven, más aún si me acerco a sus asuetos juveniles o infantiles en los que, de forma inconsciente para ellos, se les oculta una parte importante de la historia y, al igual que sus abuelos lo fueron en su juventud, se les imbuye el pensamiento excluyente para quienes no piensan como aquellos encargados del poder dominante del momento.

Ayer viernes, desde la cama de un hospital asiático, evidentemente a través de internet, estuve en un acto protagonizado por la generación anterior a la mía, que también me miran como un rara avis por tratar de saber más sobre su existencia y su forma de vivir en dos siglos diferentes y sistemas políticos antagónicos. Era un acto similar a esos cuentacuentos dirigidos a los jóvenes, pero en plan cuenta historias de sus vivencias, lo que es lo mismo, realidades a las que han tenido que enfrentarse para llegar a poder disfrutar de una relativa cómoda jubilación en la que ahora se encuentran.

Tomó la palabra un hombre de cuidado aspecto personal y edad que igual pudiera ser de setenta que de ochenta años, voz segura y aspecto de tener experiencia de haber hablado en público en su etapa profesional.

Inició su exposición haciendo una introducción a los cinco días de asueto total que, reunido consigo mismo, se ha tomado el presidente del Gobierno Pedro Sánchez con motivo de la denuncia que una organización de ideario político contrario al suyo ha presentado contra su cónyuge Begoña Gómez, y la manifestación prevista para este fin de semana en su apoyo.

—En el tardofranquismo finales de los años sesenta y principios de los setenta, yo vivía en una pequeña ciudad a la que llegó un médico depuesto como profesor de la Universidad de Murcia, que era el segundo de abordo del entonces ilegal partido político liderado por el profesor Tierno Galván. Nos reuníamos en su casa, cada noche cinco personas diferentes, de tal forma que no nos conocíamos todos los que, con diversas ideologías, el único y último objetivo era estar contra lo que se llamaba una democracia orgánica, pátina de una dictadura ya en estado avanzado de «dictablanda» y que empezaba a dar síntomas de una muerte segura a no muy largo plazo.

A partir del mayo del 68 francés se empezaron a producir revueltas y reivindicaciones, principalmente, por parte de estudiantes universitarios y obreros de los sindicatos UGT y Comisiones Obreras, que se dedicaban a lo suyo, a defender a los obreros y no va a estar a las órdenes del partido gobernante como ahora se encuentran, a las que las huestes franquistas respondían con multitudinarias manifestaciones de desagravio al Generalísimo que eran un baño de multitud, para lo que se montaban viajes desde todos los puntos de España hacia Madrid, en autobuses pagados por el gobierno y a cuyos exaltados viajeros se les facilitaban bocadillos y bebidas; era un día de turismo paleto en la capital de España y, en algunos casos, refociles sexuales de los que no estaban dotadas sus ciudades de origen, con lo que el éxito era completo. No se encuentran tan alejados los usos y maneras del franquismo de los del sanchismo.

Ni que decir tiene que el enriquecimiento económico personal que rodeaba al jefe del Estado, que es de suponer que algo habría, siendo el más notorio de aquella época los negocios del yerno de Franco, estaba muy lejos de los miles de millones de euros «distraídos» por diferentes protagonistas durante el actual periodo democrático, en el que las empresas del suegro, hermano y actividades de la esposa del presidente del Gobierno se encuentran en entredicho en prácticamente todos los medios de comunicación.

Aunque las comparaciones siempre son odiosas, queda muy cerca el caso Urdangarin, esposo que fue de una de las infantas de España, que aprovechó los contactos de su agenda y el miedo escénico que su ayuntamiento carnal causaba en aquellos a cuya puerta llamaba para obtención de provecho propio y por lo cual fue encausado, procesado y sentenciado a pena de cárcel.

Claro que hay una sustancial diferencia entre este caso y el que ahora nos ocupa. El de Urdangarín fue una bomba con espoleta retardada contra la monarquía; el actual es todo lo contrario, es seguir adelante con el desmembramiento de España, con una posición feminista mal enfocada y que el gobierno no es capaz de parar el número de delitos sexuales y de asesinatos de mujeres por mucho que incremente los presupuestos para este tema, la invasión silente de otras culturas que, en un elevado porcentaje, llegan a vivir del trabajo e impuestos del resto de ciudadanos, la desertización del campo y destrucción de nuestra agricultura y empresas, todo ello para ser el adalid de la agenda 2030 que en países como en el que me encuentro en estos momentos y desde el que escribo estas líneas, no sé si oficialmente su postura teórica es favorable a ella, pero la realidad es que sus pantanos están que rebosan agua, sus campos plantados al cien por cien sin el más mínimo desaprovechamiento agrícola y las más importantes empresas mundiales están aquí implantadas, con fábricas a pleno rendimiento y sin problemas administrativos gubernamentales de ningún tipo—.

Este es un relato acelerado y dictado, sin tiempo para correcciones. Es igual. Estoy convencido que la actuación de Pedro Sánchez solamente ha sido eso, una actuación de un actor teatral mediocre que actúa como galán protagonista de la película, que no va a dimitir, que va a utilizar toda esta opereta que ha montado para decir que las bases de su partido y de la sociedad en general le piden que siga, como si ello fuera una penitencia que tuviera la obligación de cumplir, y no su irresoluble ambición personal política, porque fuera de ella no tendría la clac agradecida o subvencionada que ahora le rodea ni las defensas de todo tipo que se encuentran a sus órdenes. Los ataques a los jueces, a la prensa y a esa más de media España que no está en su bando van a ser furibundos. Han resucitado el premonitorio guerracivilista del «no pasarán» que se va a convertir en la muralla que podría provocar el mayor enfrentamiento entre españoles desde el año 1936.

Y es tal la forma que ha prostituido la democracia y cómo se ha hecho con todas las grandes decisiones de poder, que ha convencido a muchas mentes cognitivas fijas discontinuas —igual que él se ha convertido en presidente fijo discontinuo— que es él y solo él quien está en posesión absoluta de la verdad.

Antonio Campos

Etiquetas: , , , ,

Deja un comentario