Os conquistaremos con vuestra propia democracia
La final de la champion leage celebrada en París el sábado pasado entre el Real Madrid y el Liverpool ha servido para, al margen del tema futbolístico, poner en evidencia dos cosas:
1.La calidad lingüística del idioma castellano, o español, para nombrar una cosa por decenas de diferentes retóricas formas, pero dando siempre un circunloquio para no citarlas por su nombre directo, concreto y usado por nuestros mejores literatos desde el Siglo de Oro, para no molestar al falso progresismo que impera en la sociedad. Así, se dice “sobrecarga ponderal” por gorda; “interrupción del embarazo” por aborto; “poco agraciado” por feo; “colonia flor de andamio” por “hueles a sudor”, “de religión musulmana” o “natural de norte de África” por moro, que así lo define el diccionario de la Academia Española de la Lengua.
2.Desde su creación, los políticos que iban al Parlamento Europeo eran personas ya amortizadas en su desarrollo público nacional, cementerio de elefantes en espera de una pacífica jubilación e inexpertos jóvenes que confiaban en ser llamados para labores superiores en la política nacional.
Ambos temas se han ido de las manos. Fue la periodista italiana Oriana Fallaci la primera persona que avisó del peligro de decadencia de la civilización occidental, amenazada por el fundamentalismo islámico, considerándola incapaz de defenderse. Fallaci opinaba que la creciente presión ejercida en los últimos años por la inmigración islámica hacia Europa era un planificado intento del mundo islámico de islamizar Occidente, basado en las estructuras del Corán y que estaría avalado por más de un milenio de conflictos y hostilidades entre musulmanes y cristianos; esta tentativa llevaría inevitablemente a un choque de civilizaciones.
Y parece que Europa en su conjunto y Bruselas como capital de los 28 países de la Unión Europea, está permitiendo la llegaba masiva de inmigrantes ilegales de esa procedencia, muchos de ellos jóvenes con un aspecto físico envidiable y preparación militar suficiente como para seccionar un brazo con un solo tajo de machete, los subvencionamos gratis durante toda su vida, forman barrios enteros en ciudades importantes en dónde no entra la policía, en lugares como Cataluña (España) los nacimientos con al menos un progenitor extranjero de dicha procedencia van desde el 44,4% en Tarragona al 52,3% en Gerona, y ni uno solo de sus líderes europeos condenan ninguna de las muchas ilegalidades que protagonizan en todos los países.
Lo sucedido en París antes, durante y después del partido de fútbol contra los aficionados ingleses y españoles, contado por periodistas profesionales de reconocido prestigio nacional, amigos personales presentes e imágenes captadas por distintas televisiones que pueden verse en España a través de antenas parabólicas, fue que los aficionados fueron atacados y robados por los residentes en el barrio de Saint Denis, o sea, moros, de forma organizada y previamente estudiada, avanzando y rodeando a los asaltados en grupos de unas treinta personas, en la que los medios públicos de transporte dejaban a las dos aficiones a unos dos kilómetros de distancia del campo de fútbol, debiendo recorrer a pie dicho tramo, por calles tomadas en su totalidad por inmigrantes carteristas, ladrones y delincuentes de todo tipo, sin que la gendarmería francesa hiciera nada para evitarlo, supongo que siguiendo instrucciones del presidente francés adalid de la Agenda 2030, con la misma condescendencia con la que se tratan estos mismo asuntos por los políticos gobernantes españoles.
Estas líneas no tienen nada de racismo, es, única y exclusivamente, la verdad, que soy consciente está escrita de forma no políticamente correcta; pero, repito, es la verdad, la diga Agamenón o su porquero.
Lo peor de todo es que cada día que pasa es más evidente aquello que alguien dijo hace ya muchos años: “Os conquistaremos con vuestra propia democracia”.
Antonio CAMPOS
Publicado en El Diestro el 31 mayo 2022
Afganistan
El ataque al sentido religioso católico, imperante en Europa desde hace unos mil años, ha propiciado las simpatías de ciertos gobiernos, y allegados, por la religión musulmana, más por derribo de los postulados católicos de mantenimiento de un orden establecido cercano al liberalismo político que por creencia en las enseñanzas de Mahoma.
En España y al amparo de una solidaridad mal entendida, fomentada por marxistas y filocomunistas, se ha impuesto el “wellcome refugiados” como mensaje de bienvenida a todos los que aquí llegan, pocos de ellos verdaderos refugiados políticos, y sí muchos que vienen a vivir a costa de los españoles, que no trabajan en nada ni piensan hacerlo en toda su vida, con una serie de servicios gratis que no disfrutan los jubilados y pensionistas que han cotizado durante muchos años de su vida, y que nos venden como si el futuro de nuestro país estuviera en sus manos, en su esfuerzo, en su trabajo y en sus impuestos, cuando la realidad es que la mayoría de ellos no pretenden integrarse en la sociedad española, ni europea, reclaman derechos como hacen los cobardes, en dónde saben no los van a repeler y no en sus países de origen, dando su vida si fuera necesario en aras al objetivo de la libertad y el nivel de vida que aquí reclaman y, en más casos de los que sería de desear, transgrediendo la ley ante el silencio de los medios de comunicación subvencionados y la esperanza de nuestros gobernantes en el voto futuro de estas personas para que ellos se mantengan en el poder con carácter permanente.
Afganistán es el ejemplo más claro de las verdaderas intenciones de los musulmanes talibanes, guerreros islamistas, armados hasta los dientes y con una ideología radical que pregona el establecimiento de un estado integrista o califato musulmán.
En declaraciones a la BBC han dejado claro su objetivo: «Si no renuncian a la cultura occidental, tenemos que matarlos».Traducción, muerte al infiel, vuelta a la edad media, la mujer es «ghanimat» o botín de guerra, la sharía, la lapidación de homosexuales, quien tiene relaciones sexuales y no está casado, sea chica o chico, castigo de 100 latigazos en público, etc….
Lo peor de todo es que ni Rusia en su día ni Estados Unidos ahora, se ha decidido acabar con esa situación, y para saber la realidad de cómo es aquello, hay que hablar con algún militar español con el que se tenga confianza, de los que estuvo allí y vivió el día a día, en una guerra vestida como misión de paz, en la que murieron más de un pelotón de nuestros compatriotas.
Hoy, a punto los talibanes de establecerse en el poder en dicho país, cuatro millones de afganos se disponen a marchar sobre Europa, conocedores de las ayudas sociales, gratis, que se reciben aquí. Nueva crisis de refugiados a la vista, en una Europa que languidece y que por mucho que diga el portavoz de la Comisión Europea: «La UE seguirá apoyando a sus socios que protegen a los refugiados y a las personas que necesitan protección internacional y apoyan a los países de acogida», más deuda europea impagable, España está más cerca de declararse en Suspensión de Pagos si no se reciben los 140.000 millones de euros pactados con la Unión Europea, que de hacer caridad con el prójimo, de cuyas verdaderas buenas intenciones yo, al menos, dudo, porque Al-Ándalus está en los mapas-objetivos de todo el orbe musulmán, y “la caridad empieza por uno mismo” en un país en el que muchos de nuestros pensionistas cobran la mitad que cualquier inmigrante ilegal.
Sé que estas líneas es clamar en el desierto, como lo fue Oriana Fallaci cuando a principios del presente siglo escribió: “Hay momentos de la vida en que callar se convierte en una culpa. Hablar, una obligación, un deber civil, un desafío moral, un imperativo categórico del cual no te puedes evadir … No entendéis, no queréis entender, que para los musulmanes Occidente es un mundo que hay que conquistar, castigar, someter al Islam”. Pero aún sabiendo que no conducirá a ninguna parte, lo digo, exponiéndome a las críticas feroces de los progres y de los vendedores de humo que hoy pululan por España.
Antonio CAMPOS
Estamos ciegos
Mira que me levanto todos los días con la firme intención de no escribir nada sobre política, religión o futbol. Pero no puede ser. La realidad supera la ficción, y en esta ocasión me han resbalado dos lágrimas por la mejilla.
Arabia Saudí. Un niño de seis años decapitado delante de su madre. Madre e hijo visitaban el santuario del profeta Mahoma en Medina. Fueron abordados por un grupo de hombres que les preguntaron si eran musulmanes chiítas. La mujer dijo que sí, y entonces acusaron al niño de ser de la rama «incorrecta» del Islam y le cortaron la cabeza con un trozo de cristal. La madre comenzó a gritar poco antes de desplomarse en el suelo.
El mundo no puede consentir esto. Lo malo es que no solo mira para otro lado, sino que protege su expansión y asentamiento en toda Europa. Lo dijo Oriana Fallaci hace muchos años:
Hay momentos de la vida en que callar se convierte en una culpa. Hablar, una obligación, un deber civil, un desafío moral, un imperativo categórico del cual no te puedes evadir.
«Querido sostenedor de Las-Dos-Culturas, las mezquitas que en toda Europa florecen a la sombra de nuestro (vuestro) olvidado laicismo y de nuestro (vuestro) pacifismo hipócrita y desbocado están llenas de terroristas y futuros terroristas. Protegidos por el cinismo, el oportunismo, el cálculo, la estupidez de quienes nos los presentan como si fueran tibias de santo.
Estoy hablando a las personas que no siendo estúpidas ni malas, se hallan en la prudencia o en la duda. Y a ellas les digo: ¡Despierta, gente, despierta! Intimidados como estáis por el miedo de ir a contracorriente o parecer racistas no entendéis, o no queréis entender, que aquí está ocurriendo una Cruzada al Revés. En su esencia, la nuestra es una guerra de religión y quien lo niegue, miente (…) una guerra que ellos llaman Yihad, Guerra Santa (…) No entendéis, no queréis entender, que para los musulmanes Occidente es un mundo que hay que conquistar, castigar, someter al Islam.
Acostumbrados como estáis al doble juego, cegados como estáis por la miopía, no entendéis o no queréis entender que nos han declarado una guerra de religión. Promovida y fomentada por una facción de aquella religión, puede ser, (¿puede ser?), pero de religión. (…) Que puede ser que no aspire a conquistar nuestro territorio, pero mira a la conquista de nuestras almas. Ala desaparición de nuestra libertad, de nuestra sociedad, de nuestra civilización. Es decir, al aniquilamiento de nuestra manera de vivir o de morir, de nuestra manera de rezar o no rezar, de pensar o no pensar. De nuestra manera de comer y beber, de vestirnos, divertirnos, informarnos… No entendéis o no queréis entender que si no nos ponemos, si no nos defendemos, si no combatimos, la Yihad vencerá. Vencerá y destruirá el mundo que bien o mal hemos logrado construir, cambiar, mejorar, hacer un poco más inteligente. (…)
Destruirá en suma nuestra identidad, nuestra cultura, nuestro arte, nuestra ciencia, nuestra moral, nuestros valores, nuestros principios, nuestros placeres… Sí señores: nuestros placeres también. ¿No comprendéis que los Osama bin Laden se creen verdaderamente autorizados a mataros a vosotros y a vuestros hijos porque bebéis vino o cerveza, porque no lleváis la barba larga o el chador o el burkah, porque vais al teatro y al cine, porque escucháis a Mozart y canturreáis una cancioncilla, porque bailáis en las discotecas o en vuestras casas, porque miráis la televisión, porque lleváis minifalda o pantalones cortos, porque en el mar o en la piscina estáis desnudos o casi desnudos, porque jodéis cuando y donde y con quien os da la gana?
¿A dónde ha ido vuestro laicismo? ¿A dónde ha ido el Sol del Porvenir, la libertad, la justicia, la repulsa, la injerencia, ejercitada por las autoridades eclesiásticas en la vida del ciudadano? La tolerancia religiosa, primer punto de todos los principios civiles, no anula el laicismo. Al contrario, es el laicismo que la garantiza. (…) ¿Nos importa ni siquiera eso, tontos? Yo soy atea, gracias a Dios. Racionalmente, por lo tanto irremediablemente atea. Y no tengo alguna intención de ver mi racionalismo, mi ateísmo, ofendido y perseguido y castigado por los nuevos Inquisidores a la Tierra. (…) Razonar con ellos, impensable. Tratarlos con indulgencia, tolerancia o esperanza, un suicidio.
¿Qué lógica tiene respetar a quien no nos respeta, qué dignidad tiene defender la cultura o presunta cultura de aquellos que desprecian la nuestra? Y concluye:
Lo importante es que ciertas infamias no me las impongan a mí. Declaro que este asunto me concierne por completo. Nos concierne a todos.
A pesar de las escandalosas riquezas de sus amos, Arabia Saudí vive aun en una miseria medieval, vegeta aun en el oscurantismo y el puritanismo de una religión que produce solamente religión. Se ahoga en un analfabetismo del 60% y 80%. Una mujer musulmana no puede ir sola al médico, a la escuela, a la peluquería. Todos están bajo el yugo de una religión que regula cada momento y cada aspecto de sus vidas.
Lo peor de todo no es equivocarse; es permanecer en el error.
Publicado en el Blog de Campos el 11-02-2019