La Seguridad Social está en quiebra
Somos algunos los que, desde hace años, venimos escribiendo sobre el futuro, ya presente, de las Pensiones y de la Seguridad Social en España.
Ambos asuntos funcionan, básicamente, igual que cuando los implantó Franco hace medio siglo, con unas modificaciones que lo único que han hecho ha sido empeorarlos para el ciudadano.
Las pensiones es un flujo piramidal en el que los que trabajan pagan las pensiones de los jubilados, que a su vez pagaron las de sus progenitores mientras ellos estaban activos en el trabajo. Con Franco, la pensión mensual era la media de lo cotizado en los últimos 28 meses de trabajo, siempre que hubieras cotizado cuarenta años. Se ha ido modificando ese importe con la democracia, sacando la media de los cinco, diez, quince y veinticinco últimos años cotizados, ahora mismo en periodo transitorio hasta llegar a esos años. Evidentemente, al aumentar el divisor, el resultado es menor. Y si aumentara la edad de jubilación, las pensiones volverían a tener otro muy importante recorte porque, salvo algún tipo de funcionario, las empresas despiden con el eufemismo de prejubilación o ajustes de personal, a todo aquel trabajador que tiene más de 58/60 años.
A la vez, se han ido añadiendo gastos en pensiones para personas que no habían cotizado nunca, para inmigrantes igualmente sin cotización alguna (cobran pensión 100.000 de ellos por importe de más de mil millones de euros anuales, que son orientados en sus países de origen sobre cómo vivir en España sin trabajar), y han empezado a pasar a la situación de jubilados personas que nacieron entre los años 50 y 60, que pudieron estudiar, cotizaron muchos años y por bases mucho mayores que sus antepasados, por lo que la media a pagar al jubilado ha subido considerablemente. No pongo datos estadísticos de todo esto porque es de sobra conocido, e indiscutido, por todo el mundo.
Algo parecido ha pasado con la Seguridad Social. Se han incorporado personas que no han pagado nunca e inmigrantes en igual situación, incluso con los medicamentos gratis; póngase usted enfermo, aunque sea un arañazo en una pierna, en Marruecos, Egipto, Nicaragua o Venezuela, a ver qué pasa y quién le atiende; existe mucho fraude, y no se controla, del dinero negro que cobran muchos de los inscritos en el subsidio del paro; se ha mejorado muchísimo en la atención médica y medios sanitarios, eso sí, cuando la burocracia te facilita fecha para que te atiendan, pues todas las Comunidades Autónomas mienten en cuanto a sus listas de espera: Para consulta de especialista “abren” las listas con dos meses de antelación, y para operaciones, con seis meses. El silogismo es fácil: Si no estás en lista de espera, no hay pacientes sin atender. Mentira. Me remito a las personas pendientes de una colonoscopia en Andalucía, casi treinta mil, de las que, estadísticamente, un porcentaje tendrán algún tipo de cáncer, que serán tratados con mucha demora. Y otro, en primera persona: Visita al urólogo en enero 2019 para revisión de próstata; cita de visita para recoger resultado: abril 2020. A pesar de todo ello, nuestra sanidad es magnífica y de primer nivel mundial, pero habría que organizarla mejor.
La Seguridad Social no es una institución social, sino una entidad de aseguramiento obligatorio, que ingresa unas cotizaciones de los asegurados para dar cobertura a los riesgos de enfermedad, desempleo, accidentes o jubilación, etc, de esos asegurados. Cada vez que un Gobierno decide dar cobertura a algo por lo que no se ha cotizado, está defraudando a la caja de la Seguridad Social.
Este es pues el país de las maravillas, buena medicina y buena pensión. ¿Hasta cuándo?
La semana pasada, el Tribunal de Cuentas certificó que la Seguridad Social está en quiebra tras perder 100.000 millones de euros desde 2010. «El balance de la Seguridad Social recoge, a 31 de diciembre de 2017, un patrimonio neto negativo de 13.720,6 millones de euros con origen en las operaciones de gestión ordinaria», que no está incurso en disolución al existir garantía del Estado, la quiebra del sistema no tiene las implicaciones de una empresa privada. El Tribunal de Cuentas urge a tomar medidas. «Resulta necesario promover y llevar a término las reformas que sean precisas para resolver, de forma estable, dicha situación».
A partir de aquí, cada uno lo mirará con el color de su militancia política, pero todos debemos ser conscientes que, en las crisis económicas, siempre son los más pobres los que más pierden. Y ningún político ha querido agarrar “el toro por los cuernos” porque son sabedores que los milagros hoy no existen, que tienen que ponerse en contra de muchos de los ciudadanos que los han votado, y ellos lo que verdaderamente quieren es que no les boten. Hay que tomar medidas drásticas, y no precisamente rebajando las pensiones, sino, a partir de una fecha concreta, pidiendo un esfuerzo adicional a empresas y trabajadores creando una “mochila” con el porcentaje mensual que se consensue, que irá siempre con el trabajador a cualquier trabajo que desarrolle en su vida profesional, todo ello complementario a la pensión estatal referida a toda la vida laboral, permitiendo además una jubilación activa remunerada.
Peor, mucho peor, sería que se rebajasen las pensiones de forma importante, como se ha hecho en Grecia, y explicada como la salvación de la quiebra de España, que solo podría hacerlo el socialismo, pues si lo hiciera la derecha se echarían a la calle los millones de personas subvencionadas por la izquierda, incluidos sindicatos y otras organizaciones que viven del cuento de sueños imposibles.
Soy consciente que esta idea no convencerá a nadie, porque al español nos pueden hacer de todo menos tocarnos el bolsillo. Y si quieren que todo esto salte por los aires ya, que Pedro Sánchez haga ministro de Hacienda o Trabajo a Pablo Iglesias, que es un gran patriota, le honra llevar la bandera española, ama profundamente a los empresarios, que son los que dan trabajo, y es un posible optante al premio Nobel de Economía por cómo ha asesorado a Venezuela.
También hay otras soluciones: Suprimir, con reforma constitucional, las Autonomías; hacer que Cataluña pague los ochenta mil millones de euros que nos debe a todos los españoles; reformar la Constitución recentralizando el Estado y dejando dos países autónomos: Cataluña y Euskadi; recentralizar las compras sanitarias, de armas, de servicios y hasta de papel higiénico para que se realicen vía internet con tres clavijeros y salgan más baratas; reducir a la mitad los cargos políticos de todos los niveles de las diversas administraciones; en Cataluña los MENAS van a cobrar 664 euros mensuales hasta que tengan 23 años; legalizar la prostitución y el correspondiente pago de impuestos; perseguir y castigar la importación, confección y venta de productos falsificados, empezando por los manteros, cuyo importe es de siete mil millones de euros a ingresar en las cajas del Estado, sustituir el subsidio de paro por el concepto de “trabajo de subsistencia” con trabajo real para todos los ayuntamientos de España, ….. Y llegará un momento, como ya en Francia, que está actuando como líder de la masonería mundial, en el que se juzgará, y condenará, a la gente por publicar fotos de ejecuciones (asesinatos) realizadas por el Estado Islámico.
Usted debería ir eligiendo; tener una sanidad pública y una pensión como la que tiene ahora, o que las restricciones recaigan sobre otros, empezando por los conceptos antes relacionados que, estoy seguro, usted no disfruta; que no le cuenten patrañas ni escuchen palabras de sepulcros blanqueados que solo pretenden conservar el sillón de cuero que ocupan. El dinero es un bien escaso, la Deuda Pública Española impagable (y se pretende aumentar), y en el momento que suban los tipos de interés, España tendrá graves problemas financieros, y usted, con su hipoteca, también. Esta es la realidad que se nos viene, aunque los políticos no quieran reconocerlo.
Publicado en el Blog de Campos el 21-06-2019