Cataluña vista desde EEUU
Knowledge@Wharton es un foro de análisis de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania en Estados Unidos. Ha juntado a Mauro Guillén, profesor de Gestión de Wharton, Joâo Gomes, profesor de Finanzas de Wharton, Brendan O’Leary, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Pensilvania y Becquer Seguin, profesor asistente de Estudios Ibéricos de la Universidad Johns Hopkins, para hablar sobre “Desencuentro entre Cataluña y España: ¿son las elecciones la solución?”.
Lo que sigue a continuación es un resumen de lo allí hablado.
Un nuevo futuro aguarda a la región de Cataluña después del 21 de diciembre, fecha que el Presidente español, Mariano Rajoy, fijó para las elecciones del gobierno regional. Las elecciones pueden abrir el camino para una coexistencia pacífica, dicen los expertos, aunque el impacto económico y social producido por esta situación debería continuar durante muchos años en el futuro.
“En Cataluña, la situación es mejor que la media del país, la región no quiere compartir su riqueza con el resto de España. Los catalanes creen que buena parte de sus impuestos sobre la renta están siendo utilizados para socorrer a otras partes del país”, dijo Gomes.
De acuerdo con Guillén, Cataluña no debería ser reacia a compartir sus ganancias con otras regiones de España. Él dijo que “la solidaridad entre las regiones” es un principio constitucional importante en todos los países europeos, y también en Estados Unidos. “Los que son más ricos deberían ayudar a los más pobres a través de la redistribución fiscal”.
Guillén señaló que la principal ventaja económica de Cataluña es que su mayor mercado es el resto de España. “Las empresas con sede en Cataluña son exitosas porque durante muchos años pudieron operar en un mercado protegido, aprendieron cuáles son las preferencias del consumidor y comprendieron cuál es la mejor manera de vender allí”, agregó. “Ahora que hay libre comercio en toda Europa, las empresas con sede en Cataluña, tanto locales como multinacionales, están en ventaja en el mercado español”.
“En primer lugar, con sus acciones, el Gobierno catalán ahora destituido representaba menos del 50% de los catalanes”, dijo. “Sólo lograron mantener una mayoría en el parlamento porque la asignación de los escaños privilegia a las pequeñas ciudades en detrimento de las grandes”. La situación se complicó cuando el Gobierno catalán decidió crear políticas, entre ellas la de un referéndum por la independencia, que no contaba con el apoyo de la mayoría, agregó.
Guillén explicó cómo las cosas luego se fueron de las manos. “El Gobierno catalán declaró la independencia sin tener un mandato popular para ello, y estaba desviando recursos financieros de varios programas sociales para la organización del referéndum y preparando el terreno para un nuevo Estado”. “Ninguna constitución europea lo permite, ni siquiera las constituciones de EEUU y Canadá”.
Si España retira las acusaciones realizadas a Puigdemont y a sus ministros, habría espacio para negociación entre los dos lados, según Seguin. Si eso sucediese, “sería una demostración de confianza”, dijo O’Leary. El Gobierno de Rajoy podría revocar o reducir drásticamente la aplicación de una cláusula constitucional —el artículo 155— que confiere al Gobierno de Madrid poderes absolutos sobre las instituciones estatales de Cataluña.
Difícilmente España propondrá que se retiren las acusaciones contra Puigdemont y sus ministros para dar paso a las negociaciones, dijo Guillén. “Esa es una cuestión complicada, ningún país de Europa o de América del Norte habría tolerado lo que el Gobierno catalán ha hecho en los últimos tres o cuatro años”, dijo. “El deseo de independencia en un cierto segmento de la población no es justificación para subvertir las prácticas democráticas y la economía”.
“La única opción real y legal consiste en [. …] reunir apoyo internacional para algún tipo de Estado catalán y de independencia que garantice su legitimidad”, dijo Seguin. Sin embargo, la Unión Europea apoyaría a España, que es su Estado miembro; Cataluña no encontraría apoyo ni siquiera de las Naciones Unidas, añadió. “La UE no tiene más opción que apoyar al Gobierno español”, dijo Guillén, señalando que toda constitución de un país miembro de la UE forma parte del derecho de la UE. “Además, la UE no quiere que los movimientos nacionalistas prosperen”.
“Ahora toca elecciones en Cataluña, y la preocupación no debe ser la cuestión de la independencia, sino todas las demás cuestiones que afectan a la región: empleo, programas sociales, educación, entre otras”, dijo Guillén.
Consecuencias para la economía. Seguin recordó las advertencias del Informe de estabilidad financiera de noviembre de 2017 que el Banco de España divulgó la semana pasada. “En un escenario más severo y prolongado de tensiones, el PIB caería en términos acumulativos en torno a más de 2,55 puntos porcentuales entre finales de 2017 y 2019”, dice el informe. “Eso muestra los riesgos económicos significativos y los costos de la situación causados por las iniciativas de independencia de Cataluña”.
O’Leary no está convencido de que los resultados de las elecciones produzcan una solución permanente. “Si las elecciones son libres e imparciales, sólo tres resultados son posibles”, dijo.
“Uno de ellos sería una mayoría legislativa mayor de aquellos que están a favor de la división, lo que sería un fracaso embarazoso para la estrategia coercitiva de Madrid.
Otra posibilidad es la victoria de los que quieren quedarse en España, pero deberá ser una victoria apretada, que dejaría a muchos catalanes alienados.
Por último, un empate, que es algo parecido a lo que tenemos ahora. Por lo tanto, es difícil creer que las elecciones resuelvan fácilmente los problemas”.
Entre hoy y las elecciones, con Madrid gobernando Cataluña, “las tensiones sólo pueden aumentar”, señaló Gomes. Tanto él como Seguin dijeron que esperan que el resultado de la elección sea más o menos el mismo de hace dos años. Seguin esperaba una mayoría de más del 50% para los partidos pro-independencia. Sin embargo, eso no significaría necesariamente que ganaría el 50% del voto popular, necesario para que reivindiquen un mandato más legítimo en Cataluña, dijo. En esa eventualidad, “las tensiones se dispararían”, advirtió.
O’Leary. “Si los catalanes separatistas ganan, pienso que optarán por una campaña de desobediencia civil sostenida”.
Guillén. “El sentimiento nacionalista más empedernido entre una minoría de catalanes continuará vivo en el futuro”.
“Se espera que la elección de diciembre ayude a la mayoría de la población y los partidos políticos a fijarse en las cuestiones más urgentes del empleo, la economía, los programas sociales, etc.” Guillén dijo que es “optimista respecto al hecho de que los partidos pro-independencia estén comenzando a darse cuenta de que no se dan condiciones reales para la independencia”. Él espera que, después de las elecciones, todos los lados den los primeros pasos para restaurar la normalidad, aunque cree que “el proceso de curación y reconciliación se demorará años”.
Publicado en PUERTA DE MADRID de Alcalá de Henares núm. 2494 del 25-11-2017
Publicado en el Blog de Campos el 25-11-2017